viernes, 23 de septiembre de 2016

“Si no somos masa, no servimos para nada”



Hace unos días, Jorge Mansilla vino a vernos en la Redacción de La Razón. Hablamos un rato y recordamos que en 1999 hablamos cuando fue distinguido en la Federación de la Prensa de La Paz. ¿Y qué fue de esa conversación para La Prensa? Aquí:


Coco Manto, de regreso al país ausente





Rubén Atahuichi/ La Prensa (febrero de 1999)

Apostado aún en sentido opuesto al sistema imperante en el mundo, el periodista Coco Manto se permite licencias --“esta vez sí, estamos en democracia”-- para hablar de la patria que un día fue obligado a dejarla. También de Cristo, del Che Guevara, de la democracia, de las dictaduras... y de sus hombres.
El matiz de su pelo ya tiene las canas del tiempo, pero su acento claro “hasta a veces silbado al pronunciar cada sí” no ha perdido su fuerza. Es más, poco se ha contagiado de las rancheras, el tequila y los picantes tacos.

La “olla de grillos”
Del pasado, Coco Manto (“mi seudónimo es Jorge Mansilla Torres”, dice)recuerda  la “Olla de grillos, para gringos y k’usillos”, aquel programa de sátira política difundido todos los sábados  por Radio Altiplano, que enfadó a las dictaduras, al mismísimo Rene Barrientos Ortuño allá por los a–os 60. “Ahora, lo reconozco, en verdad era muy agresivo... fue un programa suicida, tengo que admitirlo”, dice.
Fue su pecado, para “andar a salto de mata”, primero a Perú luego a México.  La “olla de grillos” dice que convirtió la dictadura en ‘dictaburla’. Pero es así, “a los dictadores que violan la constitución y los derechos humanos no sólo hay que enfrentarlos con ajos y cebollas, sino también con huevos”.
Si uno quisiera hablar con Coco Manto, quizás no encuentre tiempo para dejar de hacerlo. Es que de su memoria se extrae un poco de historia.

“Aguilita voladora”
La frase de una de las canciones de Pepe Murillo y Carlos Palenque era una clave que los trabajadores utilizarían si es que se consumaba un golpe anunciado en contra del presidente Juan José Torres (1970-1971). “Aguilita voladora”, canción a ser difundida por radio Illimani, significaba que los aviones de la Fuerza Aérea se iban a sumar a la resistencia y en favor de Torres.
Cuenta Coco Manto que la intención se desbarató cuando de los aviones, en vez de apoyo a los trabajadores atrincherados en Laikakota, surgieron disparos de metrallas matando a decenas de ellos, gestándose así el inicio del golpe del coronel Hugo Banzer. “Fue una traición al general Torres”, dice.
Más tarde, Coco Manto salió al exilio, primero a México, luego a Perú, donde se quedé siete años.  

Democracia, bendita democracia
Tiene sus reservas respecto de la democracia. “Es el caballo de Troya del imperialismo”, señala.
Es un término “chicloso”. Comprendiendo lo figurado de la reflexión de Coco Manto, la democracia es dulce al principio y a medida que está en la fe de la sociedad y la demagogia de los políticos la democracia va perdiendo su sentido de ser y su objetivo sirve más a quienes tienen la capacidad de valerse de ella en desmedro de los sectores más débiles. “La democracia se vuelve maloliente, se estira y hasta se pueden hacer globitos con ella”, ironiza.
“No creo tanto en la democracia como creo en la justicia social”, argumenta. No obstante, la democracia “con todos sus defectos” pudo interponerse ante las dictaduras.

