lunes, 29 de octubre de 2012

18 horas de "sombra" al presidente Evo Morales

La Razón / Rubén D. Atahuichi López
00:01 / 28 de octubre de 2012
Del almuerzo, se comió la sopa de macarrones con maní y sólo el pejerrey del segundo. “Presidente, cómase la phisara, está muy rica”, le dije, sentado a su izquierda en el comedor del Palacio de Gobierno. “No, ya me harté”, respondió, y enseguida instruyó a su asistente que sus pilotos alisten  su avión —desde el que gobierna, como en su despacho o las comunidades— con destino a Cochabamba.
11.43 del jueves 25, temprano para la comida. A esa hora, el mandatario Evo Morales sabía que donde vaya en el día iba a comer más de la cuenta. El escudo de su plato, con la inscripción de “República de Bolivia”, quedó aún cubierto de phisara (graneado de quinua) y ensalada cocida; ni qué decir de la gelatina de frutilla... Lo asintió con una mueca de resignación el mesero Rubén Ticona.
El Jefe del Estado había llegado a las cinco de la madrugada a su oficina, con la idea de someterse durante todo el día al seguimiento de más de 18 horas de su rutina por parte de La Razón. Ni bien lo hizo, la Casa Militar le dio el primer regalo en la víspera de su cumpleaños 53 (nació en 1959 en Isallavi, Oruro): una valija negra con ruedas que mostró muy contento. Más tarde, recibió más obsequios, y, si hacemos números, mordió cinco veces torta, comió tres veces luego del almuerzo, bebió un vaso de vino y otros de chicha, extracto de uva y agua, hizo dos mudas de ropa, durmió 17 minutos (en el avión, de ida a Cochabamba), vio a cinco de sus 20 ministros, en un par de veces estuvo a 8.534 metros sobre el nivel del mar, tuvo cuatro reuniones y pronunció cantidad similar de discursos en también correlación a actos formales y populares en dos ciudades. Y en esos discursos incidió con tres ejes: hay que generar más energía eléctrica (6.000 megavatios) hasta 2025, hay que comenzar a construir nuevos actores políticos y sociales, y exhortar a los bolivianos al pago de impuestos.
Ironías. Considerado muy puntual y metódico por la ministra de Comunicación, Amanda Dávila, la jornada “oficial” de la primera autoridad del país comenzó con quienes le pusieron en jaque hace tres semanas, una comitiva de la Federación de Cooperativas Mineras de Bolivia (Fencomin). Nada más al ingresar a las 05.15 al salón Dorado del Palacio Quemado, el Mandatario hizo algo típico en él: saludar con ironía. “Compañero Albino (García), se hicieron derrotar con el bloqueo”, le espetó al dirigente antes del inicio de la conversación, en alusión a las protestas del gremio social.
“Estamos en el proceso de cambio”, le dijo muy solemne el cooperativista a Morales. Un monumento de minero sobre roca en miniatura de regalo, que en el tiempo breve de la antesala estaba oculto en una caja de aceite Sao, pareció ser la excusa.
No se salvó el equipo político del Movimiento Al Socialismo (MAS) en la Asamblea Legislativa Plurinacional, conformado por los senadores Gabriela Montaño y Eugenio Rojas, y los diputados Rebeca Delgado y Roberto Rojas. “Señor periodista de La Razón, yo me ruego para que los legisladores vengan a coordinar; ya no vienen”, se lamentó la autoridad al abrir la charla con ellos, a las 06.26.
Luego, a las 08.13 y en el mismo ambiente, la comitiva del gobernador del Beni, Haisen Rivera, y de Jessica Jordan, la candidata a la Gobernación por el MAS, sufrió la burla presidencial. Esta última manipulaba su móvil mientras comenzaba la reunión, cuando Morales asestó: “Compañera, aquí está prohibido chatear y enamorar”. Haciéndole juego, la beniana replicó: “Ni Facebook tengo, el Álvaro (García Linera) vive en el Facebook”. 
Pudo ser más serio con el ministro de Gobierno, Carlos Romero. Éste informó al Presidente del Estado sobre la situación del secuestro y posterior liberación de Ana María Flores, la incautación de 40 vehículos en Challapata y la protesta de trabajadores municipales en La Paz, entre otros temas. Luego, a 20 minutos de las ocho, el alcalde de Batallas, Bernabé Balboa, y el presidente del Consejo Agrario de esa comunidad, Mario Pati, consiguieron que Morales se comprometa a construir un coliseo en el municipio paceño.
Fin de las reuniones pactadas. Muy agitada, a las 08.24 llegó al Palacio de Gobierno la ministra de Planificación, Viviana Caro, quien, en la oficina de la Jefatura de Gabinete,  preguntó por el Mandatario. Al verla, Dávila le avisó que el viernes debían estar todos los ministros en el acto por el aniversario de Morales. Su colega expresó dudas sobre su asistencia o no al festejo presidencial.
Gobierno. En una pausa en sus actividades, Morales hizo de guía para La Razón. Mostró su despacho —pocas veces lo hace— y nada más al ingresar en el apartado del segundo piso del Palacio de Gobierno, le pidió (dijo “por quinta vez”) a su jefa de Gabinete, Alejandra Claros, que de una vez retirara los tres dibujos de Alcides D’Orbigny de una de las esquinas. ¡Cómo, si D’Orbigny “fotografió el país en el siglo XVII!, lo refuté. “Es que prefiero artistas de ahora, como Gastón Ugalde y Mamani Mamani o fotografías del Che Guevara”, respondió.
Claro, tiene un tallado de madera con las figuras de Túpac Katari y Bartolina Sisa, de Ugalde, y otro pequeño del Che, a la izquierda de su sillón. “Son mis fuentes de inspiración”, confesó. Se sentó para la sesión de fotos y con una sonrisa encendió su televisor de pantalla plana, de 22 pulgadas. Cuando lo hizo, apareció CNN. “Es, pues, para monitorear a quienes nos tergiversan”, admitió.
En la sala contigua a su oficina, llaman la atención dos cuadros pintados con coca: una del Che y otra del propio Morales, ambos también de Ugalde. “Cuando Philip Goldberg me visitó, le hice sentar a propósito delante del Che, para las fotos”, contó respecto del Embajador de Estados Unidos que expulsó en septiembre de 2008 debido a una supuesta injerencia del diplomático en sectores conservadores del país. Minutos antes, en ese mismo lugar había recibido otros presentes de parte del contingente del Batallón Colorados de Bolivia, que resguarda el histórico edificio republicano.
Allí suele reunirse con parte de su reducido entorno ministerial. Dijo que desde esos ambientes gobierna el país, como lo hace en el nuevo FAB-001 Falcon Dessault 900, avión de fabricación francesa (con el que viaja casi diariamente), y las comunidades (le falta poco para terminar de visitar los 337 municipios del país).
Doctor. A las 10.07 se organizó un despliegue de seguridad impresionante. Un oficial, con mediación directa de la ministra Dávila, asignó el “cuarto” vehículo de la caravana de motorizados que esperaban fuera de la casa de gobierno al Jefe del Estado. A las 09.35, luego de 16 minutos de recorrido, la comitiva presidencial, con Dávila y el ministro de Defensa, Rubén Saavedra, llegó a la Escuela Militar del Ejército (EMI), en la zona de Irpavi.
