miércoles, 21 de agosto de 2013

Chile y el mar, por primera vez ante el juez




Rubén Atahuichi / La Paz
6 de agosto de 2013
 
No había ocurrido antes, desde la invasión a Antofagasta en 1879, el origen del conflicto bilateral, que Bolivia sentara en el banquillo a Chile en un tribunal. Como van los trámites, esto es posible, considerando que el Gobierno de Santiago no ha expresado interés oficial de desconocer la jurisidicción de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, que desde el 24 de abril tiene entre sus jueces la demanda boliviana para  el acceso soberano al mar.
“(El proceso) está en pleno curso porque la demanda ha sido admitida formalmente”, dice el agente boliviano para el caso, Eduardo Rodríguez Veltzé, en una entrevista publicada el 28 de julio en el suplemento Animal Político de La Razón.
La certeza del funcionario, también embajador de Bolivia en los Países Bajos y expresidente de la República (2005-2006), tiene su argumento en la primera reunión que sostuvo con su par chileno, Felipe Bulnes, y el titular de la CIJ, Peter Tomka, en La Haya, cuando el 12 de junio acordaron los plazos para la presentación de las memorias. Bolivia debe hacerlo hasta el 17 de abril de 2014 y Chile, hasta el 2 de febrero de 2015, poco menos de un año después.
Luego de la presentación de la demanda, será el segundo paso que deberá cumplirse en el proceso. En criterio de Rodríguez Veltzé, en esa fase se consignarán documentos históricos, diplomáticos y jurídicos con relación al requerimiento de Bolivia de parte del tribunal internacional.
Según el pliego presentado el 24 de abril, La Paz considera que la CIJ debe emitir su fallo sobre tres aspectos: a) Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia con el fin de alcanzar un acuerdo que otorgue a Bolivia una salida plenamente soberana al océano Pacífico, b) Chile ha incumplido dicha obligación y c) Chile debe cumplir dicha obligación de buena fe, pronta y formalmente, en un plazo razonable y de manera efectiva, a fin de otorgar a Bolivia una salida plenamente soberana al océano Pacífico.
¿Cuál es la esencia del proceso? “Es la búsqueda de justicia, de una solución conveniente y equitativa, que restituya a Bolivia una salida soberana y que ésta sea de manera convenida y de buena fe con Chile”, responde Rodríguez Veltzé.
Bolivia, a través del gobierno de Evo Morales, tomó la decisión de acudir a la CIJ luego de sopesar posibilidades entre seguir sometida a la dilación histórica sobre el diferendo por parte de Chile y la resolución de éste por otra vía más pragmática, aunque compleja: el juicio.
El 23 de marzo de 2011, durante los actos del Día del Mar en La Paz, Morales sorprendió al país y al mundo, y generó desazón en Chile, al anunciar un juicio internacional por la recuperación del acceso soberano al mar. “La lucha por la reivindicación marítima que ha marcado la historia, ahora debe incluir otro elemento fundamental: el de acudir a los tribunales y organismos internacionales demandando el derecho de una salida libre y soberana al Pacífico”, dijo en esa ocasión. Poco más de dos años después, el 24 de abril de 2013, la demanda contra Chile era un hecho; fue instalada en La Haya.
Mientras Morales dijo que la admisión de la demanda fue histórica y para el regocijo nacional, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, se comprometió ante sus connacionales a defender la soberanía de su país. “Utilizando todos los instrumentos de los tratados y del derecho internacional, este presidente va a defender con toda la fuerza del mundo cada metro cuadrado de nuestro territorio y de nuestro mar”, desafió luego tras acto en La Haya.
En julio de 2006, Morales y su colega chilena de entonces, Michelle Bachelet, habían establecido una nueva era en las relaciones bilaterales con la institución de la llamada “agenda de 13 puntos”. Por primera vez, el acuerdo incluía la discusión del “tema marítimo”. Según recuerda el pliego judicial, el Mecanismo Bilateral Bolivia-Chile de Consultas Políticas, reunido entre el 12 y 14 de julio de 2010, definió buscar “soluciones concretas, factibles y útiles” con relación al punto en cuestión. “Para este propósito, se programó una reunión para noviembre de 2010. Sin embargo, alcanzada esa fecha, Chile suspendió unilateralmente la reunión. Las negociaciones nunca se reanudaron”.
Tres meses después, el 7 de febrero de 2011, el canciller de Chile, Alfredo Moreno, se reunió con su par de Bolivia, David Choquehuanca, en La Paz. Si bien fue histórica, la cita no pasó de ser formal. “Estoy muy contento de estar aquí. Vamos a trabajar mucho, con mucho esfuerzo, de manera de poder ir avanzando en los temas que tenemos con Bolivia”, dijo aquella vez el jefe de la diplomacia chilena.
Para entonces, el gobierno de Morales esperaba impaciente una eventual propuesta de parte de Chile. “Qué bueno sería que haya una propuesta concreta hasta el 23 de marzo”, dijo el Mandatario en una rueda de prensa el 17 de febrero.
Unas semanas después, la respuesta desde Santiago fue contraria y obvia. “No es un problema de propuestas de Chile”, replicó el canciller Moreno, quien consideró que “ambos países tienen la misma responsabilidad, las mismas obligaciones y el mismo interés en avanzar”.
A partir de entonces, las declaraciones altisonantes entre autoridades de ambos países fue moneda común. El 31 de mayo de 2011, en una desaprensiva declaración respecto del cruce verbal con La Paz, el ministro chileno de Defensa, Andrés Allamand, sacudió las sensibilidades en el país y el vecino. “(Chile) es un país que tiene en su posición todo el amparo del derecho internacional y, por último, tiene Fuerzas Armadas prestigiadas, profesionales y preparadas, que están en condiciones de hacer respetar los tratados internacionales y de cautelar adecuadamente la soberanía y la integridad territorial”.
Ni Chile ni Bolivia se callaron siquiera para guardar la compostura diplomática, siempre fue así. Si en enero de 2004, durante la Cumbre de las Américas de Monterrey, el impasse de los presidentes Carlos Mesa y Ricardo Lagos terminó con la conminatoria de “diálogo aquí y ahora” por parte del chileno, el 22 de enero de 2011 Morales y Piñera defendieron su postura sobre la historia. “Atacama antes era Bolivia, esperamos recuperarla pronto”, desafió el Presidente de Bolivia en un mensaje a la nación por el primer año de su segundo mandato. Al día siguiente, su colega chileno hizo el contrapunto: “Atacama es y seguirá siendo chilena”.
El último fuego cruzado presidencial se produjo el 28 de enero, durante la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en Santiago. Morales encaró en casa propia a Piñera, que, bastante enojado, respondió que “los temas de soberanía no se negocian, excepto (NdR: esta palabra fue negada en Chile) por asuntos económicos”.
Suspendidas las relaciones diplomáticas entre ambos países en 1978 y con el proceso en La Haya en curso, no hay posibilidad de diálogo con el gobierno de Piñera. Ya lo dijo Morales, según informó el 31 de enero la ministra de Comunicación, Amanda Dávila. “Con el gobierno (de Piñera) no es posible dialogar, no hay posibilidad de dialogar; eso es lo que él cree (Morales)”, afirmó la vocera gubernamental.
Chile elegirá en noviembre al sucesor de Piñera. Bachelet cobra fuerza. Rodríguez Veltzé prefiere fiarse de la CIJ. “La Corte nos habrá dado la razón y Bolivia y Chile habrán encontrado un derrotero de concordia y armonía”, dice.
Un juicio por la restitución de la justicia
Aunque horas después de la presentación de la demanda en la Corte Internacional de Justicia de La Haya Chile consideró que el pliego judicial “no tiene fundamento”, Bolivia cree que el juicio pretende restituir un acto de justicia ante el propósito del país de volver al mar. 
“Que se atienda intereses mutuos y, sobre todo, se repare una situación que no la provocamos quienes somos parte de esta generación; nosotros no fuimos parte de la guerra ni quienes viven hoy en Chile. Somos tres generaciones posteriores a aquella que tuvo que enfrentarse por las armas”, dice el agente boliviano para la causa, Eduardo Rodríguez Veltzé.
El 24 de abril, el ministro del Interior de Chile, Andrés Chadwik, dijo que la demanda “no tiene argumento jurídico” y que su país se expresaba tranquilo ante la acción. Además, en Santiago se dijo que el juicio implicaba una provocación. En respuesta, el titular de la Dirección de Reivindicación Marítima (Diremar), Juan Lanchipa, responde que, con la causa, Bolivia demuestra “su vocación pacifista”.
Una historia que no se resuelve hace 134 años
Cuando nació el 6 de agosto de 1825, Bolivia tenía 400 kilómetros de costa en el océano Pacífico. Más tarde, en 1879, perdió esa cualidad en los 120.000 kilómetros cuadrados de territorio arrebatados por Chile durante la llamada Guerra del Pacífico librada entre ambos países.
Desde esa vez, los ímpetus de Bolivia siempre fueron los de recuperar ese territorio, aunque los intentos fueron vanos debido a los intereses políticos y económicos de entonces. En 1904, Chile y Bolivia firmaron el conocido Tratado de Paz y Amistad, que definió los nuevos hitos derivados del conflicto bélico. Si bien el acuerdo bilateral no fue consignado en la demanda presentada por La Paz contra Santiago en el Tribunal de Justicia de La Haya, las acciones diplomáticas y políticas posteriores son las que sustentan el proceso.
Bolivia recurre ante el juez 134 años después de los cruentos hechos. Hubo una serie de propuestas de solución al diferendo, entre ellas un canje territorial, que, sin embargo, nunca se consumó.