El nuevo tiempo de las ideas
Coco Manto lo describe como el tiempo de los nuevos actores, otros escenarios pero con el mismo libreto.
“La izquierda está maniatada, está confusa, no sabe interpretar este nuevo escenario, no tiene teorías para rebatir la ceguera económica financiera, la prepotencia del neoliberalismo”, pero está latente, dice.
En una crítica al pasado y al presente del principal organismo laboral del país, Coco Manto señala que los trabajadores sabían más de (Juan) Lechín que de la propia COB. “No tenemos antecedentes del pasado, por eso vamos a volver a cometer los mismos errores  en el futuro”, añade.
Rápidos conceptos. No se pueden globalizar economías desiguales; el neoliberalismo es solo una herramienta; la flexibilización laboral utiliza al trabajador como artículo de mercado y de uso.  
Y... Dios, “¿dónde está?
De severas prevenciones. Parafrasea a un poeta mexicano: Dios te ayude, Dios.
“Pienso que es un recurso del hombre para tener esperanza... es el nombre mayor de la utopía”, dice.
Y, aquí lo agarramos. En la teoría creo, pero en la práctica, no; por tanto, yo gracias Dios soy ateo, solía decir, pero las cosas cambiaron un poco. “Esa nebulosa que tenemos en la cabeza que nos hacer amar lo bello y nos hace odiar lo malo; ese sentido de coherencia, ese sentido de justicia, ese sentido de equilibrio que tenemos, lo atribuimos a Dios. Está bien si ése es Dios”.

Ahora, algo de “olla de grillos”
Ya van más de una hora hablando. Sin reparos, como en los viejos tiempos, pero con la convicción de que dice la verdad, Coco Manto responde y define así a algunas figuras y temas de nuestra agenda:
René Barrientos: Era un aprendiz de tirano... ordenaba matanza y había matanza.
El coronel Hugo Banzer Suárez: Aprendió que no tenía que tener condescendencia, y entraba a matar.
Luis García Meza: Un tirano, un soldado bruto.
Ernesto Che Guevara: Un gran revolucionario y un gran equivocado, porque vino en el peor momento y no nos tomó en cuenta... Un gran proyecto que se ahogó en su propia audacia.
Fidel Castro: La honra de nuestro siglo, la evidencia  de que sí podemos hacer un país en discrepancia con el imperialismo con todos los riesgos.
El dictador Augusto Pinochet: Un hijo de puta. Yo creo que ya está condenado aunque no lo condenen.
Gobierno y faldas de Bill Clinton: Buen proyecto al principio... No descalificado, pero desautorizado para erigirse como un líder moral.
La reconversión del general Hugo Banzer Suárez: No lo creo, más bien creo que se protege (en la democracia) porque de cuando en cuando le salen sus modos autoritarios.
Jesucristo: Una posibilidad de amar hasta renunciar a la vida y proclamar que la valoración del hombre es posible  a través del hombre, sin la ayuda del cielo.

Breverías, si Coco consiente

Coco Manto, seudónimo de Jorge Mansilla Torres. Con ese nombre, un día, salió del país mientras la dictadura buscaba a alguien de apellido Mansilla. Era él, pero vestido de Coco Manto, el mismo hombre.

Coco Manto nació en Llallagua (Potosí) el 23 de abril de 1940. Su esposa es Martha Salinas; sus hijos, Mariel del Carmen (33) y Pablo Ernesto (25).
El destino (“exiliado en los 70”) hizo que su tinta llenara las páginas del periódico El Expreso de Lima (7 años). Vive hoy en México (volveré el 2000 al país) y escribe, desde 1980, en el diario Excelsior de México, del que hoy es socio.
Adora a Benjo Cruz, un artista de guitarra y fusil que murió en la guerrilla de Teoponte (1970). No pudo asistir allí  porque no tenía formación militar ni habría sobrevivido en la zona.
En 1969, Prensa, un periódico días antes apoyado por un decreto del presidente  Alfredo Ovando Candia, presagió un golpe que no se consumó sino meses más tarde. El hecho  provocó el encarcelamiento de dos colegas suyos. 45 periodistas, alegando visitar a otros delincuentes comunes, se resistieron a salir del recinto por 24 horas. Uno de los 45 era él. Tiene varias obras ”mal publicadas,   peor distribuidas”. Prepara “Breverías”, 680 frases humorísticas; “Te voy a contar un pueblo”, cuento; “Zoocorro, animalversiones”, 21 artículos publicados en Presencia; “Destrás federal”, sonetos acerca de México para el evento ‘99 y una formas de ser ciudad” (99 visiones plásticas de la ciudad y una forma que es el libro).