En un acto de honor por los 62 años del instituto y bajo la Orden 046/2012 de la academia, Morales fue distinguido como Doctor Honoris Causa, otro de más de una docena de ese tipo en su haber. En su discurso de 14 minutos, el Presidente habló de un plan de energía eléctrica para 2025 y allí dijo a los estudiantes y militares jóvenes que son los futuros actores del desarrollo del país.
Aunque había duda sobre si la autoridad almorzaba o en el Palacio de Gobierno o en Cochabamba, la decisión final fue por el primero. Al retorno al Palacio, a las 11.35, una delegación de chicos y profesores del kínder Virgen Niña de El Alto coincidió con la presencia en el edificio del Mandatario. Israel, niño de menos de 40 centímetros de tamaño que padece enanismo, sorprendió a la autoridad. ¿Cuántos años tienes? “Siete”, respondió con entusiasmo y con una vocecilla tierna.
Luego, a las 11.43 se juntaron en la comida Morales, el canciller David Choquehuanca; Dávila; el viceministro de Coordinación Gubernamental, Javier Baldiviezo, y los periodistas de La Razón. Entre charla informal, ironías y chismes de parte del anfitrión principal, el almuerzo terminó a las 12.25. El viceministro aprovechó la ocasión para hacer que el Jefe del Estado firme varios documentos, entre ellos el reglamento de la Ley de Telecomunicaciones, la transferencia de bienes a favor del municipio de Huacareta (Chuquisaca) y la declaración “por quinta vez” —como dijo Baldiviezo— del Illimani como patrimonio. “Se aprovecha este viceministro”, se burló Morales.
La comida de rigor, refresco de mokochinchi (de durazno seco, que tomó con gusto Choquehuanca, como todos) y cubiertos de plata le dieron tono especial a la merienda.Morales preguntó a su asistente sobre si su ropa estaba o no lista. Luego fue por la muda, mientras sus acompañantes de viaje a Cochabamba salieron hacia los siete vehículos de la caravana. A las 12.35 partió ésta rumbo al aeropuerto del Grupo Aéreo de Caza (GAC). Allí esperaba funcionando el lujoso Falcon 900.
Cochabamba. El aparato es muy cómodo, de dos filas de asientos de cuero beige. Morales ocupa siempre dos de ellos frontales, uno para recostarse y otro para extender sus pies. Además de esos, hay otros tres pares, más dos sofás en el gabinete de atrás. No hay rastros de colillas de cigarro en los ceniceros empotrados en madera fina y barnizada de los costados, con monitores manuales de información pequeños. Un piso mullido y esponjoso beige, un monitor con vista hacia las ruedas y la pista, además de otros dos para información y un pequeño televisor para el Presidente completan el ambiente.
Al sentarse, Morales recibió el parte del suboficial Víctor Choque Chirinos, a quien le pidió hacerlo con el puño derecho en alto. La misma operación exigió al retorno de Cochabamba. Muy gentil, el militar de la Fuerza Aérea cubrió con una manta color vicuña las piernas del Presidente, cuando a las 13.17 la nave cobró altura pilotada por el coronel Javier Zabala Saldías y el mayor Marco Choquehuanca Marín. En la misión fueron además Dávila, Choquehuanca y los dos periodistas (a la vuelta se sumaron el senador Isaac Ávalos y las asistentes del Mandatario y el Canciller).
Al llegar a las 13.47 a Cochabamba, esperaba la comitiva de Leonilda Zurita y Célima Torrico, fieles compañeras de Morales, y tres oficiales de la seguridad presidencial. 13 minutos después, Morales fue a su casa, al encuentro de su hijo Álvaro, que este año se gradúa como bachiller. Éste lo acompañó a la inauguración de la sede del Fondo Productivo Social (FPS), en la zona Villa Moscú. Allí, el Jefe del Estado cuestionó el “Estado inquilino” que fue Bolivia, en alusión a la condición en la que antes se encontraba esa institución. Se sumó al acto el ministro de Aguas y Medio Ambiente, José Zamora Gutiérrez. Allí hubo comida a montones, y Álvaro, un muchacho moreno y fornido, con la camiseta negra de Barcelona, se encargó de almacenar los platones de chicharrón, conejo y rosquillas en el Toyota Sequoia presidencial (en la noche estaban en el sofá del avión).
A las 16.50, el Presidente llegó a la sede de la Confederación de Campesinos de Cochabamba, cerca de La Coronilla, donde un centenar de estudiantes terminaba el congreso Yo 20-25. Fue el tercer discurso presidencial, que comprometió el recambio generacional para el mando político y social con miras al Bicentenario del Estado. Así, Morales propuso “limitar la edad de las autoridades elegibles a 65 años”. También contó que la reina Sofía le comentó que en poco tiempo los países pobres, como Bolivia, serán más ricos.
Mientras, en la avenida Huayacán, cerca de la casa del Presidente en la zona Las Rocas, una multitud esperaba para la inauguración de la vía (de 600 toneladas de asfalto y Bs 35 millones de costo) al Mandatario, al gobernador Edmundo Novillo y al alcalde Edwin Castellanos. La comitiva llegó al palco a las 19.50 y el Presidente fue recibido con marcha marcial por dos bandas de música juntas. En su discurso, el Jefe del Estado repitió el discurso del día y nunca dijo por su nombre al Alcalde, a quien popularmente le dicen “Cholango” (por el tinku Cholero que solía cantar mientras era guitarrista y vocalista del dúo Tupay). “Evo cumple y Cholango también cumple”, arengó Castellanos, para quien las obras ya no son “estrella”, sino “de impacto social”.
En una vivienda contigua al acto, protocolo de la Alcaldía había preparado una comelona con un exquisito p’ejtu (carne de pollo, mucho ají, chuño mezclado con habas, y papas). Allí, los anfitriones le hicieron morder la última torta a Morales, quien no dejaba de sacarse fotos con los invitados a la cena. Minutos después, el general Luis Fernando Montaño, de la Guarnición Militar de Cochabamba, organizó otro acto en honor del Capitán General de las Fuerzas Armadas en el aeropuerto. Allí, el coronel Darío Leigue recordó que Morales es “el único presidente soldado en democracia” y le obsequió un baúl tallado en mara. Un vino y fideo uchu (ají de fideo) cerraron la celebración.
A las 22.36, el avión aterrizó en El Alto. Media hora después, Morales se desperezaba en la residencia de San Jorge, en La Paz, donde concedió la última charla a La Razón, de 11 minutos. Seguramente se ha quedado pensando en la niña que cerca del mediodía le susurró en el Palacio de Gobierno: “Vas a ir a mi casa, ¿ya?”. Claro, el Mandatario ordenó a Baldiviezo comandar el trabajo de Inteligencia para hallar en unos días a la pequeña y cumplirle el sueño.

