Hace unos días, Jorge Mansilla vino a vernos en la Redacción de La Razón. Hablamos un rato y recordamos que en 1999 hablamos cuando fue distinguido en la Federación de la Prensa de La Paz. ¿Y qué fue de esa conversación para La Prensa? Aquí:
Coco Manto, de regreso
al país ausente
Rubén Atahuichi/ La Prensa (febrero de 1999)
Apostado aún en sentido
opuesto al sistema imperante en el mundo, el periodista Coco Manto se permite
licencias --“esta vez sí, estamos en democracia”-- para hablar de la patria que
un día fue obligado a dejarla. También de Cristo, del Che Guevara, de la
democracia, de las dictaduras... y de sus hombres.
El matiz de su pelo ya
tiene las canas del tiempo, pero su acento claro “hasta a veces silbado al
pronunciar cada sí” no ha perdido su fuerza. Es más, poco se ha contagiado de
las rancheras, el tequila y los picantes tacos.
La “olla de grillos”
Del pasado, Coco Manto (“mi
seudónimo es Jorge Mansilla Torres”, dice)recuerda la “Olla de grillos, para gringos y k’usillos”,
aquel programa de sátira política difundido todos los sábados por Radio Altiplano, que enfadó a las
dictaduras, al mismísimo Rene Barrientos Ortuño allá por los a–os 60. “Ahora,
lo reconozco, en verdad era muy agresivo... fue un programa suicida, tengo que
admitirlo”, dice.
Fue su pecado, para “andar
a salto de mata”, primero a Perú luego a México. La “olla de grillos” dice que convirtió la
dictadura en ‘dictaburla’. Pero es así, “a los dictadores que violan la constitución
y los derechos humanos no sólo hay que enfrentarlos con ajos y cebollas, sino
también con huevos”.
Si uno quisiera hablar
con Coco Manto, quizás no encuentre tiempo para dejar de hacerlo. Es que de su
memoria se extrae un poco de historia.
“Aguilita voladora”
La frase de una de las
canciones de Pepe Murillo y Carlos Palenque era una clave que los trabajadores
utilizarían si es que se consumaba un golpe anunciado en contra del presidente
Juan José Torres (1970-1971). “Aguilita voladora”, canción a ser difundida por
radio Illimani, significaba que los aviones de la Fuerza Aérea se iban a sumar
a la resistencia y en favor de Torres.
Cuenta Coco Manto que la
intención se desbarató cuando de los aviones, en vez de apoyo a los
trabajadores atrincherados en Laikakota, surgieron disparos de metrallas
matando a decenas de ellos, gestándose así el inicio del golpe del coronel Hugo
Banzer. “Fue una traición al general Torres”, dice.
Más tarde, Coco Manto
salió al exilio, primero a México, luego a Perú, donde se quedé siete años.
Democracia, bendita
democracia
Tiene sus reservas
respecto de la democracia. “Es el caballo de Troya del imperialismo”, señala.
Es un término “chicloso”.
Comprendiendo lo figurado de la reflexión de Coco Manto, la democracia es dulce
al principio y a medida que está en la fe de la sociedad y la demagogia de los
políticos la democracia va perdiendo su sentido de ser y su objetivo sirve más
a quienes tienen la capacidad de valerse de ella en desmedro de los sectores más
débiles. “La democracia se vuelve maloliente, se estira y hasta se pueden hacer
globitos con ella”, ironiza.
“No creo tanto en la
democracia como creo en la justicia social”, argumenta. No obstante, la
democracia “con todos sus defectos” pudo interponerse ante las dictaduras.
El nuevo tiempo de las
ideas
Coco Manto lo describe
como el tiempo de los nuevos actores, otros escenarios pero con el mismo
libreto.
“La izquierda está
maniatada, está confusa, no sabe interpretar este nuevo escenario, no tiene
teorías para rebatir la ceguera económica financiera, la prepotencia del
neoliberalismo”, pero está latente, dice.
En una crítica al pasado
y al presente del principal organismo laboral del país, Coco Manto señala que
los trabajadores sabían más de (Juan) Lechín que de la propia COB. “No tenemos
antecedentes del pasado, por eso vamos a volver a cometer los mismos
errores en el futuro”, añade.
