jueves, 22 de noviembre de 2012

El día fue ‘censacional’ para las redes sociales en el país

La Razón / Rubén Atahuichi / La Paz
01:22 / 22 de noviembre de 2012
 
La jornada transcurrió “censacional” y hasta “censual” para algunos que tienen cuentas en las redes sociales Facebook y Twitter, que además de constituirse en grandes medios de información fueron espacios para la ironía popular sobre el censo de ayer.
“Mientras tú me ignoras, el empadronador me hace preguntas censuales”, escribió la noche del martes @OlgaViota, quien a la vez hizo de empadronadora. En minutos, la palabra “censual” se convirtió en pretexto para idear percepciones sobre el evento.
Alguien quiso zafarse brevemente de Twitter para atender a quien tocaba el timbre. “Esperen un ratito. Voy a ayudar a los empadronadores a tirar abajo ese portón. Cualquier cosa, ya saben que sí o sí seré censacionalizada”, dijo @GabrielaIchaso.  Otra estaba impaciente ante el dilema de cocinar o esperar ser censada. “Uslero, margarina, harina y ni un empadronador/ra a la vista”, tuiteó @tanlogico.
Pertenencia. En el Facebook, la viceministra de Políticas Comunicacionales, Claudia Espinoza, contó con sorna algunos detalles del empadronamiento. “Una jovencita, aplicando la boleta del censo, llega a la pregunta 29: ‘¿A qué tribu pertenece?’”.
Graciosa fue @jessicaolivares con relación a la “pertenencia” de la pregunta 29 del Censo de Población y Vivienda. “¿Pertenece a alguna nación o pueblo indígena? —No, alienígena”.@El_Dog también: “¿Pertenece a alguna etnia o raza? Soy el último de mi propia especie”.
No faltaron quienes colgaron en las redes las “evidencias” de que fueron encuestados, unas fotografías del sticker de “censada” en la puerta u otras con los empadronadores que les tocó. “¡Sonó el timbre! ¡Qué emoción!... Si no es churro, digan que tengo autismo”, se burló @_MaJo_ sobre quien debía ir a “censuarle”.
@verokamchatka cuestionó a quienes intentaron frenar el censo: “Pobres empadronadores/as de casas de rabiosos/as opositores/as. Recibirán toda esa rabia que diariamente mastican en la boca algunos/as”. 
“Censo respondido, sticker en puerta. Empadronador no se quería ir de casa, se puso a ver el partido Man City vs Real Madrid. Minutitos nomás”. @RicardoBajo contaba así la amistad que había  establecido con el voluntario.  Y @OlgaViota ensayó una despedida a su visitante casual. “¿Te vas? ¡Sólo fui un número para ti! No se enamore del empadronador sólo porque mantuvo la charla aún tras saber su edad”.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) instó a los bolivianos a participar de la cita cívica con el eslogan de “abre las puertas al censo”. “Abre la puerta al censo... no le hagas un Deszaire”, dijo @_Morelliana_, en alusión al grupo de rock que interpretó la canción oficial del evento. “Háganse un favor. No pongan a @patboliviatv, están los de Deszaire cantando ya saben qué”. @gabrielabolivia fue más inclemente con el conjunto.
Discusiones. Otro que no sabía cuándo llegaba el censador, escribió: “Abro a cada rato la ventana, y nada”. “Yo abro mi corazón al #CensoBo y nada...”, respondió @tanlogico. #CensoBo y #Censo2012 fueron los hashtag (clave) más usados en la red Twitter. Con ellos, los webactores o tuiteros podían (y pueden) informarse sobre el curso del acontecimiento.
Otra pregunta del censo que causó debate en el Twitter fue la 23, referida al parentesco con el jefe o la jefa del hogar. @AndrsGomezV, @mrduranch, @groveryapura, @roblaser y @fabianrestivo intentaron sin éxito establecer quién, entre el hombre y la mujer, tenía el papel. “¿Quién es Jefe de Hogar? Ella, digo. No, dice, es él. Le hacen caso, obviamente”, contó @roblaser. “¿Hubo coerción óptica?”, expeculó @AndrsGomez, y @fabianrestivo remató: ¡Escobástica! Aquí las sutilezas no funcionan”.
Si la juerga virtual fue entre los tuiteros, de las ironías no se salvaron algunos políticos, como el canciller David Choquehuanca, quien promueve el solsticio del 21 de diciembre, fecha fatal para el calendario maya y algunas profecías. “Crisis en el gabinete. Canciller protesta por un censo inútil dado que en un mes es el fin del mundo”, especuló @roblaser.
Tampoco los equipos de fútbol. “Wilstermanistas tranquilos: es día de censo, no ‘descenso’”. La frase pertenece a @tinchowww. No podía faltar la alusión a los periodistas. “Cuidado, ahora la prensa nos vigila y publica hasta los chistes de este mundo chacotero y criticón”, alertó @roblaser.
Lo cierto es que ayer hubo ajetreo en las redes sociales más que en las calles. “Santa Cruz parece el Sahara. Todo sea por el bien de nuestra amada #Bolivia”, describió @leofernandez1. Menos mal que no hubo “en boca censual”, como los típicos resultados “en boca de urna” de las elecciones. Quizás las ironías sigan estos días. ¡Censacional!
Otras frases en el twitter
Pajaritos
¿Qué pensarán los pajaritos de nosotros? “¡Epa! ¿Qué paso? Por qué no salen a hacer bulla como todos los días? ¿Es por algo qué hicimos? (@e_Iiana).
Deszaire
Si no te haces censar, Deszaire irá a tu casa para tocar la canción oficial del #CensoBo Ya sabes, abre tu puerta (@LaMalaPalabra).
Pregunta
Pregunta 98: ¿Busca su alma gemela en el tuister (Twitter)? (Que #CensoBO sirva para algo) (@e¿etceterum)