‘Por primera vez, Bolivia es una referencia internacional’

Tras el incidente del 2 de julio en Europa, un par de conclusiones han resultado del análisis del presidente Evo Morales: Bolivia es referente internacional más allá del impasse; y con Francia, Portugal,  Italia y España la confianza no es la misma.



La Razón / Claudia Benavente, Carlos Orías, Rubén Atahuichi / La Paz
06 de agosto de 2013
 
Domingo 4 de julio, residencia presidencial de San Jorge. El Presidente del Estado recibe a La Razón en un momento crucial de las relaciones de Bolivia con el mundo. Las más complejas derivaron del bloqueo que sufrió el avión presidencial en Portugal, Francia, Italia y España, cuyos espacios aéreos no pudo cruzar el 2 de julio debido a que se creía que Edward Snowden, buscado por Estados Unidos, iba a bordo. El Mandatario estuvo varado 13 horas en Viena.
Tras el incidente del 2 de julio en Europa, un par de conclusiones han resultado del análisis del presidente Evo Morales: Bolivia es referente internacional más allá del impasse; y con Francia, Portugal, Italia y España la confianza no es la misma.
Recién llegado el domingo de Sao Paulo, donde asistió al Foro Social, el Jefe del Estado concede en su residencia de San Jorge una entrevista a La Razón para hacer un repaso a la situación del país ante el mundo. “Por primera vez, Bolivia es una referencia internacional, no por el secuestro del avión ni porque el Presidente represente a un sector más humillado de la historia, sino por las políticas, los programas, los principios y los valores”, dice.
Morales resume así esos cuatro ejes: las políticas “no vienen de afuera ni de arriba”; los programas “no solamente tienen un impacto interno, sino también externo, algunos de ellos están siendo exportados”; los principios se basan en la lucha de los antepasados; “la lucha de la independencia fue contra el colonialismo interno y externo”; y los valores, en su caso, de la familia: no mentir, no robar ni ser flojo.
En su criterio, eso tiene efecto en la región, aunque encuentra cuatro tipos de relaciones. La menos favorable, con Estados Unidos. “No hay munanaku (quererse), sino maq’anaku (pelearse); pero por lo menos tenemos relaciones para pelearnos, que es lo peor. No quisiéramos que sea así”.
Define a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) como el otro extremo, el más positivo. Son relaciones de mucha confianza, de “políticas que pensaron toda la vida los movimientos sociales y los pueblos, en defender la vida y rechazar la muerte, entre defender la paz y rechazar la guerra”.
Un tercer grupo es el que lo componen países de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), de la Comunidad de Estados Latinoamericanos (Celac) y del Mercado Común de Sur (Mercosur).
Pero esos afanes pretenden ser boicoteados por Estados Unidos a través de la Alianza del Pacífico (Perú, Colombia, Chile y México).  “Estos gobiernos que promueven el libre comercio, la privatización de servicios básicos, la entrega a transnacionales de recursos naturales o instalar bases militares en esos países, nunca van a tener estabilidad política”, presagia. “Mientras Estados Unidos no cambie de política, nunca va a haber relaciones de confianza. Puede haber intercambio de embajadores, pero no serán relaciones diplomáticas de confianza”, insiste.
— ¿Qué peso tiene Bolivia con relación a la región y el mundo tras el incidente en Europa?
— Cuando digo que Bolivia es una referencia es que, si bien hemos empezado a liberarnos económicamente, socialmente, militarmente y políticamente, Bolivia es vista como país digno entre los países sudamericanos y del mundo. Escuché a un comentarista: por dos veces Bolivia estuvo (en la opinión) del mundo, una cuando un dirigente sindical e indígena ganó las elecciones, y, dos, por el secuestro del avión.
Pero una cosa es ser víctima de ese hecho, el indígena de un grupo condenado al exterminio, y otra el ser autoridad. No sé si fue un error o si hubo alguna meta u objetivo en ese secuestro.
— O algún mensaje de parte de Estados Unidos.
— Tal vez un mensaje de Estados Unidos. Lo cierto es que hubo repercusión internacional. Por encima de eso, una cosa es ganar las elecciones… ¿Qué dijeron los de la derecha y los fascistas de Bolivia en 2006? “Pobre indiecito, que se divierta unos cuantos meses, no va a poder gobernar y se va a ir o lo vamos a sacar”. Después de mi informe de 2007, ¿qué dijeron? “No, no, hay que hacer algo”. En 2007 se prepararon y en 2008 fracasaron en el revocatorio, como en el intento de golpe. Organizamos la gran marcha. Por primera vez, la COB y el Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (IPSP) tuvieron una reunión que dirigí en La Coronilla, en Cochabamba, para organizar la marcha de Caracollo, que definió la situación política, social, democrática e ideológica del país. No es que este proceso vale porque un indígena ganó las elecciones o porque un dirigente ha sido secuestrado.
— Usted dijo que aceptaba las disculpas y Bolivia se reserva el derecho a tomar acciones. ¿Qué quiso decir con eso?
— Yo te pregunto una cosita, pero me vas a responder… Si tu compañera te ha puesto cuernos y luego la perdonas, ¿crees que va a haber confianza?
— No.
— Es eso. Es difícil, se pierde confianza; aunque los aymaras perdonamos totalmente, no somos rencorosos ni vengativos.
— ¿A qué se refirió cuando dijo que Bolivia se reserva a tomar acciones?
— Especialmente velando ante las futuras acciones que pueda tomar Estados Unidos y sus aliados. No quiero que se entienda como soberbia y capricho. Si no hacemos algo, van a seguir tomando represalias con algunos presidentes o con algunos gobiernos, por la situación.
Cómo nos irá en la parte jurídica. En el Alba acordamos formar una comisión técnica y jurídica para estudiar qué argumentos legales tenemos para llevar a Estados Unidos a tribunales internacionales por espionaje. Una cosa es el secuestro, que ha violado tratados internacionales, pero que se ha derivado del caso de espionaje. Ya, digo que espíen a los gobiernos y presidentes antiimperialistas, pero que espíen a sus aliados… Ya no, pues, es insoportable. Por diferencias programática, ideológica y cultural nos pueden espiar, pero a sus aliados…
Voy a plantear en la próxima reunión de Unasur que todos los presidentes definamos llevar (a Estados Unidos) a los tribunales internacionales para hacer respetar los derechos humanos, los tratados internacionales. Esa reserva está fundamentada para que nunca más ocurra (lo que me pasó) con ningún presidente del mundo.
— ¿Qué cambios habrá en la región tras este incidente?
— ¿Qué hemos visto? A veces cuesta hacer entender a nuestros pueblos, a nuestras fuerzas sociales, qué es el imperialismo, el capitalismo o el neocolonialismo; cuáles son sus instrumentos sobre los recursos naturales o sobre políticas sociales.
Ahora que secuestraron el avión del Presidente, la gente dice “ah, eso había sido imperialismo y capitalismo”. Eso nos ha unido a todos, que entiende que si hicieron eso con un presidente, cómo será con los migrantes.