Rápidos conceptos. No se
pueden globalizar economías desiguales; el neoliberalismo es solo una
herramienta; la flexibilización laboral utiliza al trabajador como artículo de
mercado y de uso.
Y... Dios, “¿dónde está?
De severas prevenciones.
Parafrasea a un poeta mexicano: Dios te ayude, Dios.
“Pienso que es un
recurso del hombre para tener esperanza... es el nombre mayor de la utopía”,
dice.
Y, aquí lo agarramos. En
la teoría creo, pero en la práctica, no; por tanto, yo gracias Dios soy ateo,
solía decir, pero las cosas cambiaron un poco. “Esa nebulosa que tenemos en la
cabeza que nos hacer amar lo bello y nos hace odiar lo malo; ese sentido de
coherencia, ese sentido de justicia, ese sentido de equilibrio que tenemos, lo
atribuimos a Dios. Está bien si ése es Dios”.
Ahora, algo de “olla de
grillos”
Ya van más de una hora
hablando. Sin reparos, como en los viejos tiempos, pero con la convicción de
que dice la verdad, Coco Manto responde y define así a algunas figuras y temas
de nuestra agenda:
René Barrientos: Era un
aprendiz de tirano... ordenaba matanza y había matanza.
El coronel Hugo Banzer
Suárez: Aprendió que no tenía que tener condescendencia, y entraba a matar.
Luis García Meza: Un
tirano, un soldado bruto.
Ernesto Che Guevara: Un
gran revolucionario y un gran equivocado, porque vino en el peor momento y no
nos tomó en cuenta... Un gran proyecto que se ahogó en su propia audacia.
Fidel Castro: La honra
de nuestro siglo, la evidencia de que sí
podemos hacer un país en discrepancia con el imperialismo con todos los
riesgos.
El dictador Augusto
Pinochet: Un hijo de puta. Yo creo que ya está condenado aunque no lo condenen.
Gobierno y faldas de
Bill Clinton: Buen proyecto al principio... No descalificado, pero
desautorizado para erigirse como un líder moral.
La reconversión del
general Hugo Banzer Suárez: No lo creo, más bien creo que se protege (en la
democracia) porque de cuando en cuando le salen sus modos autoritarios.
Jesucristo: Una
posibilidad de amar hasta renunciar a la vida y proclamar que la valoración del
hombre es posible a través del hombre,
sin la ayuda del cielo.
Breverías, si Coco
consiente
Coco Manto, seudónimo de
Jorge Mansilla Torres. Con ese nombre, un día, salió del país mientras la
dictadura buscaba a alguien de apellido Mansilla. Era él, pero vestido de Coco
Manto, el mismo hombre.
Coco Manto nació en
Llallagua (Potosí) el 23 de abril de 1940. Su esposa es Martha Salinas; sus
hijos, Mariel del Carmen (33) y Pablo Ernesto (25).
El destino (“exiliado en
los 70”) hizo que su tinta llenara las páginas del periódico El Expreso de Lima
(7 años). Vive hoy en México (volveré el 2000 al país) y escribe, desde 1980,
en el diario Excelsior de México, del que hoy es socio.
Adora a Benjo Cruz, un
artista de guitarra y fusil que murió en la guerrilla de Teoponte (1970). No
pudo asistir allí porque no tenía
formación militar ni habría sobrevivido en la zona.
En 1969, Prensa, un periódico
días antes apoyado por un decreto del presidente Alfredo Ovando Candia, presagió un golpe que
no se consumó sino meses más tarde. El hecho
provocó el encarcelamiento de dos colegas suyos. 45 periodistas,
alegando visitar a otros delincuentes comunes, se resistieron a salir del
recinto por 24 horas. Uno de los 45 era él. Tiene varias obras ”mal
publicadas, peor distribuidas”. Prepara
“Breverías”, 680 frases humorísticas; “Te voy a contar un pueblo”, cuento; “Zoocorro,
animalversiones”, 21 artículos publicados en Presencia; “Destrás federal”,
sonetos acerca de México para el evento ‘99 y una formas de ser ciudad” (99
visiones plásticas de la ciudad y una forma que es el libro).