Esta crónica fue publicada en el suplemento Animal Político de La Razón

Obras en el Silala son sólo el inicio

Evo Morales - Durante el día a día de Morales que contamos en esta edición, el Presidente esquivó la grabadora. Al aceptarla con creces, impuso diez minutos para la entrevista, pero ésta se extendió un minuto más y aquél cuestionó ese descuido de Animal Político.


La Razón / Rubén D. Atahuichi López / La Paz
00:01 / 28 de octubre de 2012
El Primer Mandatario considera que Chile “no tiene ningún derecho” cuando reclama tuición sobre el manantial que se origina en el noreste del departamento de Potosí. Su declaración coincide con el inicio de obras en la zona. En otros asuntos, Evo Morales dice que el Gobierno “nunca” ha pensado en una regulación a las redes sociales. Sobre las relaciones con Estados Unidos afirma que “es deseable reponer embajadores”, aunque asegura que si es para sentar injerencia, es mejor no hacerlo.
— Ha tenido una jornada más intensa que ésta?
— Sí, hoy apenas estuve en dos departamentos. Mi récord en un solo día es cinco departamentos. Como cuatro veces estuve en cuatro; siempre se presenta esta clase de actividades.
— ¿Qué destaca de esta jornada?
— A ver... la última concentración, en la entrega de la avenida Huayacan (el jueves, junto al Alcalde de Cochabamba), mucha gente y mucho aprecio. Fue un trabajo conjunto entre el Alcalde y el Gobierno. También la reunión de las juventudes (Yo 20-25), aunque no hubo tiempo para escucharlas;  qué lindo hubiera sido escuchar sus pensamientos. Se siente que hay aprecio. Con Yo 20-25 se siente que hay un movimiento de la juventud orientada al Bicentenario del Estado. Empiezan a organizarse ya en dos departamentos y esto va a continuar en todo el país.
— Les ha contado lo de la reina Sofía...
— La reina Sofía me dijo en la cena que hicimos en honor de Su Majestad: “Evo, ahora ustedes van a ser los ricos, nosotros los pobres”. Me sorprendió, pero muchas veces me preguntó: “¿Cómo han hecho para levantar rápidamente a Bolivia?”. Le comenté sobre la nacionalización, que las petroleras ahora no son dueñas, sino socias, como la Repsol; que no se han ido y van a seguir invirtiendo; que son prestadoras de servicios y ahora están pasando a otra etapa, que es la de darle el valor agregado a nuestros recursos, especialmente al gas.
— Usted le ha dicho “nuestra reina” y “lo pisado está pisado”...
— Claro… Es un simbolismo; qué bueno sería que un día el planeta sea uno sin oligarquías, sin monarquías, sin jerarquías... Eso será una rehabilitación de los habitantes en el mundo.
— La relación con España es distinta a con Estados Unidos. Volvería a decir que la relación con la embajada es una…
— Hable, hable...
— Caca.
— Tal vez el término no fue adecuado. Si piensan que el término es exagerado, (pido) disculpas al pueblo, no al imperio. Lo que nos hicieron antes es imperdonable. Que hayan impuesto políticas sociales, y saqueando nuestros recursos, es irreparable por parte de esas potencias. Ahora que nos hemos       liberado políticamente y económicamente, no hay nada que debatir con ellos.
— Carlos Mesa nos contó en  Animal Político que alguna vez David Greenle le dijo que Inteligencia de su país supo que querían matarlo mientras usted era diputado. ¿Qué tan cierta es esa versión?
— Muchas veces nos salvamos de atentados contra la vida y, si bien Mesa comenta eso, es la verdad; lo intentaron, nos han perseguido… La DEA, especialmente en el gobierno de Jorge Quiroga, lo planificó. Es también imperdonable, me acuerdo perfectamente…
— ¿Su expulsión?
— No, acabar con la vida. Y la investigación que hizo muy bien Estela...
— Caloni...
— Caloni, de Argentina, fue impresionante. No sé cuántas veces nos hemos salvado la vida.
— ¿Qué ha hecho para cuidarse?
— Sobre todo estaba apegado a mi organización, a las Seis Federaciones, que han sido mis grandes protectoras. La experiencia que tengo es: cuando uno defiende a sus bases, las bases defienden a su dirigente. Ahora está pasando lo mismo; cuando un presidente trabaja para  el pueblo, el pueblo lo defiende.
— ¿Las obras en el Silala son una señal fáctica, práctica?
— Sí, es un inicio… Es importante que el pueblo boliviano aproveche sus recursos hídricos; las vertientes están en territorio boliviano, es nuestra tarea, nuestra obligación, aprovechar las vertientes.
— ¿No lo ha llamado Sebastián Piñera tal vez para reclamarle por quizás esa “provocación”?
— Ninguna provocación. Dentro de los derechos internacionales y las relaciones bilaterales, nunca jamás puede haber alguna provocación por el aprovechamiento de nuestros recursos hídricos.
— Considerando que Chile reclama cierta tuición sobre el  manantial...
— Pueden hacerlo, pero no tienen ningún derecho. Es nuestro derecho a aprovechar las aguas del Silala.
— ¿Qué proyectos más van a hacer sobre el Silala?
— Oportunamente planificaremos; tenemos algunas (iniciativas) muy importantes para aprovechar las aguas del Silala.
— Lauca ha estado abandonado por mucho tiempo, sin una acción gubernamental. ¿Su gobierno va a hacer algo al respecto?
— Sí, está trabajando la Cancillería y con seguridad va a haber… Vamos  a ir planificando, consultando expertos… Ése sí es un río internacional y dentro de ese marco, de las normas internacionales, quienes no respetan las aguas del Lauca tampoco tienen derecho a hablar sobre el Silala.
— A fin de cuentas, ¿cómo se va a encauzar este juicio ante cortes internacionales por el mar? ¿Hay fechas?
— Sí, está trabajando en eso la Dirección de Reivindicación Marítima (Diremar).
— Se ha dicho que hasta fin de año podría estar...
— Mediante Diremar, Bolivia está preparada.
— Chile ha destinado 14,8 millones de dólares para hacer una eventual defensa ante La Haya...
— Es su derecho, pero acá tienen que mandar razones y no imposición de recursos económicos (sic). Yo me he reunido con algunos equipos, tribunales en La Haya, que entienden perfectamente, y consultando a los organismos internacionales, a los expertos, tenemos todo el derecho; nosotros tenemos la razón. (El de 1904) es un Tratado injusto, impuesto, incumplido además de eso. Solamente un ejemplo: ¿dónde está el ferrocarril Arica-La Paz? Que nos digan si ellos han cumplido con el Tratado  de 1904.
— Volviendo a Estados Unidos, ¿es posible revisar el acuerdo marco? El ministro Juan Ramón Quintana ha anunciado esa posibilidad.
— Mmm... revisar para su aplicación, si se aplica o no se aplica. En eso consiste la revisión.
— ¿Qué términos del acuerdo están débiles?
— Primero, hay que poner en práctica. Ni siquiera podemos intercambiar o reponer embajadores…
— ¿Bolivia está dispuesta a reponer embajadores ya?
— Es deseable, no es definitivo para los bolivianos. Si es una embajada o un embajador que no conspire, bienvenido; pero si es para tomar acciones políticas, es mejor no tener embajador de Estados Unidos en Bolivia.
— ¿Le es indiferente que gane Barack Obama o Mitt Romney?
— Para mí, es lo mismo, ya probamos, ya hemos visto cómo va.
— Al final, ¿se va a construir la carretera? La consulta parece avanzar inminentemente.
— Esperamos la conclusión de la consulta para ver qué hay que hacer.
— ¿Ya hay posibilidades más certeras de que haya carretera?
— Todavía no tengo qué opinar, pero hasta ahora hay una excelente participación de 51 o 52 comunidades. Sí a la carretera, no a la intangibilidad, es una conciencia desde las mismas comunidades que están dentro del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).
— ¿Ha hablado con el fiscal Ramiro Guerrero respecto de una coordinación?
— Sólo felicitación, nada más.
— ¿No se ha sentido incómodo o preocupado por el “acoso” que ha tenido en esta jornada por un medio de comunicación específico?
— Es normal, es de cada día; no hay ninguna molestia. Más bien es un halago que la prensa nos pueda acompañar.
— Álvaro García Linera dijo que lo insultan a través de las redes sociales. ¿Le ha mostrado un insulto a través de esas redes?
— Muchas cosas hemos leído, pero el Vicepresidente nunca ha dicho que hay que controlar o cerrar (las redes sociales); nos encanta informarnos (sobre lo) que dicen los  opositores, que tienen libertad de opinar, aunque con tantos adjetivos, pero es parte de la democracia. Paciencia y paciencia ante tantas humillaciones en las redes sociales.
— ¿Lo que quiere decir que no va a haber una regulación a las redes?
— No, nunca la hemos pensado; sólo la prensa ha tergiversado.
Perfil
Nombre: Juan Evo Morales Ayma
Nació: 26-10-1959
Profesión: Agricultor
Cargo: Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia
Cumple...
El jueves, en un encuentro con jóvenes de Cochabamba, el Presidente del Estado sostuvo que no le gusta cumplir años, debido a que, por el contrario, se reducen los años de vida. En 2006 llegó a la primera magistratura del país tras cumplir 46 años de vida.  

