lunes, 24 de octubre de 2011

Rada: ‘El modelo de economía plural es un error’

Rubén D. Atahuichi López

Alfredo Rada - Alejado de la administración pública, el exministro de Gobierno plantea una serie de cuestionamientos al Ejecutivo, del que, sin embargo, dice que no está alejado, ni de lo que se llama el ‘proceso de cambio’.
El Presidente del Estado, como también lo hizo con Sacha Llorenti, agradeció la colaboración que recibió de su primer Ministro de Gobierno. A casi dos años de su salida del Ejecutivo, Alfredo Rada considera que el proceso de cambio requiere de rectificaciones necesarias. “Estamos entrando a un momento en el que se va a deteriorar la situación económica por los impactos en Bolivia de la crisis internacional del capitalismo; Europa está en recesión, Estados Unidos también”.

Cuando se le pregunta si está más cerca o lejos del Gobierno, es contundente: “No estoy lejos del Gobierno, estoy cerca y dentro del proceso de cambio; sigo considerando que el Ejecutivo puede rectificar algunos errores que se cometieron especialmente en los dos últimos años”.
Es Alfredo Rada, uno de los ministros clave del que Evo Morales llamó “gabinete histórico”. Ocupado ahora en la formación de cuadros políticos, el sociólogo y economista analiza la situación del Gobierno y del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Dos elementos de su discurso llaman la atención: su cuestionamiento a ciertos colaboradores y políticas de Morales, y al avance del modelo económico. En esto último, apunta a la “economía plural”, que en su criterio no tiene razón de existir. Tendrá algo que decir el ministro de Economía y Finanzas, Luis Arce Catacora.
— ¿Los llunk’us del Gobierno?
— Aquéllos (aduladores) que se callan sabiendo que hay errores que se cometen, que no dicen con claridad las cosas y que quieren hacer pasar por victorias lo que en realidad son derrotas. En realidad, son los grandes organizadores de derrotas.
— ¿Sacha Llorenti?
— No, no voy a decir nombres, no es necesario. El llunk’erío está en distintos niveles, no solamente en los ministerios o las reparticiones; es una mentalidad como el burocratismo.
Hay que diferenciar la militancia leal y consecuente con este proceso, que fundamentalmente pasa por decir las verdades. La verdad es revolucionaria y aquél que quiere ocultar o maquillar las cosas no nos sirve.
Si algún mérito tuvimos en su momento fue que, junto con muchos en el Gobierno, decíamos la verdad.
— ¿A qué llama derrota?
— Por ejemplo, lo que ocurrió con la movilización por el TIPNIS, que fue mal valorada desde el principio y que llevó a que un conflicto pequeñito crezca y se convierta en un problema grande, que de lo local pase a lo nacional, que se llevó por delante un ministro (Llorenti) y nos generó una crisis política. Eso puede calificarse como derrota.
— ¿No fue error que el Presidente pida a los cocaleros “conquistar” a las mujeres yuracarés para encaminar el proyecto o decir “sí o sí va la carretera”?
— El Presidente tiene un estilo franco y directo de hablar, eso ha sido bien valorado por grandes segmentos de la población, que vieron en ese lenguaje una manera diferente en relación a la acartonada de los políticos tradicionales. Pero, en esto se ha incurrido en excesos verbales que, por supuesto, hay que evitarlos. Sin embargo, yo noto una actitud de Evo –en la plaza Villarroel lo dijo— cuando señaló “cometemos errores, hay que saber reconocerlos”. Yo agregaría: no es suficiente reconocerlos, sino rectificarlos o enmendarlos.
Más que esos detalles anecdóticos, que pueden tener importancia en su momento, esto de las formas que utilicemos al hablar o algunas frases no correctas, más me preocupa que cometamos errores programáticos e ideológicos. Cuando hablamos de rectificación de errores, hablamos no solamente de la manera cómo se encaran éstos, sino de saber dar un norte claro a este proceso, es decir, de determinar con claridad ante el pueblo hacia dónde estamos yendo, qué es lo que estamos construyendo…
— ¿Qué errores?
— No avanzamos lo suficiente en la construcción de un modelo económico. Es que lo fundamental son las transformaciones económico-estructurales.
No se ha avanzado en la construcción de un modelo social-comunitario, que es lo que plantea la Constitución; no la economía plural. Hay algunos sectores conservadores en el Ejecutivo que acuden a ese concepto (que fue presentado por un constituyente empresario de derecha) que no es nuestro ni de los movimientos sociales. Ése es un error.
— En esto tiene que ver el ministro Luis Arce.
