miércoles, 21 de agosto de 2013

‘Por primera vez, Bolivia es una referencia internacional’

Tras el incidente del 2 de julio en Europa, un par de conclusiones han resultado del análisis del presidente Evo Morales: Bolivia es referente internacional más allá del impasse; y con Francia, Portugal,  Italia y España la confianza no es la misma.



La Razón / Claudia Benavente, Carlos Orías, Rubén Atahuichi / La Paz
06 de agosto de 2013
 
Domingo 4 de julio, residencia presidencial de San Jorge. El Presidente del Estado recibe a La Razón en un momento crucial de las relaciones de Bolivia con el mundo. Las más complejas derivaron del bloqueo que sufrió el avión presidencial en Portugal, Francia, Italia y España, cuyos espacios aéreos no pudo cruzar el 2 de julio debido a que se creía que Edward Snowden, buscado por Estados Unidos, iba a bordo. El Mandatario estuvo varado 13 horas en Viena.
Tras el incidente del 2 de julio en Europa, un par de conclusiones han resultado del análisis del presidente Evo Morales: Bolivia es referente internacional más allá del impasse; y con Francia, Portugal, Italia y España la confianza no es la misma.
Recién llegado el domingo de Sao Paulo, donde asistió al Foro Social, el Jefe del Estado concede en su residencia de San Jorge una entrevista a La Razón para hacer un repaso a la situación del país ante el mundo. “Por primera vez, Bolivia es una referencia internacional, no por el secuestro del avión ni porque el Presidente represente a un sector más humillado de la historia, sino por las políticas, los programas, los principios y los valores”, dice.
Morales resume así esos cuatro ejes: las políticas “no vienen de afuera ni de arriba”; los programas “no solamente tienen un impacto interno, sino también externo, algunos de ellos están siendo exportados”; los principios se basan en la lucha de los antepasados; “la lucha de la independencia fue contra el colonialismo interno y externo”; y los valores, en su caso, de la familia: no mentir, no robar ni ser flojo.
En su criterio, eso tiene efecto en la región, aunque encuentra cuatro tipos de relaciones. La menos favorable, con Estados Unidos. “No hay munanaku (quererse), sino maq’anaku (pelearse); pero por lo menos tenemos relaciones para pelearnos, que es lo peor. No quisiéramos que sea así”.
Define a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) como el otro extremo, el más positivo. Son relaciones de mucha confianza, de “políticas que pensaron toda la vida los movimientos sociales y los pueblos, en defender la vida y rechazar la muerte, entre defender la paz y rechazar la guerra”.
Un tercer grupo es el que lo componen países de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), de la Comunidad de Estados Latinoamericanos (Celac) y del Mercado Común de Sur (Mercosur).
Pero esos afanes pretenden ser boicoteados por Estados Unidos a través de la Alianza del Pacífico (Perú, Colombia, Chile y México).  “Estos gobiernos que promueven el libre comercio, la privatización de servicios básicos, la entrega a transnacionales de recursos naturales o instalar bases militares en esos países, nunca van a tener estabilidad política”, presagia. “Mientras Estados Unidos no cambie de política, nunca va a haber relaciones de confianza. Puede haber intercambio de embajadores, pero no serán relaciones diplomáticas de confianza”, insiste.
— ¿Qué peso tiene Bolivia con relación a la región y el mundo tras el incidente en Europa?
— Cuando digo que Bolivia es una referencia es que, si bien hemos empezado a liberarnos económicamente, socialmente, militarmente y políticamente, Bolivia es vista como país digno entre los países sudamericanos y del mundo. Escuché a un comentarista: por dos veces Bolivia estuvo (en la opinión) del mundo, una cuando un dirigente sindical e indígena ganó las elecciones, y, dos, por el secuestro del avión.
Pero una cosa es ser víctima de ese hecho, el indígena de un grupo condenado al exterminio, y otra el ser autoridad. No sé si fue un error o si hubo alguna meta u objetivo en ese secuestro.
— O algún mensaje de parte de Estados Unidos.
— Tal vez un mensaje de Estados Unidos. Lo cierto es que hubo repercusión internacional. Por encima de eso, una cosa es ganar las elecciones… ¿Qué dijeron los de la derecha y los fascistas de Bolivia en 2006? “Pobre indiecito, que se divierta unos cuantos meses, no va a poder gobernar y se va a ir o lo vamos a sacar”. Después de mi informe de 2007, ¿qué dijeron? “No, no, hay que hacer algo”. En 2007 se prepararon y en 2008 fracasaron en el revocatorio, como en el intento de golpe. Organizamos la gran marcha. Por primera vez, la COB y el Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (IPSP) tuvieron una reunión que dirigí en La Coronilla, en Cochabamba, para organizar la marcha de Caracollo, que definió la situación política, social, democrática e ideológica del país. No es que este proceso vale porque un indígena ganó las elecciones o porque un dirigente ha sido secuestrado.
