El líder del Movimiento Sin Miedo (MSM), Juan del
Granado, respondió ayer por adelantado la pregunta 29 del Censo de
Población y Vivienda. “Yo me voy a identificar como chimán; sí, porque
quiero identificarme con los pueblos indígena originarios que están
defendiendo el TIPNIS (Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro
Sécure) frente a la política criminal del Gobierno contra los pueblos
indígenas”.
Que yo sepa, el dirigente no es indígena
y, a lo sumo, debe ser descendiente quechua, por su origen cochabambino.
Obvio, no tiene rasgos de chimán, ciudadano nacido en la Amazonía del
país. Como Del Granado, decenas de opositores al Gobierno, intelectuales
mestizos, activistas sociales y políticos o webactores han ejercitado
en los últimos meses una eventual respuesta a través de las redes
sociales: TIPNIS, mojeño o chimán (tsimane).
“Como
boliviana o boliviano, ¿pertenece a alguna nación o pueblo indígena
originario campesino o afroboliviano?”, dice la pregunta de marras.
Enseguida, describe otras subpreguntas, se podría decir: Sí, ¿a cuál?
(están anotadas 37 nacionalidades), No pertenece y No soy boliviano o
soy boliviano.
Si leemos la pregunta a pie juntillas,
se refiere a la pertenencia que puede tener una persona con relación a
los pueblos o naciones indígena originario campesinos. No se refiere a
la identificación que un sujeto puede tener respecto de un grupo social
al que no pertenece.
No voy a abundar en esta
discusión política, sociológica o antropológica que ha tenido suficiente
espacio en los últimos meses. En mi modesta opinión, la identificación
con las luchas sociales no cabe en ninguna de las 49 preguntas de la
boleta censal.
Así, considero que es irresponsable
pretender una respuesta alejada del real sentido de pertenencia. Una
actuación en esa línea expresa una posición meramente politizada, a la
que no debería estar expuesto el censo, un acontecimiento altamente
cívico y democrático que requiere compilar información fidedigna para el
diseño de políticas públicas de los próximos diez años.
Claro, quienes se plantean ese tipo de respuestas a la pregunta 29
quieren manifestar así su oposición a la administración de Evo Morales,
al que no le pertenece ni políticamente ni personalmente el censo. Que a
éste se opongan o resistan en comicios llamados para revocarlo o
elegirlo, tienen todo el derecho; 2014 está cerca y ya comenzaron afanes
con ese fin.
Cierto, la omisión de la opción mestizo
—eliminada en censos de otros países— en la papeleta censal creó
susceptibilidades políticas. Pudo ser una decisión adrede y quizás
justificada por parte del Instituto Nacional de Estadística (INE), pero
no implica un motivo para una respuesta ajena al sentido del censo.
Buena parte de los bolivianos somos mestizos, y entre éstos otros tantos
tienen origen o identidad con cualquiera de los 37 pueblos y naciones
indígena originario campesinos.
Que el censo recoja
datos reales sobre nuestra realidad y nuestras necesidades. Que Del
Granado apoya a los indígenas desde las marchas por el TIPNIS, lo
sabemos todos, como que no es chimán ni otra sangre parecida. En línea
con esos contrasentidos motivados por sentimientos políticos, ayer
alguien se preguntaba con sorna en las redes sociales: ¿por quién vas a
votar en el censo? El evento de mañana no es una elección, es una
participación cívica y democrática; nada más tan importante.
Columna publicada en La Razón
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