jueves, 7 de octubre de 2010

El “día negro” de Los Tiempos

Rubén D. Atahuichi López*
En una charla antes de siquiera pensar en ser diputado, Jorge Medina reflexionaba conmigo acerca de por qué para los afrobolivianos y, claro, para los descendientes africanos de todo el mundo, es racista llamar a cualquier desgracia, accidente o día aciago “negro”: “Octubre negro” o “Día negro”. No es que la palabra negro esté proscrita para el ahora diputado, sino es simplemente despectiva, racista o discriminatoria cuando se refiere a algo fatídico, nefasto, funesto, fatal, siniestro, ominoso, triste o adverso.
Es, pues, degradante, y rememora tiempos de esclavitud de esa raza de hombres, que en Bolivia tienen origen en tiempos de la Colonia.
En 2007, en Nueva York, el Concejo de la ciudad prohibió el uso de esa “palabra N”, como dicen, en la forma despectiva. Y, precisamente, para evitar herir sensibilidades, en Estados Unidos y varios países del mundo los medios eluden la palabra al referirse a los acontecimientos funestos. Por eso se llamó 11-S al día de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y 11-M al de los trenes en Madrid, en 2004.
En Bolivia, es fácil para los medios y la misma ciudadanía usar la palabra. Eso pasó durante los conflictos de febrero de 2001, cuando una refriega de policías y militares terminó con decenas de muertos, y octubre de 2003, cuando fuerzas militares dejaron al menos 69 muertos antes de la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada. Varios medios titularon como no es recomendable, aunque los textos con la “palabra N” pasaron desapercibidos debido a la poca cultura antirracista.
Aparentemente, la historia no ha cambiado unos años después…
Casualidad, ingenuidad o provocación, el diario Los Tiempos acaba de incurrir en el gafe (llamémoslo así por ahora), en coincidencia con la polémica que ha desatado el artículo 16 del proyecto de Ley contra el Racismo y toda forma de Discriminación, referido a la sanción y suspensión de licencia de medios en casos en que fomenten el racismo y la discriminación. “Día negro en Ecuador”, tituló en apertura el periódico cochabambino el viernes 1 de octubre, día en que a su vez centenares de periodistas protestaron en distintas partes del país contra el proyecto en discusión en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Claro que Ecuador, y su presidente Rafael Correa, sufrieron un día fatídico, con dos muertos y decenas de heridos, una jornada de insubordinación de policías en todo el país, considerada como un apresto golpista. No importa la dimensión que haya tenido el día, pero de ahí llamarlo como lo hizo Los Tiempos, nos falta mucho que reflexionar…
No digo que es el lenguaje común de los medios en el país, pero llama la atención que en plena polémica antirracista haya surgido un titular de primera plana de ese tipo. Quizás sea la oportunidad de reflexionar sobre el fondo del proyecto de ley, que, dicho sea de paso, ya ha movido también el imaginario popular, que ahora especula sobre cómo será el trato personal y colectivo cuando la ley esté promulgada. Hasta con sorna, la gente dice que aproveche el momento para mandarse los ajos y pimientas mientras pueda, porque, dichos éstos en medios por parte de periodistas y fuentes, después serán para “cárcel” o “clausura”, y Los Tiempos no la pasaría bien así como se supone.
No me preocupa tanto el asunto (la sanción) más que la violación de los derechos constitucionales de información y comunicación por parte de ciertos periodistas y medios de información. Porque, al final de cuentas, quien nada tiene nada teme. Seguro que argumentarán ahora que cualquier sanción puede derivarse de decisiones subjetivas, políticas o arbitrarias.
Al defender la libertad de prensa y expresión también hay que reivindicar y promover los derechos de la gente, nuestro público.
*Periodista

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