Nota publicada en La Razón

El chimán Del Granado

La Razón / Rubén D. Atahuichi López
00:25 / 20 de noviembre de 2012
 
El líder del Movimiento Sin Miedo (MSM), Juan del Granado, respondió ayer por adelantado la pregunta 29 del Censo de Población y Vivienda. “Yo me voy a identificar como chimán; sí, porque quiero identificarme con los pueblos indígena originarios que están defendiendo el TIPNIS (Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure) frente a la política criminal del Gobierno contra los pueblos indígenas”.
Que yo sepa, el dirigente no es indígena y, a lo sumo, debe ser descendiente quechua, por su origen cochabambino. Obvio, no tiene rasgos de chimán, ciudadano nacido en la Amazonía del país. Como Del Granado, decenas de opositores al Gobierno, intelectuales mestizos, activistas sociales y políticos o webactores han ejercitado en los últimos meses una eventual respuesta a través de las redes sociales: TIPNIS, mojeño o chimán (tsimane).
“Como boliviana o boliviano, ¿pertenece a alguna nación o pueblo indígena originario campesino o afroboliviano?”, dice la pregunta de marras. Enseguida, describe otras subpreguntas, se podría decir: Sí, ¿a cuál? (están anotadas 37 nacionalidades), No pertenece y No soy boliviano o soy boliviano.
Si leemos la pregunta a pie juntillas, se refiere a la pertenencia que puede tener una persona con relación a los pueblos o naciones indígena originario campesinos. No se refiere a la identificación que un sujeto puede tener respecto de un grupo social al que no pertenece.

No voy a abundar en esta discusión política, sociológica o antropológica que ha tenido suficiente espacio en los últimos meses. En mi modesta opinión, la identificación con las luchas sociales no cabe en ninguna de las 49 preguntas de la boleta censal.
Así, considero que es irresponsable pretender una respuesta alejada del real sentido de pertenencia. Una actuación en esa línea expresa una posición meramente politizada, a la que no debería estar expuesto el censo, un acontecimiento altamente cívico y democrático que requiere compilar información fidedigna para el diseño de políticas públicas de los próximos diez años.
Claro, quienes se plantean ese tipo de respuestas a la pregunta 29 quieren manifestar así su oposición a la administración de Evo Morales, al que no le pertenece ni políticamente ni personalmente el censo. Que a éste se opongan o resistan en comicios llamados para revocarlo o elegirlo, tienen todo el derecho; 2014 está cerca y ya comenzaron afanes con ese fin.
Cierto, la omisión de la opción mestizo —eliminada en censos de otros países— en la papeleta censal creó susceptibilidades políticas. Pudo ser una decisión adrede y quizás justificada por parte del Instituto Nacional de Estadística (INE), pero no implica un motivo para una respuesta ajena al sentido del censo. Buena parte de los bolivianos somos mestizos, y entre éstos otros tantos tienen origen o identidad con cualquiera de los 37 pueblos y naciones indígena originario campesinos.
Que el censo recoja datos reales sobre nuestra realidad y nuestras necesidades. Que Del Granado apoya a los indígenas desde las marchas por el TIPNIS, lo sabemos todos, como que no es chimán ni otra sangre parecida. En línea con esos contrasentidos motivados por sentimientos políticos, ayer alguien se preguntaba con sorna en las redes sociales: ¿por quién vas a votar en el censo? El evento de mañana no es una elección, es una participación cívica y democrática; nada más tan importante.