Entrevista publicada el 28 de octubre en el suplemento Animal Político de La Razón
Fotografías: Ángel Illanes

viernes, 26 de octubre de 2012

Morales dice que el Gobierno “nunca ha pensado” regular las redes sociales

Rubén D. Atahuichi López


El Gobierno “nunca” ha considerado la posibilidad de regular las redes sociales y, al contrario, va a tener paciencia ante los insultos que —como denunció el vicepresidente Álvaro García Linera— el presidente Evo Morales recibe a través de esa plataforma en internet.

“No, nunca la hemos pensado; sólo la prensa ha tergiversado”, respondió el Mandatario en una entrevista que el domingo 28 publicará La Razón en su suplemento Animal Político.
“Muchas cosas hemos leído, pero el Vicepresidente nunca ha dicho que hay que controlar o cerrar (las redes sociales); nos encanta informarnos (sobre lo) que dicen los opositores, que tienen libertad de opinar, aunque con tantos adjetivos, pero es parte de la democracia. Paciencia y paciencia ante tantas humillaciones en las redes sociales”, dijo Morales.
El domingo, en un acto público en el trópico de Cochabamba, García Linera dijo que toma nota de quienes insultan al Presidente del Estado. “Aquí tengo guardadito en el celular, cómo en las redes sociales, en el Facebook, en Internet, lo insultan al Presidente (…). Siempre estoy entrando a Internet y voy anotando con nombre y apellido a los que realizan insultos contra nuestro Presidente”, afirmó.
La declaración de la autoridad ha generado molestia en las comunidades virtuales y políticos de oposición, y algunos legisladores del Movimiento Al Socialismo (MAS) incluso han planteado la posibilidad de debatir una eventual regulación de Internet.

La versión EFE:

Morales asegura que "nunca" ha considerado controlar las redes sociales
  
   La Paz, 26 oct (EFE).- El presidente boliviano, Evo Morales,
afirmó que su Gobierno "nunca" ha pensado en controlar las redes
sociales y aseguró que "la prensa ha tergiversado" la preocupación
expresada por otras autoridades por los insultos contra el
mandatario en internet, informó hoy el diario La Razón.
   Morales hizo la declaración a ese matutino paceño en una
entrevista, que será publicada completa este domingo 28, pero que
fue adelantada hoy en su edición digital.
   "No, nunca la hemos pensado; sólo la prensa ha tergiversado",
aseguró Morales respecto a esa posibilidad planteada esta semana por
algunos parlamentarios oficialistas, luego de que el vicepresidente
Álvaro García Linera dijera que ha detectado a personas que usan las
redes sociales para insultar al gobernante.
   "Muchas cosas hemos leído, pero el vicepresidente nunca ha dicho
que hay que controlar o cerrar; nos encanta informarnos qué dicen
los opositores, que tienen libertad de opinar, aunque con tantos
adjetivos, pero es parte de la democracia", dijo el mandatario.
   Agregó que solamente tiene "paciencia y paciencia ante tantas
humillaciones en las redes sociales".
   El vicepresidente afirmó el domingo que "siempre" entra al
internet y que anota "con nombre y apellido los insultos" que hacen
a Morales, lo que, según dijo, le da "rabia".
   El jefe de los diputados oficialistas, Roberto Rojas, declaró
después que las personas que insultan a Morales en el Facebook
deberían ser denunciadas por "discriminación" y anunció que
retomarán una idea anterior para aprobar un proyecto de ley de
regulación de las redes sociales.
   Sin embargo, García Linera admitió hoy que "es imposible colocar
algún tipo de regulación" en las redes sociales, si bien resaltó la
importancia de que los usuarios tengan "ciertos principios éticos" y
sepan expresar y sus críticas "con altura y argumentos", evitando
los "adjetivos" y las ideas racistas o discriminatorias.
   "Las redes forman parte de una estructura planetaria inmaterial,
imposible de ser controlada, imposible de ser sancionada (...) ¿Cómo
se regula eso? Se habla, se dialoga, se convoca, no podemos hacer
más", afirmó el vicepresidente en rueda de prensa. EFE