Hay un profundo sentimiento en América Latina y el Caribe, en las fuerzas sociales de Estados Unidos, en Europa y en todo el mundo de que todos tenemos soberanía. Cómo puede haber para algunos presidentes y gobiernos de segunda o de tercera.
Aquí, casi todas las fuerzas e instituciones del Estado se han manifestado, hasta las Naciones Unidas y la OEA, pero menos el Consejo de Seguridad de la ONU. Entonces, ¿qué papel juega el Consejo de Seguridad? Yo entiendo que Naciones Unidas tiene ese consejo que tiene que dar seguridad… ¿A quiénes? A los Estados, porque son sus brazos.
No me arrepiento de haber dicho que ése no es un Consejo de Seguridad sino un “Consejo de Inseguridad”, que sólo planifica intervenciones. Hay que hacer una reforma o una profunda revolución en las Naciones Unidas para acabar con esta clase de instituciones que no dan ninguna seguridad a los Estados.
— El presidente Rafael Correa dijo “Lo que es con Evo es contra nosotros”. Incluso, insinuó que después de Hugo Chávez, viene Evo. Hablando de liderazgo, ¿o Correa o Evo?
— Yo soy enemigo de hablar de liderazgos, hablo más de referencia en políticas y programas. No nos metan a una pelea sobre quién después de Chávez. No me gusta. Aquí dicen “los evistas”… No quiero que haya evistas, sino antiimperialistas.
No creo que las personas sean líderes, sino los pueblos o las fuerzas sociales. Ahora, saludo la solidaridad, Correa dijo “si es Con Evo, es con todos y todas”. Lindo mensaje, aquí somos todos, no se trata de Evo. Si provocaron a Evo, eso nos permitió reflexionar de manera conjunta para defender a todas y a todos. Ése es el mensaje del compañero Correa, a quien expreso mi respeto y mi admiración. Lo dije en Quito, el primero en llamarme ha sido Correa, solidario; no sé cuántas veces. Luego de que partimos de Viena, ni bien aterrizamos en las Islas Canarias, otra vez llamó Correa. También Nicolás Maduro, Cristina Fernández y otros presidentes. Correa ha debido estar llamando a cada minuto en todo el vuelo. A uno se le conoce cuando uno pasa malos momentos.
— ¿Cómo van a seguir las relaciones con Estados Unidos?
— Hay una mirada sobre Estados Unidos, de soberbia, de sometimiento, de uso geopolítico a la región con fines monopólicos… Esto nunca va a cambiar.  Creo en las fuerzas sociales, no hay imperio que aguante. El imperio romano y tantos imperios fueron derrotados; el imperio norteamericano va a ser derrotado.
¿A qué conclusión llego? Allí no gobierna (Barack) Obama, ni demócratas ni republicanos. Son producto de las elecciones, se los respeta; gobiernan banqueros y empresarios. Y cuando banqueros, empresarios y otras transnacionales no pueden seguir exprimiendo al pueblo, declaran en crisis (al Estado) y hay crisis para los más pobres. Ellos siempre caen bien parados, como el gato. Yo tenía mucha confianza en Obama, que viene de un sector discriminado. No puedo entender que ese discriminado discrimine a un discriminado.
— En la práctica, ¿va a haber mejoras en las relaciones?
— Podemos restablecer embajadores, de formalidad, pero no va a ser de confianza.
— ¿Eso será pronto?
— No sabemos. Puede agudizarse (la crisis) también, depende del comportamiento del Gobierno de Estados Unidos.
Perfil
Nombre: Juan Evo Morales Ayma
Nació: 26-10-1959, en Isallavi (Orinoca, Oruro)
Cargo: Presidente del Estado
Líder de los últimos tiempos
Evo Morales Ayma tuvo un intento favorable para llegar a la presidencia en 2002, cuando fue el segundo más votado en los comicios, detrás de Gonzalo Sánchez de Lozada. Con esos antecedentes, tras la renuncia de Carlos Mesa y el interinato de Eduardo Rodríguez Veltzé, en diciembre de 2005 ganó cómodamente las elecciones con el 53,7% de los votos. Juró como Presidente el 22 de enero de 2006, pero su mandato fue interrumpido por un acuerdo político, a un año de su fin. En agosto de 2008 se impuso a un revocatorio y en diciembre de 2009 ganó las elecciones con el 64% de los votos. Promovió entre 2006 y 2008 la Asamblea Constituyente para la aprobación de la nueva Constitución.
‘Decir que soy candidato sería un gran error’
— ¿Va a ser candidato en 2014?
— Es constitucional, se ha demostrado eso. Yo no sé por qué dudan. Pero estoy muy sorprendido de las proclamaciones de comunidades y sindicatos del campo y la ciudad. Por ahora estamos más ocupados con la gestión. Yo saludo esos respaldos, son un aliento, una recompensa. Pero ratificamos que no es tiempo de campaña.
Personalmente, estoy dedicado a temas de gestión. Por eso no he decidido, estamos en gestión. Depende de mucho, todo puede pasar. En Brasil, por ejemplo, la compañera Dilma (Rousseff) tenía alto porcentaje de apoyo, pero dos o tres problemas (las movilizaciones por las tarifas de transporte) que aparecieron por sorpresa cambiaron la situación. Decir que soy candidato sería un gran error. Hay que ocuparse de seguir trabajando y llegará el momento de decidir.
No comparto con su pregunta, soy sincero. Ustedes están más preocupados por las siguientes elecciones, yo estoy más preocupado por las futuras generaciones; eso significa planificación.  Ésa debería ser la responsabilidad de los partidos y de los movimientos sociales: ocuparse de las futuras generaciones.
Algunos dirigentes, algunos alcaldes, usan el tema de límites para hacer protagonismo. Lamentablemente, todavía nos falta descolonizarnos. Por ahora hay que preocuparse de las futuras generaciones.
Acudimos a La Haya para ganar el juicio
— ¿Qué espera del proceso contra Chile en La Haya?
— Deberíamos sentirnos en regocijo desde el momento en que La Haya y el Gobierno de Chile admiten la demanda. Primero, Chile decía que (el juicio) no es procedente o no va a proceder la demanda. No soy experto, pero hemos sido muy optimistas para acudir a La Haya.
Me dicen que (el juicio) está políticamente bien decidido y jurídicamente bien planteado. Si está políticamente bien decidido y jurídicamente bien planteado, La Haya admite y Chile se somete. Debería causar regocijo después de haber sido admitida la demanda. Ganamos la primera batalla.
— ¿Qué criterio tienen sus colegas respecto de la demanda? ¿Cómo recibe la región este paso?
— Si hemos ido a la demanda, es para ganarla. No hay que dudar. Más bien, nos unimos todos, aunque no faltan algunos que observan por qué (el agente) no es un militante. Hay que apelar a los mejores juristas que tenemos, pese a las diferencias. No quiero comentar más. Hablé con muchos presidentes. Deberíamos valorar lo siguiente: ¿En qué relaciones bilaterales de Chile con otros países éstos apoyaron a Chile sobre el tema del mar?
¿En qué relaciones entre Bolivia y otros países éstos rechazaron nuestra reintegración marítima? ¿En qué actos o cumbres los movimientos sociales respaldan a Chile y le piden no devolver el mar a Bolivia?
Los medios no aprovechan ese tema; lamentablemente hay medios de comunicación (pro)chilenos. Revisen todos los documentos, hay cumbres de movimientos sociales y de presidentes que apoyan o callan, pero nunca rechazan apoyo para Bolivia.
Hay que medir esa temperatura, porque el mundo expresa que hay una injusticia con Bolivia y es un derecho nuestro. Incluso hay profesores e historiadores que nos enseñan mal, que dicen que hubo una guerra. No hubo guerra, sino una invasión. 