Columna publicada en La Razón

jueves, 8 de noviembre de 2012

‘Para ser político hay que ser mañudo y maleante’


Casi siempre ríe en breves y contagiosas carcajadas. Al-Azar es uno de los dibujantes que mejor retrata la situación política del país. Sin proponérselo (Animal Político no lo halaga necesariamente por eso con esta entrevista), acaba de ganar el Premio Nacional de Periodismo en la categoría Caricatura. Su propuesta fue publicada en este suplemento el 10 de julio, se trata de una representación en la que animales y un hombre en el TIPNIS son partidos por la carretera que pretende realizar el Gobierno.



Rubén D. Atahuichi López
Una de las entrevistas que más me gustó hacer, publicada el 4 de diciembre de 2011

 
Se ha mofado de todos los políticos, sobre todo de sus actos y situaciones. Una vez, dibujó a un Tío Sam haciendo emisiones de gases gástricos (el eufemismo es casi obligatorio) mientras los presidentes del mundo hablaban sobre el Protocolo de Kioto. En abril, en el primer número de Animal Político dibujó en una escena a Evo Morales marchando con el pueblo y en la segunda, haciéndolo en sentido contrario.

Pero ésta no es una entrevista para conocer la técnica o el trazo del artista, sino una charla con un tipo que a los políticos los llama estúpidos y los detesta, porque le afectan... Comenzamos interpelando su sinceridad, considerando que Alejandro Salazar, el conocido Al-Azar, es una excepción en este espacio del suplemento usualmente asignado a los políticos.
— ¿Se siente "digno" de una entrevista en Animal Político?
— Estoy más contento de ser dibujante de Animal Político que ser entrevistado por Animal Político; mis dibujos son más interesantes que mis conceptos sobre política.
— De todas maneras resumen su pensamiento político.
— Los dibujos son mi opinión. Como artista, soy totalmente sesgado y no soy imparcial. De eso se trata cuando uno opina.
— ¿No le descalifica ser sesgado?
— Todos son sesgados con su punto de vista. En caricatura eso es bueno.
— ¿Animal político?
— Más o menos.
— ¿En qué sentido?
— Soy más un animal de arte, para el que me obligan las circunstancias, porque tengo que trabajar. En este país, la política es muy esencial.
— ¿Qué es la política?
— Mejor, definiré a los políticos. Son humanos que tienen pasiones y costumbres exacerbadas. Es que para ser político hay que ser mañudo, medio maleante, aquí y afuera.
— ¿Alguna vez militó en una organización política?
— Nunca.
— Pero es usted de izquierda.
— Más o menos, porque mi generación es un poco más allá de los 70, cuando todos eran izquierdistas; era la regla. Pero a mí me gustaba más la música que la política.
— ¿De veras?
— O sea, nunca para ejercerla o marchar en las calles.
— ¿Íntimamente en la política sí?
— Me gusta, claro. Soy una persona muy crítica, porque las cosas que hacen los políticos me afectan. Como que creo que Lenin decía: si no haces política, ella te afecta. Es decir, si no tomas decisiones, éstas te van a afectar.
— ¿Comulga con el Gobierno?
— Me parece que hace cosas interesantes, que hace bien. Sin embargo, en otras mete la pata.
— ¿Qué bien y mal?
— En algunas cosas llegó a su techo, pero en otras ya no tiene capacidad.
— Ésas son generalidades.
— Sí. ¿Quieres que diga cosas concretas? Por ejemplo, hay que resolver problemas de empleo o que las cosas no suban.
— ¿Lo mejor que ha hecho?
— Echarle al embajador gringo (Philip Goldberg) fue buena medida y también permitir que la gente tenga más participación en las decisiones. Antes no se veía indígenas discutiendo sobre la realidad del país, era uno de los problemas; muy pocos decidían la suerte de todos.
— ¿Comulga con el proceso de cambio o con Evo Morales?
— Tiene que hacer un cambio, eso me interesa. Un detalle que se refleja en mi trabajo es que no dibujo mucho personajes, pocas veces… Es que la gente pasa rápido, en política sobre todo.
Evo Morales ha servido como un líder, pero eso será pasajero.
— ¿Es Evo Morales un personaje de caricatura?
— Hay personalidades más fáciles de caricaturizar. Evo Morales es relativamente fácil; sus rasgos fisonómicos son bien característicos y sencillos, y a veces las cosas que dice son buenas para dibujar.