lunes, 22 de octubre de 2012

Las incontrolables redes sociales

Rubén D. Atahuichi López


Fue por la red Twitter que Samuel Doria Medina insinuó que el presidente Evo Morales era padre de un/a niño/a con la hija adolescente de la ministra de Desarrollo Rural, Nemesia Achacollo. Uno se pregunta ingenuamente por qué el líder de Unidad Nacional (UN) tuvo que apelar a ese soporte de Internet para hacer lo que hizo. No fue casualidad…
Podía —tranquilamente— llamar a conferencia de prensa y, de cara a la opinión pública y ante los medios de información, denunciar (si es que hacerlo, meterse en la vida privada de otras personas, corresponde) lo que hizo correr como rumor. Lo hizo y, en charla con un periodista, el rumor alcanzó en segundos ribetes de escándalo en la red.
Como lo que hizo Doria Medina hay muchos ejemplos. Políticos, gente de a pie o periodistas usan esas herramientas para expresar sus sentimientos o sus ideas, muchas de éstas últimas con ingenio y otras, simplemente toscas o injuriosas. Cuando se descubrió la supuesta carga de uranio en La Paz, a alguien se le ocurrió mostrar al ministro de Gobierno, Carlos Romero, como Jabba el Hutt, monstruo de ficción de la saga de Star Wars, con el texto “el uranio no hace daño”; mientras era presidenta interina, Gabriela Montaño fue comparada con Excelsa, la empleada en la Familia Peluche; y desde hace una semana, luego de las declaraciones de Morales sobre las relaciones con Estados Unidos, un conocido personaje paceño lo llama “#Emocaca” (usando el hashtag quizás uno sepa quién es).
Así, miles de ejemplos, y diariamente…
Se me ocurrió escribir esto a raíz de las declaraciones del vicepresidente Álvaro García Linera, que el domingo dijo que toma nota de quiénes insultan al Presidente del Estado en las redes sociales. “Aquí tengo guardadito en el celular, cómo en las redes sociales, en el Facebook, en Internet, lo insultan al Presidente (…). Siempre estoy entrando a Internet y voy anotando con nombre y apellido a los que realizan insultos contra nuestro Presidente”.
Si es que es así, el segundo hombre del país no debe tener ni tiempo ni espacio para hacer ese trabajito. Es que Morales tiene cada detractor en Twitter o Facebook, que la lista es interminable, desde políticos que lo tildan de “dictador” o “autoritario”, gente que no le baja de “burro” o “indio”, o periodistas despojados de su personalidad profesional “imparcial”. Claro, los menos,  críticos con razón y sin insultos como arma de discrepancias.
Son tan libres esas plataformas, que sólo los fundamentalistas se atreverían a controlarlas, como parece que los hay en algunas esferas políticas. Claro, si bien García Linera dijo que anota esos comentarios, algunos políticos del partido de gobierno comenzaron a hablar de una ley que regule el uso de Internet en el país, que —seguro— va a generar mucha polémica.
Menudo problema en el que acaba de meterse el Vicepresidente. Ni bien dijo lo que dijo, en las redes sociales proliferaron opiniones, cuestionamientos y otros insultos, esta vez contra él.
Si bien hay necesidad de precautelar el uso de Internet, lo que hay que hacer —con norma o sin norma— es evitar que ese soporte tecnológico desvirtúe el verdadero sentido de la libertad de expresión.
Incontrolables las redes sociales, me quedo con la frase de @EnriqueIpia (Enrique Ipiña Melgar, exministro de Educación), que ayer dijo en el Twitter: “#insultos. Lamentable que se amenace a los que insultan. Pero mucho más que haya quien recurre al insulto. Es cobardía, bajeza, indignidad”.

Entre la abuela y las relaciones que apestan

Rubén D. Atahuichi López
A estas alturas de la historia plurinacional, ya se han hecho tratados sobre los dichos del presidente Evo Morales, aunque algunos sólo se hayan dedicado a hacer simples recopilaciones de lo que “normalmente” suele decir éste.
El viernes 12, en un acto en ocasión del Día de la Descolonización (si España no colonizaba a nuestros ancestros del Abya Yala, seguro que no había tal fecha, menos un desliz presidencial), la autoridad dijo sin eufemismos, contrariamente al “lenguaje diplomático”, lo que muchos mortales criollos creen de Estados Unidos. “(...) El que tenía relaciones con la Embajada de Estados Unidos (era) así como admirado; ahora —perdonen la expresión— tener relación con la Embajada de Estados Unidos es como una caca”. Tal cual. Ha debido ser tal la bronca de Morales, que al día siguiente se justificó diciendo que Estados Unidos pretendió tenderle una trampa y vincularlo con el narcotráfico. O sea, quisieron...
Quizás sean las formas las que le diferencien —ya en otro tema— de su par chileno Sebastián Piñera, quien se mandó una pachotada verbal (por decirlo menos) cuando dijo que su país defenderá su territorio “con toda la fuerza del mundo”, en una alusión innecesaria a la demanda marítima boliviana. Pero buena respuesta tuvo aquél de parte del expresidente de Bolivia Jorge Quiroga. “Usen la fuerza con su abuela, que con Bolivia no la van a usar”. Sólo le faltó el “carajo” para ser más patriotero que el mismo Eduardo Abaroa.
Sin embargo, el patriotismo suele pintarse de ignorancia en casos como el del candidato a la Alcaldía de Santiago de Chile Waldo Mora. “Bolivia busca reivindicaciones marítimas solamente para sacar droga”, dijo el hombre. Como si nos bastara eso... Hace dos semanas, el canciller trasandino, Alfredo Moreno, desnudó su soberbia al afirmar que “Bolivia carece de un derecho para reclamar una salida soberana al mar”.
La diferencia entre una y otra frase en este breve recuento es que algunas son “diplomáticas”, otras son torpes y una es burda y todos los sinónimos posibles, aunque cierta. De todos modos, el lenguaje diplomático siempre suele estar lleno de eufemismos o hipocresías.
No obstante, y como dicen, aunque Diosito se empute, son malas palabras, e igual todos la c...

‘Goni nunca dijo que iba a vender gas por Chile’