— Él sacó una publicación y la distribuyó en un medio de circulación nacional, que titula Economía plural.
— ¿Será uno de los llunk’us?
— No, no voy a decir nombres, pero puedo decirle que no estoy de acuerdo con la conducción económica de Luis Arce desde su ministerio. Una de las cosas que hay que rectificar es nombrar a economistas revolucionarios dentro del gabinete, fundamentalmente en las áreas de economía y finanzas públicas.
Es decir, no solamente hay que hacer algunos ajustes políticos, mejorar la relación y la interlocución con los sectores sociales con los que hemos tenido conflictos en estos dos años (la Central Obrera Boliviana, Caranavi, Potosí, CIDOB, Conamaq) o recuperar esas organizaciones.
— ¿Más errores?
— Las elecciones judiciales del 16 de octubre. Yo creo en la reforma judicial por la vía del voto, que es fundamental para mejorar la justicia que castiga a los pobres y beneficia a los ricos, además de acumular una serie de problemas estructurales (corrupción o retardación de justicia).
Hay que admitir que la manera cómo se llevó eso, al parecer, no logró apoyo pleno de la ciudadanía, especialmente en las ciudades. El Gobierno esperaba más de esa elección, un mayor respaldo, pero estoy seguro también que la oposición de derechas esperaba más. Es decir, no solamente la cantidad de votos nulos en algunos departamentos fue superior a la de los válidos.
— ¿Qué pasó?
— La movilización del 12 de octubre de las bases sociales que apoyan este proceso salvó la cosa, impulsó una votación masiva en las áreas rurales, en los centros mineros o en algunos barrios populares de las ciudades, que ha permitido, pese a las dificultades y errores en este proceso, evitar poner en riesgo la conformación de esos tribunales.
Se van a posesionar los magistrados en enero del 2012, pero hubo un costo político que también tiene que ver con otras cosas, como el gasolinazo, el “Yucumazo” (la represión en Yucumo) y el “chutazo” (la importación por ley de autos usados).
Hacia adelante hay que sacar lecciones de esto y evitar cometer nuevos errores que nos puedan llevar a mayor desgaste.
— Hace un año nos decía que el Gobierno vivía en una burbuja. ¿Piensa lo mismo?
— Hubo un peligroso distanciamiento con los sectores sociales que hizo que nos confrontemos con los hermanos de Caranavi, de Potosí, de la COB, de la CIDOB y Conamaq, en este conflicto por el TIPNIS. Hay que recuperar esos sectores.
El planteamiento de nueva agenda del Presidente (12 de octubre) puede ser una oportunidad, para que en una cumbre se pueda recuperar a esos sectores sociales. Confío en que de la cumbre de diciembre pueda salir una rectificación de este proceso, a partir del cual contar con una agenda, no cualquiera, de profundización de los cambios estructurales.
No estamos en el Gobierno para confrontarnos con sectores sociales afines, sino para afectar al gran capital transnacional como, por ejemplo, la minería o la burguesía intermediaria de los bancos que está logrando ganancias extraordinarias y a la que hasta ahora no se ha tocado.
— ¿Acaso no plantea la crisis por el TIPNIS una nueva agenda?
— Uno de los errores, la valoración política de la marcha, es que se consideró que estaba dirigida a derrocar al Gobierno. Eso no es así; son compañeros que se han movilizado en defensa de legítimos intereses.
Por supuesto que no faltarán los derechistas y opositores que quieran pescar en río revuelto. ¿Pero de quién es la culpa de que el río esté revuelto? Nosotros hemos revuelto el río.
Puede ser que esta movilización, una vez que se resuelva el problema puntual que la generó (la carretera), vaya a contribuir a esa rectificación (del proceso) que se demanda. Dudo que haya en esa movilización enemigos del proceso y del Gobierno.
— ¿Era necesario el desplazamiento de policías a Yucumo, con la consecuencia que conocemos?
— Puede haber contradicciones dentro de un proceso de transformaciones revolucionario, pero hay que saber diferenciar cuando esas contradicciones son entre sectores afines al proceso. No cabía ni siquiera pensar en la utilización de la fuerza pública para resolver un conflicto con un sector afín, como son los indígenas de tierras bajas. No cabía, eso no es de revolucionarios.
Había que hacer todos los esfuerzos por resolverlo con diálogo, sin confrontaciones. En algún momento se optó por el uso de la fuerza pública, lo cual me parece que fue un error estratégico que ha tenido un costo político que se expresó en las elecciones del domingo (y un ministro tuvo que irse) y es que ha polarizado las posiciones, ha generado resentimientos y distanciamientos, que ojalá puedan resolverse.