— ¿Qué destaca usted de él?
— Al principio, en la primera parte de su gobierno, hice dibujos en los que lo atacaban mucho; era la víctima. Pero, últimamente, con lo del TIPNIS y otras situaciones, cambió, como dibujé en el primer número de Animal Político, en el que en la primera viñeta se lo ve caminando con el pueblo y en la segunda, en contraruta; a partir del gasolinazo.
En un líder veo cómo actúa y lo critico.
— ¿Sánchez de Lozada?
— Es un poco parecido a Evo Morales, aunque no muy familiarizado con el español. Tenía sus metidas de pata terribles, aunque lo dibujé poco. Mis amigos izquierdistas han sido seducidos por Goni. Huáscar Cajías me decía que Goni es buen líder, que va a salvar el país y yo no lo veía así. Decían que incluso era un gran artista, que estudió Filosofía y Cine. Yo no les creía; el tipo era muy arrogante. Yo veía los detalles humanos, tengo capacidad de ver a las personas.
— Si bien caricaturiza las situaciones, ¿se anima a hacer caricatura de los políticos?
— Me gusta reportar situaciones políticas o fenómenos sociales.
— Los políticos son fenómenos.
— Sí, fenómeno producto de las situaciones sociales.
— A ver, imagine una caricatura de país.
— No la he pensado. Pero mientras hacen la doble vía a Oruro, veo que una es para los vehículos y la otra para los bloqueos.
— ¿Hugo Banzer?
— Él hacía informes a fin de año, como todos los presidentes. Banzer está pintando un cuadro, una realidad como Suiza: un chalet, buen tiempo y la gente anda en familia; detrás del cuadro, hay un paisaje lleno de pobreza.
Además de viejo, Banzer estaba desconectado de la realidad.
— ¿Jorge Quiroga?
— Me decían mis amigos que es joven, tiene fuerza, es técnico y va a cambiar el país. Yo no lo veía así; me parecía un tipo insensible.
— ¿Carlos Mesa?
— Siempre me acuerdo de cuando salía al balcón (del Palacio de Gobierno) y la gente iba. Lo veía un poco vacilante, no se arriesgaba… A mí me parece que la política implica arriesgarse y dar todo por el todo, puedes ganar o perder.
Un dibujo: él está en un globo, en un aerostato, y lanza arena; está cayendo su gobierno.
— ¿Eduardo Rodríguez Veltzé?
— Nunca lo dibujé, me parecía un hombre inocuo. Nunca me llamó la atención ni su gobierno ni su figura.
La cara de las personas refleja su personalidad; hay rostros bien poderosos.
— ¿Juan del Granado?
— Lo dibujo: está haciendo campaña por la Presidencia, sube una escalera… va por ese camino, queriendo crecer de chiquito a grande, con vitaminas.
— ¿Samuel Doria Medina?
— No tiene carisma, siempre lo veo en la televisión y nunca sonríe. Tiene cabeza de piedra. No me atrae, no es un hombre con carisma. Aunque hace política, no es bueno para eso; le falta carisma. No se conecta con la gente y pone barreras: “Yo soy Doria Medina, tú eres el pueblo”.  Una vez lo dibujé como a niño cusqueño, gordito. Aunque físicamente es fácil de dibujar sus rasgos, sus acciones no me llaman la atención.
— ¿Cómo los ve a los dos?
— Pienso que no son quienes puedan hacerle frente al MAS. No van a llegar muy lejos y la gente se acuerda de lo que hicieron antes, cuando eran del MIR.
Dicen que cambiaron, pero no les creo mucho.
— ¿Morales tiene más opciones?
— Todavía tiene opciones si es que no sigue metiendo la pata.
— ¿Habló alguna vez con Evo?
— Nunca.
— ¿Con Álvaro García Linera?
— Tampoco.
— ¿Por qué?
— Estoy en mi taller, no voy por ellos.
— ¿Alguna vez un político le llamó para cuestionar sus dibujos?
— Nunca. Los políticos entendieron que aparecer en los medios es un gancho para mostrar que están vigentes; no importa que les critiques, son como una tortuga, no tienen piel, sino caparazón.
— ¿Por más caricatura cuestionadora que sea?
— Sí. Una vez me llamó Marita Siles (empresaria banquera encarcelada)  y atacó mi dibujo.