Carlos Mesa - Cinco días antes de la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada, su vicepresidente, Carlos Mesa Gisbert, le había quitado respaldo, con lo que aquél comenzó a perder fuerza política durante la crisis de  octubre.
Rubén D. Atahuichi López 
21 de octubre de 2012
A nueve años de la masacre de octubre, en la que murieron al menos 67 personas ante la represión de las Fuerzas Armadas en el campo, El Alto y La Paz, el exmandatario considera que el juicio contra Gonzalo Sánchez de Lozada está sustentado de manera equivocada. Plantear el caso   como delito de genocidio “es un error jurídico” grave. “La palabra genocidio es terrible, brutal, y expresa la decisión consciente de alguien de aniquilar a una comunidad étnica”, argumenta.
Tiene en la memoria casi en detalle lo que pasó en octubre de 2003, cuando sustituyó en el mando del país a Gonzalo Sánchez de Lozada, que el 17 de octubre de 2003 renunció y luego huyó a Estados Unidos. A nueve años de esos sucesos, aclara que su predecesor “nunca dijo que pensaba vender gas por Chile”. Carlos Mesa Gisbert cuenta episodios de aquellos fatídicos días.
En el recuento de esos pasajes de la historia, dice que ese 17 de octubre fue para él “el día más importante” de su vida. “Tuve que asumir una responsabilidad, la mayor en un país,   la de primer servidor público, en un momento tremendamente difícil, quizás uno de los más difíciles de nuestra historia republicana”.
Entonces el país se sumergía en una crisis social y política que, en el afán de ser resuelta, terminó con al menos 67 muertos, todos ellos por la represión de las Fuerzas Armadas a las protestas sociales. Mesa Gisbert considera que esos hechos tuvieron su antecedente en otra crisis, la del 12 y 13 de febrero de ese año, cuando en un refriega militar-policial, originada por el intento gubernamental de un impuesto al salario, murió una treintena de personas en La Paz.
Con esa referencia, el entonces vicepresidente expresó sus reparos a la gestión de Sánchez de Lozada en al menos tres asuntos: la incidencia del ministro Carlos Sánchez Berzaín (que luego de ser alejado en febrero volvió al gabinete en agosto), el uso de soldados en una producción privada de macororó atribuible al ministro Freddy Teodovich y el boicot del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), el partido gobernante, a la reelección de Ana María Romero de Campero como Defensora del Pueblo.
Pero la crisis de septiembre y octubre de 2003 decantó en la ruptura definitiva entre Mesa Gisbert y Sánchez de Lozada. Ambos se habían reunido el 12 de octubre, cuando el vicepresidente propuso al presidente atender las demandas sociales, que implicaba “descolocar el país”: Era “aceptar una consulta sobre la posibilidad de un referéndum o, por lo menos, una consulta no vinculante sobre la venta del gas a Chile”.
Al respecto, aclara: “Hay una ironía: Sánchez de Lozada nunca dijo públicamente, siendo presidente, que pensaba vender gas a Chile. Yo no niego que ésa fuera su intención, pero jamás lo expresó. Quien hizo la negociación fue el presidente (Jorge) Quiroga, propuesta por el presidente (Ricardo) Lagos (de Chile), pero públicamente Sánchez de Lozada jamás dijo directa ni indirectamente que el Gobierno tenía intenciones de vender gas a Chile”.
Fue el día en que espetó una frase crucial, hasta premonitoria, al presidente de la República: “Los muertos te van a enterrar”. Y eso sucedió. Una segunda reunión frustrada  en la noche acabó convenciendo a Mesa Gisbert de que, con el saldo trágico de la represión, no tenía cabida en el Gobierno más que su responsabilidad de asumir sus funciones como mandaba la Constitución.
Al día siguiente, su equipo se enteró de la decisión y analizó la situación. Pero Sánchez de Lozada mandó a su secretario, Manuel Suárez, a decirle que suba al Palacio de Gobierno. “Me dijo que, por lo menos, suba Pepe (José Galindo); le dije que no, porque significa que la Vicepresidencia no va a continuar con el Gobierno. Inmediatamente después convoqué a la conferencia de prensa”, rememora Mesa Gisbert.
— Ese 13 de octubre, ¿más o menos configuró una eventual acción tras, insisto, una eventual renuncia del presidente?
— No, porque yo tenía un convencimiento: él es un hombre muy testarudo, no va a ceder; tarde o temprano iba a terminar con la renuncia o su salida. Pero incluso pensé en si el presidente no estaba dispuesto a inmolarse en la lógica que él se planteaba y, segundo, de verdad yo no creí que eso iba a ocurrir tan rápidamente. Ocurrió el viernes; renunció ese día. Mentalmente, yo tenía un rechazo a la idea de empezar a pensar en la presidencia, porque tenía la convicción de que eso iba a desviar lo esencial de mi posición: cuando empiezas a pensar en el poder, éste se convierte en un factor que distorsiona tu razonamiento.