Las armas de la oposición

Parte-Contraparte

Rubén D. Atahuichi López
13 de agosto de 2013
 
En 2003, durante los conflictos sociales de septiembre y octubre, Gonzalo Sánchez de Lozada se resistía al establecimiento de una Asamblea Constituyente y al referéndum sobre el gas. Su sucesor, Carlos Mesa, recuerda en su libro Presidencia sitiada que aquél le dijo que había tres cosas que no iba a hacer: “renunciar, llamar a referéndum y convocar a una Asamblea Constituyente”.
Y no lo hizo, sabemos cómo terminó. Renunció, Mesa llamó a referéndum y sentó las bases para el cónclave constitucionalista y como consecuencia de los debates, años después, hay una nueva Constitución Política del Estado.
La institución de la Asamblea Constituyente fue polémica, con partidos políticos y regiones que objetaban la iniciativa. Instalada aquélla, las discusiones políticas se concentraron en asuntos triviales y no de fondo, como, por ejemplo, el largo conflicto que hubo por la llamada “capitalía”, con relación a la sede de gobierno, o el reglamento de debates y su famoso artículo 72.
Más tarde, con la CPE vigente, otros temas fueron la misma obsesión de algunos partidos de oposición. La Ley contra el Racismo, las elecciones judiciales, el avión presidencial, un desliz verbal de Evo Morales (tuvo decenas) y, ahora, los resultados del censo. Puede que el Gobierno, a través del Movimiento Al Socialismo (MAS), haya hecho valer su mayoría, con o sin errores, pero el resultado es que siempre impuso sus iniciativas, precisamente por el respaldo popular que cuenta.
Si la oposición quisiera ganar respaldo ante tanta fuerza del poder político, o desplazar a éste, tendría que plantearle al país una propuesta que revolucione el proyecto hegemónico de la administración de Evo Morales y su partido, que ha acaparado todos los discursos que en su tiempo ignoraron los líderes y partidos “tradicionales”. Sin embargo, ocurre todo lo contrario. Cada día sus argumentos son la respuesta al desliz, a la polémica o a la simple coyuntura.
Ahora, al menos tres fuerzas políticas, por llamarlas así, tienen connotación en el debate político y la incidencia mediática: el Movimiento Sin Miedo (MSM), de Juan del Granado; Unidad Nacional (UN), de Samuel Doria Medina, y el todavía proyecto Movimiento Demócrata Social (MDS), de Rubén Costas.
Cada una de esas organizaciones ha abanderado ciertos problemas vinculados a la gestión de Morales: el MSM pretende desde hace tiempo congraciarse con las luchas indígenas y la defensa del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS); UN busca neutralizar con denuncias de ineficiencia y corrupción el programa Bolivia Cambia, Evo Cumple, el proyecto estrella del Gobierno, e incluso acusar a Morales de un caso íntimo y personal por demás dudoso, y el MDS comienza a construir su discurso a partir de los errores del Censo 2012 y sigue reivindicando las autonomías, aunque todavía en un área que no le ofrece proyección nacional, Santa Cruz.
Tengo mis dudas de que la estrategia funcione. Quizás tengan propuestas programáticas, poco socializadas ante el país, pero sus armas son ésas: la simple reacción ante la acción, la banalización del discurso y la política, y la objeción así por así a las políticas necesarias. Su apuesta es riesgosa, tomando en cuenta que su contendor mayor en 2014, Morales-MAS, se mantiene fuerte a pesar de sus yerros o dislates verbales.