Perfil

Nombre: Alejandro Salazar (Al-Azar)
Nació: 24-01-1959
Profesión: Arquitecto
Ocupación: Artista plástico

Datos

Estudios: Sistema para lelos.
Color de la piel: café a rayas.
Ojos: pardos-chicos.
Nariz: con subidas y bajadas-mediana.
Boca: más cerrada que abierta.
Labios: medianos.
Cabellos: negros.
Mentón: huidizo.
Cerebro: ondulado.
Manos: que reciben órdenes
Gónadas: en buen estado.
Señas particulares: lunar en conducto auditivo.

Mesa, ¿el punto de inflexión con Estados Unidos?

Rubén D. Atahuichi López

El martes, Estados Unidos decidirá la suerte del mundo, por así decirlo. Barack Obama y Mitt Romney intentarán, con virtudes y defectos distintos, hacerse de la Casa Blanca, desde donde pretenderán influencia en el mundo. Bolivia no será la excepción, de por lo menos los afanes, aunque desde 2008 el gobierno de Evo Morales ha marcado con la potencia máxima distancia.
Atrás quedaron esas poses de poder que usualmente ostentaba la embajada de ese país en La Paz, como cuando Donna Hrinak casi obligaba a sus invitados bolivianos a los actos del 4 de julio, vestidos de cowboy o en motocicletas de hippie. O cuando los canales de televisión nacionales se apostaban en el ingreso a la legación en busca de políticos locales que, por la invitación y asistencia al almuerzo, eran potencialmente beneficiarios de la visa estadounidense.
Los tiempos han cambiado. Es por demás conocida la decisión de Morales de expulsar al embajador Philip Goldberg, en 2008, sindicado de promover la desestabilización en el país a través de una presunta injerencia en organizaciones cívicas y movimientos políticos regionales de oposición. Y la respuesta de Washington de actuar en correspondencia con la expulsión del embajador boliviano Gustavo Guzmán, inmediatamente después. Pero es más cercana la polémica declaración el Presidente del Estado, quien dijo que ahora “tener relación con la Embajada de Estados Unidos es como una caca”.
¿Cuándo Bolivia marcó tremenda irreverencia contra Estados Unidos? Que yo recuerde, casi nunca. Y ese casi, en mi criterio, se remonta a 2003, cuando el entonces gobierno de George W. Bush respaldó tenazmente al entonces alicaído gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, al punto de acoger al dimisionario en su territorio. Como ese aval se mantuvo hasta el final del mandato de aquél, era presumible que quien lo sustituiría, el vicepresidente Carlos Mesa Gisbert, no iba a contar con la misma deferencia estadounidense. Así fue.
Hace dos semanas, aquél admitió en una entrevista con Animal Político que luego de su renuncia al gobierno (no a la Vicepresidencia de la República), el 13 de octubre de 2003, cuatro días antes de la caída de Sánchez de Lozada, Estados Unidos le hizo saber que no iba a respaldarlo. En la noche del 16 tuvo una reunión con el embajador David Greenle, cita que  —según contó— planteó básicamente dos cosas: Uno, su deber democrático (“el deber democrático lo define Bolivia, no Estados Unidos”) y, dos, Estados Unidos no va a respaldar al gobierno que salga tras la renuncia de Sánchez de Lozada. Le dije “Estados Unidos puede hacer lo que le parezca conveniente y prudente, y sabrá si quiere respaldar o no al nuevo gobierno democrático; yo simplemente soy el vicepresidente constitucional de Bolivia y si me toca ser presidente lo seré con o sin el apoyo de Estados Unidos”, rememoró.