— Usted dijo que aceptaba las disculpas y Bolivia se reserva el derecho a tomar acciones. ¿Qué quiso decir con eso?
— Yo te pregunto una cosita, pero me vas a responder… Si tu compañera te ha puesto cuernos y luego la perdonas, ¿crees que va a haber confianza?
— No.
— Es eso. Es difícil, se pierde confianza; aunque los aymaras perdonamos totalmente, no somos rencorosos ni vengativos.
— ¿A qué se refirió cuando dijo que Bolivia se reserva a tomar acciones?
— Especialmente velando ante las futuras acciones que pueda tomar Estados Unidos y sus aliados. No quiero que se entienda como soberbia y capricho. Si no hacemos algo, van a seguir tomando represalias con algunos presidentes o con algunos gobiernos, por la situación.
Cómo nos irá en la parte jurídica. En el Alba acordamos formar una comisión técnica y jurídica para estudiar qué argumentos legales tenemos para llevar a Estados Unidos a tribunales internacionales por espionaje. Una cosa es el secuestro, que ha violado tratados internacionales, pero que se ha derivado del caso de espionaje. Ya, digo que espíen a los gobiernos y presidentes antiimperialistas, pero que espíen a sus aliados… Ya no, pues, es insoportable. Por diferencias programática, ideológica y cultural nos pueden espiar, pero a sus aliados…
Voy a plantear en la próxima reunión de Unasur que todos los presidentes definamos llevar (a Estados Unidos) a los tribunales internacionales para hacer respetar los derechos humanos, los tratados internacionales. Esa reserva está fundamentada para que nunca más ocurra (lo que me pasó) con ningún presidente del mundo.
— ¿Qué cambios habrá en la región tras este incidente?
— ¿Qué hemos visto? A veces cuesta hacer entender a nuestros pueblos, a nuestras fuerzas sociales, qué es el imperialismo, el capitalismo o el neocolonialismo; cuáles son sus instrumentos sobre los recursos naturales o sobre políticas sociales.
Ahora que secuestraron el avión del Presidente, la gente dice “ah, eso había sido imperialismo y capitalismo”. Eso nos ha unido a todos, que entiende que si hicieron eso con un presidente, cómo será con los migrantes.
Hay un profundo sentimiento en América Latina y el Caribe, en las fuerzas sociales de Estados Unidos, en Europa y en todo el mundo de que todos tenemos soberanía. Cómo puede haber para algunos presidentes y gobiernos de segunda o de tercera.
Aquí, casi todas las fuerzas e instituciones del Estado se han manifestado, hasta las Naciones Unidas y la OEA, pero menos el Consejo de Seguridad de la ONU. Entonces, ¿qué papel juega el Consejo de Seguridad? Yo entiendo que Naciones Unidas tiene ese consejo que tiene que dar seguridad… ¿A quiénes? A los Estados, porque son sus brazos.
No me arrepiento de haber dicho que ése no es un Consejo de Seguridad sino un “Consejo de Inseguridad”, que sólo planifica intervenciones. Hay que hacer una reforma o una profunda revolución en las Naciones Unidas para acabar con esta clase de instituciones que no dan ninguna seguridad a los Estados.
— El presidente Rafael Correa dijo “Lo que es con Evo es contra nosotros”. Incluso, insinuó que después de Hugo Chávez, viene Evo. Hablando de liderazgo, ¿o Correa o Evo?
— Yo soy enemigo de hablar de liderazgos, hablo más de referencia en políticas y programas. No nos metan a una pelea sobre quién después de Chávez. No me gusta. Aquí dicen “los evistas”… No quiero que haya evistas, sino antiimperialistas.
No creo que las personas sean líderes, sino los pueblos o las fuerzas sociales. Ahora, saludo la solidaridad, Correa dijo “si es Con Evo, es con todos y todas”. Lindo mensaje, aquí somos todos, no se trata de Evo. Si provocaron a Evo, eso nos permitió reflexionar de manera conjunta para defender a todas y a todos. Ése es el mensaje del compañero Correa, a quien expreso mi respeto y mi admiración. Lo dije en Quito, el primero en llamarme ha sido Correa, solidario; no sé cuántas veces. Luego de que partimos de Viena, ni bien aterrizamos en las Islas Canarias, otra vez llamó Correa. También Nicolás Maduro, Cristina Fernández y otros presidentes. Correa ha debido estar llamando a cada minuto en todo el vuelo. A uno se le conoce cuando uno pasa malos momentos.
— ¿Cómo van a seguir las relaciones con Estados Unidos?
— Hay una mirada sobre Estados Unidos, de soberbia, de sometimiento, de uso geopolítico a la región con fines monopólicos… Esto nunca va a cambiar.  Creo en las fuerzas sociales, no hay imperio que aguante. El imperio romano y tantos imperios fueron derrotados; el imperio norteamericano va a ser derrotado.