Indignaos, Evo planta a Cala

Rubén D. Atahuichi López 
11 de agosto de 2013
 
Este Evo Morales no sabe de cumplir sus compromisos, ha dejado calato a uno de sus entrevistadores (por lo menos hasta la noche del viernes). Dejó a Ismael Cala, periodista de CNN, como novia en el altar, sin entrevista, que después de lloriquear toda la noche del jueves, y por varios canales de televisión, respira hondo y luce su orgullo: al cabo que ni quería entrevistarlo.
No es la primera vez que el hombre hace eso. Lo han sufrido varios colegas, ene veces. Una vez, cuando aquél, el Evo, era todavía diputado, rompió abruptamente la charla y me dijo: “Compañero, si me va a cortar, terminamos aquí la entrevista”. Este pinche periodista (o sea, yo) masculló el error de hacerle la pregunta difícil al impensable presidente de años despúes.
Otra vez, ya cuando Morales era el Jefazo, como diría Martín Sivak, me hizo madrugar dos veces a las cinco de la mañana para entrevistarlo en el Palacio de Gobierno. La primera ocasión logré ingresar en la sala del gabinete, con ministros de testigo y entre ellos los bullangueros Pablo Groux, Nardi Suxo y Roberto Aguilar. Nada, me canceló la entrevista arguyendo su casi siempre moquillo. La segunda vez, “por su agenda apretada”.
Pero la ministra Amanda Dávila se encargó de reparar el desplante en una tercera ocasión y una cuarta de yapa, hace poco.  No recuerdo que el desaire en contra de este pinche periodista haya causado tanto furor entre los colegas. ¡Cala es Cala, y de CNN!, dirán con tanto aprecio a lo ajeno.
Si Evo supiera que este mismo Cala salió trasquilado de una entrevista que le hizo al periodista uruguayo Víctor Hugo Morales, al que saliéndose de los estribos le dijo “autoritario”, quizás otra era la historia. Pero el tal Cala logró siquiera preconfirmar su charla con el Morales presidente (y el viernes se decía que al final iba a haber esa entrevista).
Hasta por lo menos la hora en que Cala denunció que Evo no lo recibiría, nadie decía nada de él más que repetir su mensaje de autoestima profesional en las redes sociales. Después, Cala fue el tal, con un orgullo que ni lo cuento... “En mi carrera, nunca volveré a gestionar una entrevista con el presidente Evo Morales”, repitió. Ahí está, pues, igualito tuvo que hacerlo el viernes. Indignaos, Morales ha desairado a un colega venido de lejos, con poco oxígeno.

Presidente, ¿qué le quita el sueño? Una siesta, Cala

Rubén D. Atahuichi / La Paz
18 de agosto de 2013
 
La noche del martes, todo el mundo se había colgado de CNN. Estaba en el aire “la entrevista del año” y su estrella, Ismael Cala, el mismo que, en un insólito peregrinaje por muchos programas de televisión, se quejó la semana pasada de haber sido plantado por el presidente Evo Morales.
Fue una entrevista preparada durante tres meses, con tres errores capitales: el periodista dijo que el “ama sua”, el “ama llulla” y el “ama qhella” son una trilogía aymara (y el entrevistado no aclaró que es quechua), que La Paz es la capital boliviana y que era ideal para el fondo y la rejilla del programa una tonada peruana.
Más allá del gafe muy usual en este oficio, lo demás corrió como algo familiar para nosotros. Todas las respuestas del cara a cara las sabíamos. Claro, quizás el público internacional de CNN no sepa qué temas dominan la agenda boliviana de la información.
Amilanado por tanta catarsis previa, aunque arropado con tantos que quisieran una foto con él o ser como él (yo prefiero a Restrepo, Ramonet, López Vigil, Bastenier, Archondo, Guzmán, Orduna, Zambrana, Álvarez y otros colegas domésticos de gran talante profesional que quizás olvido citarlos), Cala hizo lo de su libro: Cala contigo, el poder de escuchar. Con Evo, escuchándolo y hasta asintiendo —con un “ajá” y un “ok” recurrentes— las alusiones y proclamándolo: Es un “líder y estandarte mundial en que se ha convertido Evo Morales”.
Vapuleado y sin capacidad de reacción, ni réplica ni dúplica, preocupado en aclarar que la entrevista va sin cortes (pero con más cortes que preguntas). Quizás al final encontrábamos algo de la Agenda 2025 o el futuro de Evo despúes del Palacio de Gobierno con la pregunta de epílogo, pero nada, sólo una tomadura de pelo.
— Presidente, ¿qué le quita el sueño?
— Una siesta.
Morales había ensayado la tangente, una explicación sobre cómo aprovecha cinco, diez o 15 minutos para quitarse el sueño y despertar luego “chalinga”. ¿Y la réplica? Aunque con algo de dignidad ante tanta bronca presidencial por el lloriqueo: “Yo simplemente opté por el derecho de cualquier ciudadano, libre de decidir, abrir mis horizontes y vivir fuera de mi país natal”. Así es, pienso igual.

Publicado  en el suplemento Animal Político de La Razón

El MSM ‘se ha alejado de la izquierda’

Una semana después de la oficialización de su renuncia al MSM, el diputado Javier Zavaleta López cuenta sus razones. Cuestiona la decisión que en 2010 alejó a su partido del gobierno de Evo Morales.



