martes, 15 de febrero de 2011

Cossío, dime con quién andas y te diré quién eres


Rubén D. Atahuichi López*
¿A quién se le ocurre en la cotidianidad esconderse en la valijera de un auto? ¿Y si es para huir? ¿A alguien que quiere burlar la autoridad o a uno que pretende cuidarse de ella o los malhechores?
Al otrora gobernador de Tarija Mario Cossío se le ocurrió la idea, como sacada de una película, ayudado por sus amigos del otro lado de la frontera: un empresario rodeado de escándalos, un director de un diario que apoyó la dictadura de Alfredo Stroessner y otros dos políticos vinculados al general golpista Lino Oviedo.
Todo fue planificado desde la misma Vicepresidencia del Paraguay. Como antes en La Nación y el mensuario boliviano Día D, el senador liberal Alfredo Jaeggli no pudo guardarse el secreto (se jacta siempre de ser sincero) y contó a radio Erbol cómo Cossío dejó Bolivia y a cambio de qué.
El líder político tarijeño salió del país en la maletera del auto del empresario paraguayo Marcio Schussmüller la noche del 16 de diciembre. Horas antes, el vicepresidente Federico Franco se había preocupado por su amigo (lo conoció en 2003). Incluso, Jaeggli pretendió rescatarlo en su avión: “El vicepresidente Franco y Marcio me consultaron si yo podía ir a sacarlo de Bolivia. Entonces yo pensé tomar mi avión, entrar a Bolivia, rescatarlo a Mario (…). La idea era irme de contrabando, recogerlo y traerlo acá para su refugio”, confesó el legislador a Día D.
Franco, como Jaeggli, es allegado de Oviedo, quien ha sido responsabilizado en 1996 de un intento de golpe de Estado contra el presidente Juan Carlos Wasmosy del magnicidio del vicepresidente Luis María Argaña, casos por los que el militar fue condenado a diez años de presión. Entretanto, Schussmüller es un empresario cuestionado por una serie de actos, entre ellos el escándalo Kolping, referido al dinero de la cooperación alemana que desvió a la construcción de burdeles como “centros de capacitación”.
El cuarto en la lista de amigos de Cossío es Aldo Zucolillo, el director y dueño del diario ABC Color, que desde sus notas y editoriales impulsó la declaratoria de refugio a favor del gobernador suspendido. Sólo un dato sobre el hombre: “Éste será un gran diario al servicio de un gran Gobierno”, le dijo Zucolillo a Stroessner cuando comenzó a circular su diario.
Y si hablamos de la decisión del Consejo Nacional del Refugiado (Conare), entenderemos mejor el favor que en Paraguay le devolvieron a Cossío, quien –como contó Jaeggli— colaboró con el Partido Liberal Radical Auténtico a través del financiamiento de poleras, lapiceras y mucho más (¿Cómo entendemos que el ex diputado del MNR haya declarado en la Contraloría sólo 60.000 dólares si hasta es capaz de financiar campañas políticas externas? La diputada Aida Robles contó al periodista de Día D Rafael Sagárnaga que en el Conare había una decisión previa, que omitió adrede una consideración jurídica del caso del gobernador fugitivo. Y Jaeggli lo admitió, dijo que esa resolución fue más política que técnica.
Claro, y en Bolivia ciertos políticos pretenden hacernos creer que lo que le pasó a Cossío fue un acto democrático en contra de la dictadura de Evo Morales, como ya se animó a calificar Zucolillo en su periódico o Jaeggli.
 Cossío tiene derecho a arrimarse a cualquier árbol. Lo que no nos contaron antes los medios en el país es que el hombre fue rescatado y acogido por políticos y empresarios que no tienen la altura moral de nombrar la democracia. Así, el ex gobernador –ya hay que decirlo así— responde a esa misma lógica ultraderechista que pregona democracia pero medra de ella.
*periodista
Publicado en Erbol

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