Obviamente, hoy no pensaría igual. Yo no reflexioné en profundidad sobre un equipo de gobierno y todo eso, sino inmediatamente después de jurar. Cuando realmente empecé a pensar como presidente fue cuando Manfred Reyes Villa, a las 10.00 del viernes 17, expresó que rompía con el Gobierno y cuando las Fuerzas Armadas le dijeron al Mandatario que ya no estaban dispuestas a seguir reprimiendo, después de que llegaron los mineros a Patacamaya.
— ¿Cómo amaneció ese 17?
— Con la idea de que la situación no estaba resuelta, de que el presidente iba a mantener su posición. El primer signo de que esto ya no tenía remedio fue la reunión que me pidieron en mi casa Marco Aurelio García (representante de Luiz Inácio Lula da Silva) y el representante del mandatario Néstor Kirchner (Eduardo Sguiglia). Ahí me di cuenta; ellos me plantearon de manera indirecta que la única salida posible que veían era la renuncia de Sánchez de Lozada. Yo ya había tenido una reunión muy dura con el embajador David Greenle (entonces embajador de Estados Unidos) el jueves en la noche.
— Fue cuando le preguntaron si tenía valor para matar...
— No, eso fue el 16. Me lo preguntó Andrés Rojas y eso hizo que yo diera un mensaje a la nación. A raíz de la pregunta llamé a Mario Espinoza y le dije que quería hacer un mensaje a la nación porque me parecía insólita (la pregunta), una provocación, porque marcaba una duda sobre mi posición en el tema. Ahí dije que no estoy dispuesto a matar.
En la noche tuve una reunión con Greenle. Básicamente planteaba dos cosas: uno, mi deber democrático; le  dije “el deber democrático lo define Bolivia, no Estados Unidos”; y, dos, Estados Unidos no va a respaldar al gobierno que salga tras la renuncia de Sánchez de Lozada. Le dije “Estados Unidos puede hacer lo que le parezca conveniente y prudente, y sabrá si quiere respaldar o no al nuevo gobierno democrático; yo simplemente soy el vicepresidente constitucional de Bolivia y si me toca ser presidente lo seré con o sin el apoyo de Estados Unidos”.
Me pareció insólito que el embajador (me condicione). Obviamente, la conversación entró en un tono duro en ese momento. Luego yo le dije “un país que tiene la doble moral como Estados Unidos no va a venir a decirme lo que tiene (sic) que hacer”.
— ¿El desplante no tuvo consecuencias?
— No. Al contrario, yo me enteré de la renuncia del presidente minutos antes de que me llamara la jefa de gabinete, María Paula Muñoz. Diez minutos antes me llamó Peter de Shazo, representante del Departamento de Estado, desde Washington; me dijo: “Señor vicepresidente, queremos decirle que nos hemos enterado de que el señor Sánchez de Lozada ha decidido renunciar”. Yo le dije “me está diciendo algo de lo que yo no estoy al tanto”. Habíamos tenido una relación muy fría, porque ya me llamó el martes (14) el señor De Shazo para decirme lo mismo que me dijo Greenle el jueves (16).
— Tanta injerencia para que desde Estados Unidos lo sepan antes de que en Bolivia...
— ¿Cómo se enteraron? ¿Por qué? No te lo puedo decir; lo único que sé es que me enteré a través de De Shazo de que el presidente había decidido renunciar. Me dijo “quiero decirle que el Gobierno de Estados Unidos va a respaldar plenamente al Gobierno constitucional de Bolivia que le corresponde a usted como vicepresidente y sepa que usted contará con todo nuestro respaldo”.
Luego, Greenle, por cierto, se portó muy bien como embajador; pero ése es otro tema. Ahí hubo una decisión de Estado de Estados Unidos, no asé en la misión militar; mi opinión es que la misión militar de Estados Unidos estuvo absolutamente involucrada en la desestabilización de mi gobierno, sobre todo en la línea del propio parlamento, del propio expresidente y de Santa Cruz.
— ¿Al final dependían del Gobierno estadounidense?
— Exactamente, pero curiosamente, yo creo que habían dos líneas en la embajada americana: una línea de halcones y otra de palomas, típica de los americanos. Pero lo de De Shazo me pareció insólito después de la presión que ejerció Estados Unidos sobre mí. Luego, claro, país pragmático.
— ¿Se sintió respaldado con esa comunicación?
— No, me era absolutamente indistinto. Yo pensaba en ese momento que había una legalidad y una legitimidad, y yo tenía las dos. Yo no tenía ninguna duda de que Estados Unidos o cualquier otro país tenían que rendirse ante la evidencia, pero probablemente era un pensamiento subjetivo, sin la experiencia de saber lo que representó Estados Unidos directamente, de la influencia directa y fuerte que tuvo sobre Bolivia.