Rubén D. Atahuichi L.
00:04 / 18 de agosto de 2013
 
El lunes 12 anunció su renuncia al Movimiento Sin Miedo (MSM), partido al que cuestiona haber dejado en 2010 su alianza con el Movimiento Al Socialismo (MAS). Sin rencores, aunque con serias divergencias, el diputado Javier Zavaleta López se confiesa: dice que su antiguo partido se ha  alejado de la izquierda y quisiera que en las elecciones de 2014 el presidente Evo Morales vuelva a ganar.
“Que termine la Agenda 2025, una medida, no de un político ni un partido, sino de un estadista. Morales ha pasado de ser un dirigente a un estadista con este plan 2005 que nadie lo hizo”, comenta en entrevista que concede a Animal Político en una oficina prestada del senador Adolfo Mendoza.
— Estuvo cabreado alguna vez…
— Sí. En 1999, el sistema neoliberal estaba en auge, con Gonzalo Sánchez de Lozada, y luego del escándalo del gobierno del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR). Había motivos para estar cabreados.
— ¿Cómo conoció a Juan del Granado?
— En 1997 yo fui candidato de la Circunscripción 9, de la zona Sur de La Paz, por el Eje Pachakuti. Entonces me ganó Luis Alberto Chito Valle con un increíble aparato, además estaba Hugo San Martín. También Luis Revilla, por el Movimiento Bolivia Libre (MBL). Fue en esos debates y la presentación de candidatos que nos conocimos, y ahí Del Granado, que planeaba dejar el MBL, me planteó construir algo nuevo. Junto con otros nos reunimos para planificar y hacer análisis político en seis u ocho meses, hasta que tomamos la decisión en 1999.
No éramos muchos, pocos salieron del MBL. Con otros que llegamos de otros frentes, no éramos más de 30, decidimos fundar el MSM.
— Es similar lo que le pasa con lo que le pasó a Del Granado, una escisión.
— Por eso me extrañan las declaraciones de su esposa (Marcela Revollo) y de otros dirigentes. De éstos entiendo, son nuevos y no vivieron esa historia, pero de su esposa, que quiere rasgarse las vestiduras sobre lo que pasa, porque lo vivió en el MIR y en el MBL lo mismo: una escisión por cuestiones ideológicas.
— ¿Cuándo habló por última vez con él?
— En 2010.
— ¿Por qué dejó de hablar con él?
— Cuando suceden las fricciones con Evo Morales y el MAS, comienzan a verse posicionamientos. Él, mucho más duro e inflexible en su crítica al Presidente y yo seguía en la misma lógica de ser crítico, pero desde adentro.
Él ya vislumbraba la idea de la ruptura. Cuando se dio, yo insistía en la posibilidad de volver y tratar de recomponer las cosas. Las reuniones eran un enfrentamiento de posiciones, yo votaba a favor de las iniciativas y ellos, como Revollo, en contra. Ya había fricciones que fueron complicándose, especialmente con la dirigencia nacional. Ya no había motivo para reunirnos y pelear.
— Es ingenuo pensar en la vuelta, considerando que el MSM era potencial contendor del MAS.
— Sí. Sin embargo, era necesario. Es decir, son esas decisiones que se toman sabiendo que se va a enfrentar contra algo muy difícil de hacerse realidad. Yo estaba convencido de que era una alianza que se complementaba: clase media del MSM y proyecto más rural del MAS.
— Venía advirtiendo con renunciar al MSM desde antes de 2011, ¿qué le cabreó otra vez?
— No venía anunciando con renunciar, no estaba en mis planes. Seguía peleando por que esto se reconduzca, aunque me estaban amenazando desde 2011 con expulsarme…
— Anunciaban un proceso en su Tribunal de Ética.
— Sí, procesos a los cuales no les temo. Así fue la cosa.
— ¿La ruptura MSM-MAS incidió en su decisión?
— Sí, pues, fue lo que finalmente gatilló mi decisión. En los últimos meses ya no había absoluta coincidencia con las decisiones que tomaba la Dirección Nacional del MSM. En 2010 había algunas cosas que se podían discutir, pero en 2012 ya no coincidíamos un ápice.
— ¿Por qué cree que se rompió la alianza? ¿Distanciamiento ideológico o intereses electorales?
— Ambos. El MSM tiene una nueva dirección nacional, con gente nueva, ya no son los fundadores de 1999, y comenzaron a darle otras características; era natural que cambien de posición. Además, Del Granado deja ser alcalde y automáticamente se proyectaba para un escenario nacional. Era comprensible que pretendía disputarle la presidencia a Evo.
— Se puede inferir que usted es un librepensante del MSM.
— El término librepensante ya tenía un doble significado y ahora tiene otro con el grupo de disidentes del MAS. Yo no me arriesgaría a catalogarme en ese grupo ni dar la sensación de que estoy en un grupo parecido. Cierto, tengo diferencias de pensamiento con el MSM y ésas han sido la razón fundamental de mi renuncia. No le he robado al MSM ni hay actos de corrupción, salvo diferencias políticas.
— ¿Zavaleta tránsfuga?
— No, esa figura está establecida en la Ley de Partidos Políticos y para llegar a decir eso tiene que comprobrarse. Eso tiene que definirlo una autoridad competente y tengo entendido de que el MSM va a seguir ese camino. Será, pues, un juez o una autoridad que determine si hubo o no transfugio.
— ¿Cuál es su condición política actual en relación al MSM?
— No respondo a la estructura orgánica del MSM y todas las acciones políticas de ese partido no me corresponden, ni las mías afectarán al MSM. Es un total alejamiento.
— Siempre dijo que usted es de corriente de izquierda, ¿no es de izquierda el MSM?
— Desde que entré a la política, desde la universidad, siempre hice todo lo posible por estar en la izquierda; eso es lo que requiere el país. El movimiento popular ha sido el que fue excluido, marginado e incluso menospreciado en su propio país. Necesitamos reequilibrar esa balanza, por eso es que me asumo de izquierda.
En los últimos meses, ante la ruptura con el MAS, el MSM ha comenzado a tomar decisiones muy cercanas a la derecha, al conservadurismo y a esa corriente de los partidos tradicionales, de Samuel Doria Medina, Jorge Quiroga y los resabios del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). No le definiría al MSM como un partido de derecha, serán los dirigentes y la sociedad los que lo juzguen. Sí puedo estar convencido de que se ha alejado de la izquierda.
— ¿Cómo define al MAS?
— Es el movimiento popular hecho partido, porque son las organizaciones que, a través de prácticas propias en el MAS, constituyen su estructura de partido. El liderazgo del presidente Morales no es uno de un político más, sino un liderazgo que engloba cuestiones culturales, étnicas y origen rural-campesino. Es un partido completo en cuanto su fisonomía popular, al que el vicepresidente Álvaro García Linera le dio un contexto académico para darle una fisonomía de izquierda.
— Alguna vez admitió estar cerca del MAS, ¿ahora es del MAS?
— Yo diría que sí, estoy dentro del MAS, lo he estado desde 2006. Cuando tuvimos una alianza desde el MSM, incluidos Revilla, Del Granado y otros diputados, tomamos la decisión arriesgada y temeraria de darle apoyo incondicional al Presidente; es decir, retirar nuestra sigla e ir con la sigla del MAS. Por eso es que la papeleta electoral dice MAS, sin alianzas, ni siquiera un asomo de verde (el color del MSM).
Asumimos en su totalidad el programa de gobierno del MAS, porque en ese momento nosotros no habíamos elaborado uno; además, repetimos y ratificamos la alianza en 2009. En 2005, cuando ganamos las elecciones, los diputados del MSM participamos en la bancada del MAS durante cuatro años. Sigo en ese proyecto, respaldando al Presidente, al MAS y al proceso.
— ¿Tanto ha sido el compromiso del MSM, como dice, que se entregó completamente?
— Pese a que fue temeraria y arriesgada, fue una decisión valiente y de avanzada porque nos despejamos de siglas, colores e incluso de intenciones personales y decidimos apoyar al MAS, porque estábamos convencidos de que es la opción que necesita este país.
Si bien fue una decisión bien compleja, fue una de avanzada de un movimiento que estaba dispuesto a ceder sus aspiraciones en función de un país. Así lo entendí; por una cuestión, a mi gusto, de forma rompimos y al día siguiente el MSM comenzó a sabotear, boicotear y tratar de que fracase eso que decidimos apoyar con tanta vehemencia en 2006. Para mí, no era congruente; yo no tengo dos vidas y en esta vida quiero ser consecuente y quiero terminar de hacer lo que he empezado, eso es tratar de que Morales termine con éxito este proceso.
— ¿Y su curul?
— Desde que el MSM rompió con el MAS es tema de debate; el masismo dice que es suyo y el MSM también, incluso hay gente que dice que el curul es de Evo y Juan, los líderes. Es medio ocioso debatir eso, es mejor que quien tiene dudas consulte a la autoridad competente y ésta que decida; si decide en contra mía y tengo que irme a casa, no tengo ningún inconveniente.
— ¿Qué proyección cree que tiene el MSM hacia 2014? ¿Es una apuesta también valiente y temeraria?
— Sí, temeraria, pero no valiente. Ha sido una decisión superficial porque es muy difícil que en proceso de transición, como fue entre 2003 y 2009, aparezcan tan rápido dos opciones para conducir el proceso de cambio. Entonces, pretender de un día para otro que Evo iba a deslucirse o iba a surgir otra conducción del proceso, no era buen cálculo. Las encuestas lo están ratificando.
— ¿Le da fe a una eventual victoria del Del Granado?
— El pueblo boliviano es soberano a la hora de tomar decisiones por quien vea conveniente. Nunca me ha gustado ese tipo de cálculos. Pero las encuestas están, lamentablemente, en contra del MSM.
— ¿Cómo va este proceso?
— Es exitoso. A veces, los medios de comunicación y el ruido que genera la oposición no nos permiten ver con claridad la realidad. El BID ha dicho que ésta es la tercera economía de la región. Durante décadas, desde pequeño, he visto cómo mi país era el último de todos en los índices de pobreza, mortalidad, inflación o macroeconómicos, siempre peleando con Haití el último puesto y rara vez lo hemos ganado.
Ahora estamos peleando con grandes potencias este buen momento de la economía gracias a una buena administración. Aparte de eso, Naciones Unidas, la CAF, el BM y otras instituciones que reconocen nuestra lucha contra la pobreza o el narcotráfico, sobre cómo hemos frenado los cultivos de coca, cómo estamos empezando este proceso de industrialización, cómo estamos avanzando en devolverle la dignidad al pueblo boliviano, sacarle del analfabetismo...
Por eso es exitoso. De que tiene sombras, las tiene, es real. Pero, hasta el momento, esas sombras  no son superiores a los éxitos que han tenido el Presidente y el país.
— ¿Qué hizo mal el Gobierno y el MAS?
— Necesitamos impulsar un debate profundo sobre el nuevo ser humano. Ya lo tenemos claro en cuanto al modelo económico y político.

