domingo, 14 de noviembre de 2010

Muérdase la lengua, Presidente

Rubén D. Atahuichi López*
Me acuerdo de la vez que hablamos en el despacho del Ministro de la Presidencia, cuando una mañana me hizo llamar al Palacio de Gobierno para una conversación en la que en breves minutos abordamos una serie de temas. Esa vez, luego de agradecerle la invitación a la charla, le dije que usted no tenía “derecho” a equivocarse y que ante cualquier desliz verbal o político iba a ser comidilla de mis colegas y los medios.
De ese tiempo (septiembre de 2007) a éste han pasado muchas cosas. Y, claro, ha sido comidilla permanente de los medios de información. Hace poco, fue noticia bomba el rodillazo contra su contrincante en el partido que jugó ante el equipo del alcalde de La Paz, Luis Revilla. Viera usted, hay imágenes del incidente en miles de páginas de Internet, hasta le han culpado de haberle privado de herederos al jugador que minutos antes le había dado un planchazo. Incluso hay un jueguito colgado en Internet con un dibujo tan chueco de usted.
¿Se da cuenta? Todo lo que dice y hace es “noticia”, mucho más, y en gran proporción, lo malo que hace. Sus disculpas del jueves 7 de septiembre no sirvieron para los titulares, sino su confesión de haber sido víctima de una “trampa”.  Es que no sirve para muchos medios algo bueno que haga usted (que debe haber hecho); siempre hay razones para descalificar sus propuestas políticas.
Claro, muchos medios nunca fueron de su tendencia ideológica ni serán sus aliados políticos, como lo fueron en anteriores gobiernos. Pensándolo bien, ni tendrían que serlo de usted, por ética.
Le cuento que hace poco tuve una discusión con un colega acerca de la importancia de su vigencia en las tapas de los periódicos (ese lunes el jefe de turno había “destacado” tres titulares de nueve en alusión suya o de su partido). Su preocupación era que “en los titulares había muchos `Evo’”, que retruqué diciendo: “Mal o bien, el Presidente es el referente para la información, que mucho de lo que hace o habla es noticia”. Me topé con una pildorita que rozaba con la censura: “Es que por eso el banco (omito el nombre por razones obvias) suspendió publicidad en nuestro medio”.
A muchos periodistas y muchos medios les es difícil informar sobre lo bueno que hace usted, pero les es más fácil hacerlo con lo malo de usted o de su Gobierno (eso recordé también al colega aquél). Lo decía por sensatez periodística.
Y así. Ahora que rige la Ley contra el Racismo y toda forma de Discriminación la cosa se ha complicado. Si bien los ímpetus del gremio por desahuciar los artículos 16 y 23 han amainado, y sin mucho respaldo popular, todavía es el comienzo de lo que pretende su Gobierno con la norma, aunque –como periodista—dudo un poco de su afán benigno con la ley, como dudo de cierto trabajo periodístico… Por algo tiene usted el poder.
Comencemos por usted, Presidente. Más bien que al promulgar la ley no ha dicho las sandeces que suele gastarse en estas ocasiones, aunque por ahí se le escapó algunos adjetivos típicos de usted.
Es que percibí –como muchos bolivianos— que usted no ha sido tan conciliador ni en su primer Gobierno ni en éste que comienza. A ver, recuerde cuántas veces se mandó ajos y pimientas contra Rubén Costas, Branko Marinkovic, Jorge Quiroga, otros opositores y bolivianos. Claro, no son angelitos éstos, pero tolérelos, estamos en democracia.
Con ley en vigencia, tiene que comenzar a cambiar; le va a hacer bien a usted como al país. Claro, como político en el poder, detractores siempre tendrá, y desde los medios; así es la democracia.
En otra, cuando quiera referirse a ellos, no lo haga como antes, muérdase la lengua. Es que puede incurrir también en los delitos de la ley.
Comencemos con usted como ejemplo.
*Periodista

2 comentarios:

  1. ¡Excelente! A las cosas por su nombre, sin fracesitas halagüeñas ni pelos en la lengua: tan claro como el agua.

    Saludos Rebeldes

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  2. Clap, clap, clap. Muy bueno.

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