Perfil
Nombre: Carlos Diego Mesa Gisbert
Nació: 12-08-1953
Profesión: Periodista
Ocupación: Consultor y fue Presidente de la República (2003-2005)

Ni olvido
¿Cómo acuñó el ‘ni olvido ni venganza, justicia’? “La frase surgió la mañana del 18 de octubre, en la pasarela de El Alto. Me di cuenta de que la gente estaba muy enardecida, de que quería venganza en el sentido claro de la palabra”.

Greenle me avisó que supo que quisieron matar a Evo 

Carlos Mesa Gisbert admite que, luego del impasse que tuvo con el embajador estadounidense David Greenle, éste se portó bien, aunque cuenta también que el diplomático siempre le cuestionó su relación con el entonces diputado Evo Morales.
Considera que el representante estaba molesto por el acuerdo que el Gobierno de entonces firmó con los cocaleros. “Llegamos al acuerdo del cato de coca por familia y ese acuerdo lo firmé sin absolutamente ningún tipo de consulta con la Embajada de Estados Unidos ni de intercambio de criterios con ese país”.
Sin embargo, Mesa Gisbert cuenta que hubo un cambio de actitud de parte de Estados Unidos. “Hubo un giro, porque me dio la impresión de que Estados Unidos y que Greenle en particular se dieron cuenta de que habían jalado la pita demasiado. Es decir, en gran medida son responsables de la debacle que vivió la democracia boliviana en 2003”.
— ¿Y Sánchez de Lozada?
— No, por supuesto; pero me estás preguntando sobre Estados Unidos. Cuando yo era vicepresidente, Greenle vino a decirme que hubo  un intento de asesinato contra el hoy Presidente, que ellos sabían de una conspiración para asesinar a Evo Morales, y yo le dije: “Embajador, ¿por qué no se lo dice directamente a Evo Morales? ¿Por qué me viene a contar a mí?”. En marzo de 2003, poco después de febrero, Greenle marcó una cita y vino a hablar conmigo y me dijo “el Servicio de Inteligencia de Estados Unidos sabe que hay un intento, hay una conspiración, para asesinar al diputado Morales”. Yo le dije (a Greenle): ‘¿Por qué no se lo dice a Morales?’ Entonces Greenle me respondió: “Como usted sabe, el señor Morales es una persona vinculada con la producción de coca ilegal y vinculada con acciones que tienen que ver con la seguridad de Estados Unidos y, por lo tanto, mi país no tiene diálogo con el señor. Pero yo tengo la obligación de hacerle saber a esta persona que, (a través de cierta ley) si una figura política puede ser asesinada en cualquier parte del mundo, estamos obligados a decírselo; entonces le ruego que se lo comunique”.
Al día siguiente yo llamé a Morales y le dije “ésta es la situación, le ruego por favor que mantengamos esto en reserva”. El señor Morales me metió en el baile diciendo que yo era parte de la (conspiración) y me obligó a sacar un comunicado. En fin...

Esta entrevista fue publicada el domingo 21 de octubre en el suplemento Animal Político de La Razón