Samuel Doria Medina y Unidad Nacional (UN) acaban
de consumar un nuevo intento por conformar un frente político (amplio,
dicen) con miras a las elecciones generales de 2014, inicialmente, y las
subnacionales de 2015. Se trata de un acuerdo cuya base es la
experiencia que tuvo en las elecciones municipales de Sucre y
departamentales en Beni, aunque los matices han variado un poco.
Basado en la experiencia de la Mesa de Unidad Democrática de Venezuela,
de tendencia conservadora y posición recalcitrante ante los gobiernos
del extinto Hugo Chávez y, ahora, de Nicolás Maduro, el dirigente de UN
nunca cejó en la posibilidad de juntar a todos los partidos opositores
al Movimiento Al Socialismo (MAS) en su afán de disputarle respaldo
popular. De hecho, sin esa experiencia importada, Doria Medina debe ser
uno de los políticos más persistentes del país, a juzgar por sus
participaciones y derrotas electorales.
Lo destacable
de esta iniciativa, para empezar, es la pluralidad con la que nace, con
cuadros como la exguerrillera del Ejército de Liberación Nacional (ELN)
Loyola Guzmán (fue constituyente del MAS y acompañó al Che Guevara), el
senador de Convergencia Nacional (CN) Germán Antelo o la otrora
analista política y precandidata Jimena Costa. Si bien en apariencia
puede alimentarse de contenido ideológico, por lo menos en el caso de la
expresidenta de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y
Mártires por la Liberación Nacional (Asofamd), la convergencia de ideas
se presenta muy dispersa y contradictoria en esencia, paradójicamente.
Es un intento al final, considerando que no hay cabezas más visibles en
el incipiente pacto, que puedan traer consigo amplio respaldo
electoral. Como saben los lectores, Doria Medina se desgañitó en tratar
de conformar un frente similar en 2009, cuando tuvo que ser candidato
por cuenta propia ante la negativa de quienes quiso en su afán, y
recientemente, cuando invitó abiertamente a su propuesta a Rubén Costas,
líder del naciente Movimiento Demócrata Social (MDS), y a Juan del
Granado, jefe del Movimiento Sin Miedo (MSM), que también rechazaron la
iniciativa.
Claro, el dirigente y empresario
insistió ayer en su idea de convencer a estos dos últimos a sumarse a su
proyecto, en una fase preelectoral que, en su criterio, pueda
convertirse “en una avalancha de adhesiones”, mientras el Gobernador de
Santa Cruz se apresta a firmar la fundación de su partido y el otrora
alcalde de La Paz, a liderar un congreso en el que su organización
política confirmará su candidatura y trazará las líneas de su
participación en los comicios de 2014.
¿Hasta qué
punto será capaz UN de lograr esa unidad que ansía? La respuesta no es
complicada, tomando en cuenta que, en la experiencia reciente, no hubo
posibilidad de que los otros líderes políticos cedan su candidatura a
otro. UN acaba de romper ruidosamente su alianza con el MSM en el
Gobierno Municipal de La Paz, muestra de que en estos tiempos no es
suficiente un acuerdo programático (y político). Si así fue la cosa, es
poco probable ver juntos en una misma bolsa a Doria Medina, Del Granado y
Costas, que, en honor a la verdad, son políticos con fuerzas populares
muy particulares y escasas por sí solas para hacerle frente al MAS y a
Evo Morales, su seguro candidato presidencial del año que viene.
Además, la suma de alianzas con movimientos pequeños no garantiza su
éxito. Así, el llamado Frente Amplio se pinta a un nuevo intento más de
UN y Doria Medina.
Columna publicada en La Razón
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