martes, 26 de abril de 2011

Del Granado: "El MSM es una opción ante la debacle masista"

Fue el alcalde a quien Evo Morales quiso clonarlo. Convivió durante cuatro años y más con el gobierno del MAS, pero ahora se arrepiente y detesta esa etapa política, como de su pacto con el MNR. Considera que el MAS rompió con el MSM: “El MSM les aparecía como innecesario, como un peligroso estorbo en esta construcción hegemónica; fue una señal muy clara de esta equivocada conducción política e ideológica que el Gobierno está llevando hacia adelante.

“De manera autocrítica, asumimos como nuestros los errores de la conducción gubernamental en el primer tiempo; no estamos de ninguna manera ajenos a una autocrítica, aunque nuestra visión fue crítica y autocrítica, buscamos profundizar los aciertos y corregir los errores”.

Rubén D. Atahuichi López


Habla como candidato y dice que no lo es, aunque no descarta esa opción. Pero se decanta contra quien fue aliado suyo, Evo Morales Ayma, en este momento todavía el hombre con más fuerza política en el país. Juan del Granado presenta al Movimiento Sin Miedo (MSM) como la alternativa “ante la debacle masista”.

El ex alcalde de La Paz (1999-2010) ya trabaja para las elecciones “del 2014 o del 2019”. “Desde abril del 2010 estamos relanzando al MSM como opción nacional frente a la debacle masista y la mala conducción de este proceso”, dice.

Según explica, la propuesta del MSM consigna cuatro tipos de ‘construcciones’: económica y productiva, “para la articulación de un nuevo modelo económico”; la autonómica, para la “gestión de intereses de la gente en todos los rincones del país; la institucional, para plantear “una renovada institucionalidad democrática en el país”; y la plurinacional, para “sociedad no solamente de iguales, sino de pueblos y culturas iguales”.

Aunque recuerda a la derecha conservadora y neoliberal, Del Granado se apasiona contra el MAS y su propuesta política. El año 2009, (Álvaro) García Linera ofreció ‘capitalismo andino’ y a los pocos meses se pasó a ‘socialismo comunitario’. Hoy sabemos que hay una gran discusión entre los ‘comunitaristas’ y los ‘industrialistas’.

Ideológicamente, no tienen claras las cosas los amigos del MAS. Hasta se anima a decir que el Gobierno es un “mar de improvisaciones” y un reciclado de ‘unionistas’, adenistas y movimientistas.