“Me pareció insólito que el embajador (me condicione). Obviamente, la conversación entró en un tono duro en ese momento. Luego yo le dije ‘un país que tiene la doble moral como Estados Unidos no va a venir a decirme lo que tiene (sic) que hacer’”.
Si fue así, Mesa Gisbert marcó un punto de inflexión en la relación desequilibrada entre Estados Unidos y Bolivia. ¿Es así? “Yo creo que definitivamente sí”, respondió a Animal Político el expresidente (2003-2005). “Con nosotros comenzó un cambio de actitud en Estados Unidos y mi primera decisión de marcar esa lógica, la primera en la que me vi enfrentado, fue el (acuerdo con los cocaleros por el) cato de coca”, insistió.
Sin embargo, Mesa Gisbert aclaró: “Dicho lo cual, yo no hubiera hecho lo que el presidente Morales ha hecho, es decir, expulsar al embajador Goldberg, pero creo que hay que reconocerle a Evo Morales su actitud de decir públicamente ‘saben, señores, ¡se acabó!’”.
Sin embargo, como recordó el también periodista, su gestión no fue tan fácil; la presión siguió desde otro flanco no menos importante. “Mi opinión es que la misión militar de Estados Unidos, siendo yo presidente, estuvo absolutamente involucrada en la decisión y desestabilización de mi gobierno”, admitió.
Eso también sospecha ahora Morales, quien constantemente cuestiona la actitud del Gobierno de Estados Unidos. Cuando calificó de “caca” a la relación con la Embajada de Estados Unidos sustentó el término con el argumento de que funcionarios de la legación intentaron involucrarlo con el narcotráfico, aunque no explicó cómo.
“Tal vez el término no fue adecuado. Si piensan que el término es exagerado, (pido) disculpas al pueblo, no al imperio. Lo que nos hicieron antes es imperdonable”, dijo el domingo en una entrevista con Animal Político.
Morales no parece flexibilizar su posición. Consultado sobre la necesidad de revisar el acuerdo marco suscrito el 7 de noviembre entre Estados Unidos y Bolivia, dijo que esa revisión consiste en evaluar si el documento se aplica o no. ¿Y la restitución de embajadores? “Es deseable, no es definitivo para los bolivianos. Si es una embajada o un embajador que no conspire, bienvenido; pero si es para tomar acciones políticas, es mejor no tener embajador de Estados Unidos en Bolivia”. Así también afirmó que le es indiferente que Obama o Romney ganen las elecciones. “Para mí, es lo mismo, ya probamos, ya hemos visto cómo va”, dijo la autoridad.
Así, si Mesa Gisbert planteó, obligado por las circunstancias de 2003, el punto de inflexión en la relación con Estados Unidos, Morales, en consonancia con su discurso antiimperialista, consolidó ese quiebre en la forma de esa relación. El acuerdo de noviembre —suscrito entre la subsecretaria de Estado de Estados Unidos para la Democracia y Asuntos Mundiales, María Otero, y el vicecanciller boliviano, Juan Carlos Alurralde— resume ese cambio de trato bilateral: el respeto mutuo. En otras palabras, eso implica “la no injerencia en asuntos internos del otro Estado, el derecho de cada Estado a elegir su sistema político, económico y social, el respeto a los derechos humanos y la solución a la controversia por medios pacíficos”.
Ahora es difícil imaginar que Estados Unidos incida en la nominación de autoridades en el país o la acción de la DEA (Drug Enforcement Administration, en inglés) en políticas sensibles a la soberanía nacional.

Publicado en el suplemento Animal Político de La Razón