El caso Rózsa sí existió y el video puede ser un montaje

— ¿Cuán real fue el caso Rózsa?
— Totalmente, totalmente. Fue un caso que cuenta con abundante información que cursa en las investigaciones a cargo del Ministerio Público; hay una audiencia conclusiva en Cochabamba que dará paso al inicio del juicio oral.
Se ha abierto un segundo proceso, Terrorismo II, a cargo del exministro Llorenti, que investigará la infraestructura financiera de respaldo a ese proyecto separatista y terrorista. Confío en que se llegará al fondo del asunto y mostrará al país que fue cierto ese caso, que puso en riesgo la unidad del país.
— Ignacio Villa, El Viejo, denunció que el fiscal (Marcelo Soza) le pidió sembrar pruebas.
— Es una pregunta que hay que hacerle al fiscal Soza, que anunció un juicio por difamación. Es natural que en una instancia que precede al juicio oral, alguno de los acusados intente todo para justificar su actitud; no me extraña.
¿Qué más podemos decir de lo que dijimos?
— Pero han surgido otros elementos, como la entrega de dinero a El Viejo para salir del país… ¿Supo de eso?
— Ese caso ni llegó a la fase de acusación contra aquellas personas que, desde mi punto de vista, de manera injusta habían sido acusadas.
— ¿Se refiere a Carlos Núñez del Prado?
— No, me refiero a las personas que están ahí, que algunos medios de comunicación dijeron. Resulta que luego pasa el tiempo y esas personas, en justicia, son exoneradas.
— Hay un video, ¿fue montado?
— No he descartado la posibilidad de que sí pudiera ser un montaje. En algún momento dije en un artículo que se publicó en un medio, que podía tratarse de una especie de montaje o algo así. No soy ni perito ni juez ni fiscal ni nada.
— ¿Hay gente vinculada que anda libre?
— Claro, Branko Marinkovic, Guido Nayar y otros fuera del país.
— ¿Aquí en Bolivia?
— No lo sé. Tómese en cuenta que he dejado de ser ministro de Gobierno hace casi dos años, corresponde a otras autoridades el seguimiento de estos casos.
Cuando nos tocó cumplir con la defensa de la integridad de la patria y la preservación de la vida del Presidente y del Vicepresidente, lo hicimos. Había intento de magnicidio (en el lago Titicaca).

Entrevista publicada en La Razón

miércoles, 12 de octubre de 2011

Voto disperso, voto escaso, voto político

Rubén D. Atahuichi López
A las 20.00 del domingo, cuando se emitan por la televisión los resultados en boca de urna, ninguno de los 115 candidatos a los 56 cargos del Órgano Judicial habrá conseguido una votación importante. Me animo a pensar que ese respaldo popular no pasará el 10%, ¡y eso es mucho!
Según la Constitución Política del Estado (CPE), cada uno de los magistrados será elegido con “mayoría simple de votos”, lo que quiere decir que no importará porcentaje alguno, por más mínimo que sea, para conformar uno de los cuatro poderes del Estado Plurinacional.
Así de previsible está la cosa. Hasta el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Wilfredo Ovando, lo sabe. “La ley es sabia al establecer que los ganadores no tienen que ganar con el 50% más uno (de votos), sino por mayoría simple”, me dijo en una entrevista.
Además, aseguró que es “posible que el voto se disperse”. Claro que se dispersará el voto, no es una posibilidad solamente. Los 5.243.375 electores habilitados para el domingo no van a concentrar su voto en sólo algunos de los postulantes, a no ser que ocurra lo que se presume: voto consigna, con la ayuda de los números en la papeleta.
Sin embargo, hay muchas razones para comprender esa eventual situación.
Antes que nada, lo más seguro es que al día siguiente de los comicios Juan del Granado, Samuel Doria Medina y Evo Morales saquen rédito de la votación. Es posible que la abstención, la cantidad de votos nulos y blancos sean el argumento cabal para los primeros, y para el Presidente del Estado, la participación ciudadana.
Así, estoy seguro que ese día el discurso político será: “el pueblo nos dio la razón, no quería candidatos del Gobierno” o “el pueblo nos respaldó una vez más, apoyó la reforma judicial con su voto”. Ya verán que así será, cada uno buscará sumar a sus intenciones políticas el voto del 16 de octubre que no fue pensado para un fin político-partidario.
Como no debía ser, las elecciones en puertas han tenido una incidencia política a pesar de las prohibiciones establecidas en la CPE y que el TSE no pudo evitarla. Eso contribuyó –en mi criterio— a desviar la atención de los electores en los candidatos.
Los tres sujetos políticos, particularmente, instalaron un plebiscito de facto, que tendrá efecto en los resultados. Si Del Granado propone No, Doria Medina impulsa el voto nulo y Morales se desgañita por el Sí, el efecto será la confusión: no hay casilla para el Sí ni para el No, lo que implica que una decisión por cualquiera de esas posibilidades será nomás voto nulo.
Además, la campaña de difusión de méritos ha sido escasa, por lo que es también posible que los electores no sepan por quién votar y marquen por cualquiera de los candidatos. O, al contrario, habiéndolos conocido, diversifiquen su decisión en una gama de elegidos.
A eso ha que añadirle la poca comprensión pública del proceso, las dudas sobre la forma de votación y las características complicadas de la papeleta de votación (la forma de escrutinio también produce dudas).
Es que, por la particularidad de los comicios, los candidatos no pudieron por sí solos presentarse a los ciudadanos, a diferencia de votaciones anteriores, en las que los ciudadanos sabían por quién votar.
Pero, ante todo, la polémica que caracteriza aún los días previos al 16 de octubre ha descontentado a muchos, lo que puede incidir en el interés real en el sentido de la conformación de las cuatro instituciones del Órgano Judicial a través del voto popular.
Y si al TSE le interesa la legalidad y no la legitimidad, como lo admitió Ovando, estamos fritos. La cosa se complica. Ya lo veremos...

Artículo publicado en La Razón