¿A qué conclusión llego? Allí no gobierna (Barack) Obama, ni demócratas ni republicanos. Son producto de las elecciones, se los respeta; gobiernan banqueros y empresarios. Y cuando banqueros, empresarios y otras transnacionales no pueden seguir exprimiendo al pueblo, declaran en crisis (al Estado) y hay crisis para los más pobres. Ellos siempre caen bien parados, como el gato. Yo tenía mucha confianza en Obama, que viene de un sector discriminado. No puedo entender que ese discriminado discrimine a un discriminado.
— En la práctica, ¿va a haber mejoras en las relaciones?
— Podemos restablecer embajadores, de formalidad, pero no va a ser de confianza.
— ¿Eso será pronto?
— No sabemos. Puede agudizarse (la crisis) también, depende del comportamiento del Gobierno de Estados Unidos.
Perfil
Nombre: Juan Evo Morales Ayma
Nació: 26-10-1959, en Isallavi (Orinoca, Oruro)
Cargo: Presidente del Estado
Líder de los últimos tiempos
Evo Morales Ayma tuvo un intento favorable para llegar a la presidencia en 2002, cuando fue el segundo más votado en los comicios, detrás de Gonzalo Sánchez de Lozada. Con esos antecedentes, tras la renuncia de Carlos Mesa y el interinato de Eduardo Rodríguez Veltzé, en diciembre de 2005 ganó cómodamente las elecciones con el 53,7% de los votos. Juró como Presidente el 22 de enero de 2006, pero su mandato fue interrumpido por un acuerdo político, a un año de su fin. En agosto de 2008 se impuso a un revocatorio y en diciembre de 2009 ganó las elecciones con el 64% de los votos. Promovió entre 2006 y 2008 la Asamblea Constituyente para la aprobación de la nueva Constitución.
‘Decir que soy candidato sería un gran error’
— ¿Va a ser candidato en 2014?
— Es constitucional, se ha demostrado eso. Yo no sé por qué dudan. Pero estoy muy sorprendido de las proclamaciones de comunidades y sindicatos del campo y la ciudad. Por ahora estamos más ocupados con la gestión. Yo saludo esos respaldos, son un aliento, una recompensa. Pero ratificamos que no es tiempo de campaña.
Personalmente, estoy dedicado a temas de gestión. Por eso no he decidido, estamos en gestión. Depende de mucho, todo puede pasar. En Brasil, por ejemplo, la compañera Dilma (Rousseff) tenía alto porcentaje de apoyo, pero dos o tres problemas (las movilizaciones por las tarifas de transporte) que aparecieron por sorpresa cambiaron la situación. Decir que soy candidato sería un gran error. Hay que ocuparse de seguir trabajando y llegará el momento de decidir.
No comparto con su pregunta, soy sincero. Ustedes están más preocupados por las siguientes elecciones, yo estoy más preocupado por las futuras generaciones; eso significa planificación.  Ésa debería ser la responsabilidad de los partidos y de los movimientos sociales: ocuparse de las futuras generaciones.
Algunos dirigentes, algunos alcaldes, usan el tema de límites para hacer protagonismo. Lamentablemente, todavía nos falta descolonizarnos. Por ahora hay que preocuparse de las futuras generaciones.
Acudimos a La Haya para ganar el juicio
— ¿Qué espera del proceso contra Chile en La Haya?
— Deberíamos sentirnos en regocijo desde el momento en que La Haya y el Gobierno de Chile admiten la demanda. Primero, Chile decía que (el juicio) no es procedente o no va a proceder la demanda. No soy experto, pero hemos sido muy optimistas para acudir a La Haya.
Me dicen que (el juicio) está políticamente bien decidido y jurídicamente bien planteado. Si está políticamente bien decidido y jurídicamente bien planteado, La Haya admite y Chile se somete. Debería causar regocijo después de haber sido admitida la demanda. Ganamos la primera batalla.
— ¿Qué criterio tienen sus colegas respecto de la demanda? ¿Cómo recibe la región este paso?
— Si hemos ido a la demanda, es para ganarla. No hay que dudar. Más bien, nos unimos todos, aunque no faltan algunos que observan por qué (el agente) no es un militante. Hay que apelar a los mejores juristas que tenemos, pese a las diferencias. No quiero comentar más. Hablé con muchos presidentes. Deberíamos valorar lo siguiente: ¿En qué relaciones bilaterales de Chile con otros países éstos apoyaron a Chile sobre el tema del mar?
¿En qué relaciones entre Bolivia y otros países éstos rechazaron nuestra reintegración marítima? ¿En qué actos o cumbres los movimientos sociales respaldan a Chile y le piden no devolver el mar a Bolivia?
Los medios no aprovechan ese tema; lamentablemente hay medios de comunicación (pro)chilenos. Revisen todos los documentos, hay cumbres de movimientos sociales y de presidentes que apoyan o callan, pero nunca rechazan apoyo para Bolivia.
Hay que medir esa temperatura, porque el mundo expresa que hay una injusticia con Bolivia y es un derecho nuestro. Incluso hay profesores e historiadores que nos enseñan mal, que dicen que hubo una guerra. No hubo guerra, sino una invasión. 

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