Perfil
Nombre: Javier Zavaleta López
Nació: 20-08-1970, La Paz
Profesión: Arquitecto
Cargo: Presidente de la Comisión de Planificación de la Cámara de Diputados.
Carrera
Es actual diputado uninominal de la Circunscripción 8 de La Paz. Es uno de los fundadores del MSM y fue director de Mantenimiento durante el mandato del alcalde Juan del Granado. “Conozco La Paz desde sus bóvedas alejadas hasta sus vertientes de ríos”, dice.  

Publicado en el suplemento Animal Político de La Razón

Imagino ‘que la Corte nos habrá dado la razón’ ante Chile

Hace una pausa en sus ajetreos del viaje a Holanda, donde residirá en los próximos años. Cuenta que tiene una buena impresión de su colega chileno Felipe Bulnes, a quien contactó en persona para definir los plazos del proceso. Es Eduardo Rodríguez Veltzé.



Rubén D. Atahuichi López / La Paz
00:03 / 28 de julio de 2013
 
Su casa en La Paz quedó casi vacía. Los albañiles comienzan a repararla para el próximo inquilino. Un jardinero retira las matas y el parrillero está repleto de enseres. Él y los suyos acaban de trasladarse a otro lugar mientras terminan de preparar su viaje a La Haya, en Holanda, donde residirán los próximos años. Con cierto aire de nostalgia, Eduardo Rodríguez Veltzé habla con La Razón antes de partir...
Él se irá antes del 10 de agosto y su familia lo hará unos días después; sus dos hijos adolescentes deberán comenzar sus clases el 20.
Muy buen anfitrión, el ex Presidente de la República (2005-2006) trae dos sillas empolvadas, las limpiamos juntos y comenzamos a hablar sobre el pasto recién cortado. Una primera certeza suya que llama la atención es que considera que ni los bolivianos ni los chilenos de esta generación provocaron la guerra de 1879 y que, por esa condición, es posible un acuerdo con los vecinos sobre el diferendo marítimo. Así, imagina que al final del juicio en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya ésta habrá dado la razón a Bolivia, que busca volver al mar.
— ¿Listo para trasladarse a Holanda?
— Estoy en los últimos afanes burocráticos y domésticos, pero prácticamente listo.
— ¿Dónde va a residir?
— En La Haya.
— ¿Ya tiene todo arreglado para llegar allí?
— Estamos en eso. Estoy trabajando con la misión para encontrar residencia y afinar los detalles propios del traslado.
— ¿Cuándo se va exactamente?
— Yo estimo que será entre el 5 y 10 de agosto.
— ¿Qué conoce de la ciudad?
— Muy poco. He estado en un par de ocasiones y en estadías muy breves, que correspondían a las audiencias que se celebraron en la Corte. Conozco muy poco, pero tengo un entusiasmo muy grande por conocer mejor no sólo la ciudad, sino los Países Bajos.
— En este tipo de situaciones, el idioma suele ser una trampa…
— Entiendo que gran parte de la población habla inglés. Yo hablo inglés, será el idioma que utilice, pero me he propuesto también aprender holandés, es un desafío personal.
— ¿Alguna vez estuvo mucho tiempo fuera del país?
— Cuando estudiaba en Estados Unidos y luego, una temporada, en España. No es ajena para mí la experiencia de vivir fuera.
— ¿Percibe algún temor o nostalgia de vivir afuera?
— Al contrario, yo encuentro que es un privilegio para cualquiera tener una experiencia en un país distinto al suyo. Eso enriquece mucho las relaciones humanas y amplían los horizontes.
— ¿Cómo sucedió su nominación como agente?
— Hubo una coincidencia de circunstancias, de vocación, de buenos propósitos y, sobre todo, de una causa que sólo puede sumar gente que aporte y no restar. Entonces, me sumo a algo que es muy importante para todos.
— Dos funciones a la vez, también embajador...
— Sí, pero son complementarias. Entiendo que una hace a la otra, no debería haber dificultades.
— ¿Cómo lo contactaron?, ¿cómo llegaron a convencerlo?
— Tuve algunas reuniones con el conjunto de expresidentes y excancilleres que sirvieron de introducción a la política de Estado sobre este asunto. Ése fue el inicio y, luego, algunas más específicas que condujeron a este requerimiento y mi aceptación de ser parte de un equipo, que no es una tarea individual, que supone sinergias de quienes aportamos a una convicción por la causa.
— ¿Fue el presidente Evo Morales quien lo convenció o la propuesta?
— Las dos cosas. Tenía un convencimiento sobre la propuesta, su viabilidad, su prospecto positivo y también en el ofrecimiento del Presidente, que conduce la política y es la máxima autoridad del país.
— Dijo que de lo que se trata es que se haga justicia. ¿Cuál tendría que ser el resultado al final de su misión?
— El resultado tiene que representar la confirmación de la demanda, que busca que la Corte Internacional de Justicia de La Haya disponga que Chile concluya negociaciones de buena fe, de buen propósito y de manera efectiva, pronta y cumplida con Bolivia para un acceso soberano al (océano) Pacífico. Nuestro propósito es que esa invocación de justicia sea atendida.
— Sin embargo, no todos comprenden esta intención. En sectores opositores de Bolivia cuestionan el porqué de esa vía, y en Chile dicen que es confrontacional.
— Esas voces disonantes o de confrontación son propias de un ámbito democrático, en el que, obviamente, la disparidad de opiniones es la regla. Parece que todas las opiniones pueden ser muy respetables, sin embargo, hay un consenso y convencimiento de que Bolivia tiene una razón para acudir ante la Corte Internacional y, además, razón de justicia para que se restituya su acceso soberano en términos en los que no hay una imposición, menos una acción de fuerza, sino un entendimiento a través de los mecanismos establecidos por la comunidad internacional, el sistema internacional de las Naciones Unidas, que son los espacios que procuran atender estas situaciones como la que ha planteado Bolivia y que, esperamos, sea eficiente también esta vez.
— Lo dijeron los expresidentes, ahora existe política marítima, una política de Estado. ¿Cómo se resume eso?
— Bolivia siempre tuvo una política uniforme de destacar que su enclaustramiento ha sido injusto, de reclamar una transformación de este estado de cosas y en sostener que Chile y, también, Perú deben ser abiertos a una salida para superar este encierro que es tan oneroso para el país.
