La noche del martes, todo el mundo se había
colgado de CNN. Estaba en el aire “la entrevista del año” y su estrella,
Ismael Cala, el mismo que, en un insólito peregrinaje por muchos
programas de televisión, se quejó la semana pasada de haber sido
plantado por el presidente Evo Morales.
Fue una
entrevista preparada durante tres meses, con tres errores capitales: el
periodista dijo que el “ama sua”, el “ama llulla” y el “ama qhella” son
una trilogía aymara (y el entrevistado no aclaró que es quechua), que La
Paz es la capital boliviana y que era ideal para el fondo y la rejilla
del programa una tonada peruana.
Más allá del gafe
muy usual en este oficio, lo demás corrió como algo familiar para
nosotros. Todas las respuestas del cara a cara las sabíamos. Claro,
quizás el público internacional de CNN no sepa qué temas dominan la
agenda boliviana de la información.
Amilanado por
tanta catarsis previa, aunque arropado con tantos que quisieran una foto
con él o ser como él (yo prefiero a Restrepo, Ramonet, López Vigil,
Bastenier, Archondo, Guzmán, Orduna, Zambrana, Álvarez y otros colegas
domésticos de gran talante profesional que quizás olvido citarlos), Cala
hizo lo de su libro: Cala contigo, el poder de escuchar. Con Evo,
escuchándolo y hasta asintiendo —con un “ajá” y un “ok” recurrentes— las
alusiones y proclamándolo: Es un “líder y estandarte mundial en que se
ha convertido Evo Morales”.
Vapuleado y sin capacidad
de reacción, ni réplica ni dúplica, preocupado en aclarar que la
entrevista va sin cortes (pero con más cortes que preguntas). Quizás al
final encontrábamos algo de la Agenda 2025 o el futuro de Evo despúes
del Palacio de Gobierno con la pregunta de epílogo, pero nada, sólo una
tomadura de pelo.
— Presidente, ¿qué le quita el sueño?
— Una siesta.
Morales había ensayado la tangente, una explicación sobre cómo
aprovecha cinco, diez o 15 minutos para quitarse el sueño y despertar
luego “chalinga”. ¿Y la réplica? Aunque con algo de dignidad ante tanta
bronca presidencial por el lloriqueo: “Yo simplemente opté por el
derecho de cualquier ciudadano, libre de decidir, abrir mis horizontes y
vivir fuera de mi país natal”. Así es, pienso igual.
Publicado en el suplemento Animal Político de La Razón
quien paga a quien para que alguien diga lo que tiene que decir y asi tenga su pega y paga junto con la hipocrecia de por medio haciendo creer al humilde que es un tonto que puede tragarse lo que le meten por los ojos y la oreja?
ResponderEliminarbla bla bla bla (escribiré algo para que alguien lo lea, aunque no lo lean, con tal que lea el q me paga y diga que lo leen y no me bote de mi pega) que chichis que gano.
ResponderEliminarajummm ya me da sueño.
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