— Si lo escuchan (leen) los del MAS, van a sindicarlo de emebelista o aliado del MNR.
— Fue parte de mi trayectoria política y no tengo ningún inconveniente en reivindicar mi pertenencia al viejo MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), que luchó incansablemente por la recuperación democrática.
Reconozco el gravísimo error que cometimos en el MBL (Movimiento Bolivia Libre) de aliarnos con Gonzalo Sánchez de Lozada, pero el MBL fue anterior al MSM y éste no tiene nada que ver con el MBL.
A lo que voy es a que una nueva opción política no puede, si no tiene organización ni cuadros, ser el lugar de reciclaje de la vieja partidocracia y de los corruptos de siempre. Por eso es tarea esencial en una organización la formación.
— ¿Y el MSM es una propuesta de cambio al cambio?
— Sí, y no para el 2014, sino para hoy, porque hoy…
— ¿Y se puede incidir en eso?
— ...hoy, la gente necesita orientación y claridad sobre lo que está pasando en el país para no volver al pasado, y no suponer que estábamos mejor hace cinco años frente a la debacle masista, pero para no quedarnos en el presente, para avanzar en una visión de cambio verdadero, que tiene que ver con los cuatro desafíos que el MSM propone, pero en un ámbito profundamente democrático, teniendo como principio articulador la pluralidad económica. Estamos en contra del estatismo extremo, como estamos en contra del neoliberalismo; debe haber un justo equilibrio entre el mercado y el Estado, que no deben volver al pasado cuando fue anulado por el mercado. Tampoco podemos estar con las chapucerías de estos estatismos extremos, que quieren producir desde leche hasta cartón, pasando por las pilas de litio y las plantas de úrea.
— Eso suena a despecho; el MSM fue parte de la formulación de esos proyectos.
— No, nunca sostuvimos estatismo extremo ni que el Estado tenga que eliminar el mercado y la inversión privada o la producción comunitaria. Nuestra gestión de 10 años en La Paz ha sido un ejemplo de pluralismo; la inversión pública se ha duplicado y la hemos acompañado con acuerdos estratégicos, y con la cooperación internacional.
— Es posible que crean en el presente, pero también se proyectan con fines electorales. ¿Se puede hablar del MSM y Juan del Granado como una opción de cambio al cambio?
—Estamos en la construcción de una nueva alternativa política, que renueve, replantee y reconduzca el cambio para orientar y defender a la gente frente a esta visión autoritaria. Imagínate a qué extremo hemos llegado: Evo, García Linera y ministros calificando a la Central Obrera Boliviana (COB) de derechistas y golpistas, y a los trabajadores, el núcleo central del pueblo, que siempre han alentado el cambio y que siempre han sido el escudo ante las dictaduras. Evo Morales no sería Presidente sin los trabajadores.
Vendrán las elecciones en su momento. Además, somos profundamente democráticos, no vamos a hacer lo que dice García Linera: quieren voltear a Evo. No queremos voltear a nadie. Ojalá le vaya bien a Evo, ojalá gobierne bien.
Y veremos en qué grado de construcción alternativa nos encontramos el 2014 o el 2019.
— ¿Con Juan como candidato?
— No. La demostración es que ganamos La Paz sin Juan, cuando todos, incluyéndote a ti, los periodistas suponían si Juan no era candidato no ganábamos La Paz, mucho más si lo teníamos al frente a Evo Morales, a todo el aparato del MAS, a todo el dinero del Gobierno, a toda la campaña publicitaria en contra.
No te olvides que de Alcalde a ser clonado pasé a ‘Alcalde inepto’, en la boca del Presidente. Si pudimos ganar La Paz sin Juan, ¿por qué no podemos ganar con una propuesta alternativa a la conducción de los espacios nacionales?
— Pero Juan tiene un liderazgo absoluto en el MSM.
— Es relativo. ¿Cómo explicas el triunfo de Luis Revilla? ¿Por qué no puede ser Lucho o Rossío Pimentel (la Alcaldesa de Oruro)?
— Pimentel no es del MSM.
— No importa. El candidato no tiene que ser necesariamente del partido.
— Ah, ¿sí?
— Claro, estamos en una construcción que no puede ser ‘uniquista’ o partidocrática. Lo último que haremos será, pues, elegir candidato.
— ¿No será un riesgo? Pimentel dijo que le tiene miedo al MSM.
— (Se ríe) Sí, la he escuchado y lo comentamos con Rossío. Es que hay problemas, pues, en una conducción compleja como es la Alcaldía destrozada que recibió Rossío, un partido pequeño, el MSM, y las dimensiones del desafío de una persona que viene del periodismo.
Es un conjunto de problemas que todavía no los hemos superado en Oruro. Sigue habiendo una distancia entre el MSM y nuestra Alcaldesa; ella sigue siendo una persona que no es militante del MSM, pero la gestión sí es del MSM, ella llegó a la Alcaldía con nosotros.
— ¿Será potable una candidatura externa en el MSM?
— Claro que sí, perfectamente.
— ¿Para la Presidencia?
— Para la Presidencia, las diputaciones, las gobernaciones o las alcaldías. Es parte de una visión nueva. Así como no puede ser una visión partidocrática, el propio partido tiene que ser una visión nueva. Deberíamos tener un partido autonómico.
¬— ¿Apuesta a que no va a ser candidato presidencial el 2014?
— Ni lo uno ni lo otro, porque no puedo condicionar nada cuando no estamos definiendo candidaturas, cuando ésa no es la tarea. He estado en Guayaramerín y hemos tenido una caravana de recepción de cinco cuadras, y lo primero que me preguntaron tus colegas fue si ya empezó la campaña electoral. Yo les dije luego en una asamblea: “Les tengo una mala noticia, no soy candidato y no hay elecciones”.
— ¿Y no lo va a ser?
— No voy a ser candidato, no hay elecciones y no hay pegas.
— ¿No va ser candidato para las próximas presidenciales?
— ¿Cuál es la buena? “Están convocados a construir una nueva opción para hoy, no para el 2014”.
— Me está evadiendo la pregunta. ¿Descarta ser candidato?
— No descarto, pero ése no es el tema. Entiendo tu preocupación y la manera incisiva de cómo tocas el tema, pero no es nuestra preocupación. Están saliendo encuestas que (dicen) a ‘Juan no le gana a Evo o Evo no le gana a Juan’, o (Samuel) Doria Medina o a (Rubén) Costas en Santa Cruz.
— Encuestas en tiempos en que no se avizoran elecciones.
— Así es. Por eso el destino vacío de tu pregunta, te estás lanzando con una hermosa pirueta a una piscina sin agua; no hay elecciones.
— Pero a cuatro años puede que el MSM esté construyendo la candidatura de Del Granado.
— No, no es correcto; el MSM se opone a construir un proyecto alternativo con base en un candidato. No lo vamos a hacer. Una de las falencias que normalmente tienen las estructuras de gobierno es la nominación de autoridades y funcionarios en función de los liderazgos…
Además de los cuatro desafíos, internamente tenemos otros desafíos, para construir desde cuatro escenarios: ideológico, programático, organizacional y dirigencial. Ahí están cifradas las posibilidades de una nueva fuerza alternativa.