— ¿Ya está plenamente en curso el proceso judicial contra Chile?
— Está en pleno curso porque la demanda ha sido admitida formalmente, los agentes y representantes de ambos países han concurrido a una audiencia en la que se han fijado los términos para la presentación de las memorias. Este proceso está plenamente en curso, luego le sucederán otras contingencias.
— ¿Hay posibilidad de que Chile pueda zafarse del proceso con argumentos como, por ejemplo, que ésa no es la jurisdicción?
— Yo prefiero no especular, que el proceso siga el curso que corresponde.
— ¿Cuál la esencia del proceso?
— Es la búsqueda de justicia, de una solución conveniente y equitativa, que restituya a Bolivia una salida soberana y que ésta sea de manera convenida y de buena fe con Chile. Que se atienda intereses mutuos y, sobre todo, se repare una situación que no la provocamos quienes somos parte de esta generación; nosotros no fuimos parte de la guerra ni quienes viven hoy en Chile. Somos tres generaciones posteriores a aquélla que tuvo que enfrentarse por las armas. No necesitamos enfrentarnos, sino convenir soluciones para lo que la guerra generó. Estamos, bolivianos y chilenos, a la altura de lograr este desafío.
— ¿En qué condición están Chile y Bolivia en este diferendo?
— Ambos son países soberanos y con plena capacidad para adoptar posiciones que estimen convenientes. Sin embargo, por encima de estas posiciones soberanas hay una filosofía de paz, de justicia, de confraternidad y de solución de problemas añejos, de interés continental, que deben atenderse.
— ¿Qué sensación tuvo al ver por primera vez a su colega Felipe Bulnes en La Haya?
— Tengo una primera buena impresión del agente chileno, Felipe Bulnes, con quien logramos acordar los términos que llevamos a la primera audiencia ante la Corte para la presentación de memorias. Nada más.
— ¿Cómo fue ese primer procedimiento de reunirse con el agente y el titular de la CIJ de La Haya?
— Fue una reunión muy formal en la que las partes expresaron su saludo de cortesía y se expresaron los alcances del convenio preliminar, que fueron confirmados por el pleno de la Corte y que días después se los expidió a través de una orden.
— ¿Qué actitud percibió de parte del presidente de la Corte, Peter Tomka?
— La Corte expresa el mejor ánimo cuando las partes convienen situaciones que deben ser idealmente resueltas de manera preliminar, como son ciertos plazos. Pero el fondo de la controversia es un tema que compete a la Corte, yo prefiero no especular y simplemente reiterar que Bolivia confía en la imparcialidad y eficiencia de ese alto tribunal.
— ¿Se puede afirmar que en el primer momento de este proceso hubo concordia entre ambos países?
— Por los resultados de la primera audiencia, sí.
— ¿Qué es una memoria?   
— Es el conjunto de documentos que procura reflejar las pruebas que respaldan lo que se afirma en la demanda.
— Técnicamente, ¿qué contendrá ese documento?
— Documentos de orden histórico, diplomáticos y argumentos jurídicos.
— Jurídicamente, ¿cómo es posible “obligar” a Chile a sentarse a resolver el diferendo marítimo?
— Ésa es la petición que tiene el Estado boliviano frente a la Corte y que se explica por sí misma: que haya una disposición que permita que ambos países lleguen a determinados acuerdos.
— ¿Encontró respaldo a la propuesta en las reuniones que sostuvo?
— De momento, sólo puedo afirmar que estamos en un proceso en curso y serán los resultados de ese proceso los que reflejen esas impresiones. Por ahora no puedo informar nada más.
— ¿Con qué sectores políticos se ha reunido para socializar esta iniciativa?
— A través de los medios y con algunas iniciativas de orden académico y regional que me han permitido compartir con la ciudadanía algunos de estos extremos.
— Es obvio, hay temas sensibles en este juicio. ¿Qué es posible comunicar y qué no acerca del caso?
— La petición boliviana tiene que argumentarse en un proceso contradictorio, que significa que Bolivia hace sus planteamientos y Chile tiene la oportunidad de rebatirlos. Y el espacio de esa controversia es la Corte. No son necesariamente los medios que cubren los alcances de esa controversia, pero yo no puedo, como agente y representante de Bolivia, hacer explícitos esos argumentos; los haremos en su oportunidad y en los ámbitos llamados para ello.
— Usted tiene una enorme responsabilidad en la misión, ¿cómo imagina las relaciones de Bolivia y Chile al terminar el juicio?
— La Corte nos habrá dado la razón y que Bolivia y Chile habrán encontrado un derrotero de concordia y armonía, y que habremos resuelto uno de los problemas más antiguos del continente. Ésa es mi esperanza.
— Se dice que hasta septiembre habrá sentencia en el diferendo Chile-Perú. ¿Puede incidir eso en el caso boliviano?
— Muy poco, es prematuro especular sobre los alcances de esa sentencia y yo profiero no hacerlo.
— ¿Qué mensaje piensa respecto de su misión?
— Reiterar, como en anteriores oportunidades, que el servicio público compromete una vocación, una alta responsabilidad, que lo hago con una enorme satisfacción y, sobre todo, con la esperanza de que esta política que ha marcado el presidente Evo Morales sea responsabilidad de todos en lo que les toca, no solamente la gente y todas las instituciones, sino que todos los bolivianos tengamos fe en este nuevo emprendimiento de alcance nacional.
— ¿Qué diferencia encuentra entre las misiones públicas que le tocó ejercer? Ser titular de la Corte Suprema, presidente de la República y ahora agente y embajador...
— La naturaleza de las funciones difiere, pero hay algo en común, que es el servicio que uno debe asumir siempre en honor a la Patria, al sentido del bien común y, sobre todo, en este caso muy particular, en la búsqueda de la justicia.
— ¿Será una misión más compleja que las otras?
— Cada cual tuvo sus complejidades. Ésta es, sin duda, una más.

Publicado en el suplemento Animal Político de La Razón