A juicio del viceministro César Navarro

Compartió con él durante la alianza MAS-MSM. El viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, César Navarro, considera a Juan del Granado como un típico socialdemócrata “de coyuntura”.
— ¿Cuándo lo conoció?
— Entre 1992, cuando era abogado contra Luis García Meza.
— ¿Cómo lo califica?
— Es un cuadro típico de la socialdemocracia lationoamericana, que actúa en función de la coyuntura no marcado por principios ideológicos, que les permite acomodarse a las coyunturas políticas de los diferentes momentos. Cuando se funda el MIR se habla del socialismo, pero cuando entra en crisis la UDP asume otro rol y el MIR se convierte en uno de los trípodes del neoliberalismo y el MBL tarda un poco más, pero termina siendo de la estructura de poder.
— ¿Cómo fue Del Granado como aliado del MAS?
— Más que aliado, el MAS y el Gobierno le permitieron salir de la palestra municipal a la nacional. Incluso impulsaba la candidatura de René Joaquino. El MAS le permitió tener una imagen nacional.

Entrevista publicada el domingo 24 de abril de 2011 en el suplemento Animal Político de La Razón

Señora Ardaya, no nos cuente el cuento

Rubén D. Atahuichi López

¿Que el caso de los militares metidos en el contrabando es un caso aislado? Al menos yo no me dejo contar el cuento por la presidenta de la Aduana Nacional, Marlene Ardaya, que el domingo le dijo eso a la red Erbol.

Y tengo muchas razones. Una de ellas pasó como anécdota (para las autoridades), que incluso la conté como noticia mientras escribía para La Prensa, en 2006. A ver, algunos detalles.

Al volver junto con mi hijo de ocho años de mi pueblo en Oruro, ante la falta de un vehículo, tomé uno y otro privados de emergencia. El último, para mi suerte, era ilegal, en la carretera Tambo Quemado-Patacamaya. De pronto, el conductor se dio cuenta que el coche del frente era uno de militares de Curahuara. Nos interceptaron y nos encañonaron luego de una breve persecución. Una hora de vilo, a la medianoche.

Al final, después de un regateo, el dueño del carro pagó 300 dólares, y otros 300 por el camión de adelante, que también había sido suyo. No quise develarme como periodista, habría sido mucho riesgo, y con el niño durmiendo en mis brazos. Sin embargo, traté de ayudar al chofer a evitar que pague, al considerar que al llegar a destino, con el vehículo incautado, íbamos a denunciar a los dos oficiales.

Al retomar el camino, el “chutero”, como se llama a quienes importan carros ilegales, me comentó que esa “requisa” era normal, que la idea era evadirla en altas horas de la noche. No fue su día-noche, pero el de esos militares del Regimiento Tocopilla sí, que como muchas otras unidades militares semanas antes habían sido encomendadas por el presidente Evo Morales a apoyar las tareas de interdicción al contrabando.

El ratón cuidando el queso. Eso también pasa con algunos oficiales del Control Operativo Aduanero (COA). Hace poco, cuando escribía para Erbol, investigué varios casos en los que oficiales policías estaban implicados en delitos de contrabando. Hasta supe que cuando un jefe del COA se refiere al paso libre de camiones de contrabando le dice a su subalterno que “ése tiene su pin”. Es decir, el dueño de la mercadería ya había pagado la coima.

Otro caso, que investiga el Ministerio Publico, se refiere a la implicación del gerente regional de El Alto, José Luis Lafuente, quien, a pesar sido sujeto de arresto domiciliario por una investigación sobre delitos aduaneros , consiguió volver a sus oficinas. Otras 17 personas están implicadas en el caso, la mayoría de ellas funcionarios de la oficina de interdicción al contrabando.

Cuestionada sobre la actuación de algunos funcionarios y policías implicados en ilícitos, Ardaya dijo que “son personas” y no hay corrupción en la Aduana Nacional hasta “donde pueda controlarla”.

En otra entrevista, el comandante del COA, Osvaldo Cabrera, coincidió con la Presidenta de la Aduana. “Yo no puedo meter las manos al fuego” por ninguno de los policías a su mando, “son personas humanas y tienen debilidades”, decía.

Son algunos casos, pero yo no creo que sean aislados. En el COA dicen que el “sistema” continúa, es decir, el cobro de sobornos por el paso de contrabando. Y los militares no son angelitos, sólo falta escudriñar el contrabando de combustibles al Perú, seguro que están metidos en eso, como dicen en off el COA.

Así que no nos cuenten el cuento. El contrabando pasa por las narices de la Aduana Nacional y no es difícil de detectarlo.

Columna publicada en La Razón

martes, 12 de abril de 2011

El diferendo verbal de una farsa diplomática

Rubén D. Atahuichi López

Los dichos de las últimas semanas entre distintas autoridades de Chile y Bolivia me hicieron recuerdo —lo escuché de chico— a un improperio diplomático de hace tres décadas, que fue más allá del “carajazo” de Eduardo Abaroa.

El jefe y almirante de la Armada chilena José Toribio Merino, entonces miembro de la Junta de Gobierno de Augusto Pinochet, se mandó una perla en las discusiones diplomáticas sobre la demanda marítima boliviana: “Bolivia nunca tuvo mar. Sus habitantes son auquénidos metamorfoseados que aprendieron a hablar”.

Esa vez no ha causado más que indignación entre las autoridades y el pueblo bolivianos. Para entonces, ni pensar —como ahora— en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Chile y Bolivia, ni guardar los equilibrios verbales. Las discusiones diplomáticas siguen siendo una farsa, a pesar de que ciertos analistas o ex cancilleres reclaman prudencia.

Más tarde, en enero de 2004, en la Cumbre de las Américas de Monterrey, los presidentes Carlos Mesa, de Bolivia, y Ricardo Lagos, intercambiaron más que ceños fruncidos en el foro. “Con Chile tenemos paz, pero no amistad”, arengó el boliviano. Y el chileno se enojó: “Si de diálogo se trata, ofrezco relaciones diplomáticas aquí y ahora”.

¿Relaciones diplomáticas sin mar? ‘Anda a tomarle el pelo a tu abuela’, habrá jugado en su mente Mesa.

Ahora, siete años después, ni Sebastián Piñera ni, mucho menos, Evo Morales guardan la compostura verbal. En sus formas más diplomáticas, sus declaraciones denotan, pues, otro carajazo, que han sido recurrentes desde incluso antes del 23 de marzo, cuando el Presidente de Bolivia, en un discurso muy cordial, anunció el cambio de estrategia en la demanda marítima boliviana.

En su informe del 22 de enero, Morales dijo con cierta sorna una frase alusiva al territorio del Litoral de 120.000 kilómetros cuadrados que en 1879 perdió Bolivia, a semanas de la reunión de cancilleres en La Paz: “Atacama era antes de Bolivia, esperamos recuperarlo pronto”. Al día siguiente, Piñera devolvió gentilezas: “Atacama es y va a seguir siendo chilena, con soberanía chilena, y eso nunca ha estado ni va a estar en las conversaciones con Bolivia”.

Sin embargo, el cruce verbal fue más latente desde el 23 de marzo. Piñera, en consecuencia con la política exterior de su país, decía sin desparpajo en varias ocasiones que la soberanía que demanda Bolivia no está en debate, como el Tratado de 1904, al mismo tiempo de instar al diálogo bilateral. Al otro lado, Morales planteaba soberanía y multilateralidad.

El 1 de abril, el Presidente de Chile, fue frontal: “Ellos (los bolivianos) pretenden algo que es imposible”. Y un día después, su par boliviano, en Charaña (en el mismo lugar del mítico abrazo de Pinochet y Banzer en 1975), respondió: “Que nos digan desde Chile que es imposible hablar, dialogar sobre soberanía, se equivocan. Eso se llama ignorancia, eso significa no tener sentimiento, eso significa que hay que enclaustrar a un pueblo”.

Columna publicada en La Razón